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  • Otra empresa que se va: Whirlpool cierra su planta de Pilar y deja 220 familias en la calle

    Concordia » Hora Digital

    Fecha: 27/11/2025 15:30

    La crisis en el mercado interno y la creciente competencia de productos importados sumaron un nuevo capítulo con el sorpresivo cierre de la planta de Whirlpool en el Parque Industrial de Fátima, en Pilar. La compañía anunció este miércoles la desvinculación de 220 trabajadores y puso fin a un proyecto industrial inaugurado hace apenas tres años, durante un contexto económico muy distinto al actual. Según confirmaron fuentes de la empresa, la decisión fue comunicada directamente al personal y ya se negocia con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) un paquete de salida que incluiría indemnizaciones y un plus adicional. El cierre alcanza tanto a operarios como a sectores de ingeniería, calidad y otras áreas vinculadas a la operatoria fabril. “Ellos también son consumidores. Si en el futuro pudiéramos volver a producir, la idea es que la relación sea a largo plazo”, señalaron desde la compañía al referirse al proceso con el gremio. Whirlpool justificó la medida en “un modelo de negocio operativo y competitivo que no pudo lograrse en un contexto de fuerte desaceleración del consumo y aumento significativa de las importaciones”. En un comunicado oficial, la firma habló de una “reconfiguración estructural” que la llevará a concentrarse exclusivamente en actividades de comercio y servicio, garantizando la venta de electrodomésticos y repuestos, pero abandonando la producción local. La planta de Pilar, construida con una inversión de USD 52 millones e inaugurada en octubre de 2022, había sido presentada como un hito regional y un centro exportador: se proyectaban 300.000 unidades al año con 70% destinado al exterior. Hoy no queda rastro de aquel plan. Las fuentes confirmaron que la empresa aún no definió qué destino tendrá la fábrica. “Hay varias alternativas pero todavía no tenemos información”, reconocieron. Entre los trabajadores, la noticia cayó como un mazazo. Ignacio Cabezas, empleado de la compañía, relató en diálogo con FM Plaza 92.1 que “no nos dieron ningún previo aviso, nos acaban de desvincular a toda la empresa, incluido el personal de administración y recursos humanos”. Según detalló, los operarios permanecen reunidos en la planta en señal de protesta: “Estamos todos en la playa y no nos vamos a ir hasta que nos den una respuesta coherente”. La explicación transmitida por la empresa al personal giró en torno a la caída de ventas y la pérdida de competitividad frente al aluvión de productos importados. Cabezas describió que un lavarropas de la marca, de siete kilos, se vendía entre 800 mil y un millón de pesos, mientras que “una marca china puede conseguirse a mitad de precio”. En las últimas semanas, la producción había caído de 500 o 600 unidades diarias a apenas 400, lo que ya había derivado en la salida de trabajadores eventuales. La situación se agravó con la continuidad de la apertura importadora impulsada por el Gobierno de Javier Milei, una política que golpea de lleno a la industria nacional. Desde la empresa reconocieron que la llegada masiva de productos del exterior fue determinante para precipitar la decisión. En diálogo con medios locales, Cabezas agregó otra versión transmitida por los directivos: “Se nos comentó que es más barato traer de afuera el producto y venderlo, no quieren fabricar más en la Argentina”. Al panorama se suma que, en 2023, Whirlpool ya había cesanteado a 60 operarios debido a la caída de la actividad. La filial brasileña, dueña de marcas como Brastemp y Consul, indicó ahora que la medida forma parte de “lineamientos estratégicos de eficiencia operativa y asignación responsable de recursos”, en línea con su reorganización regional. La compañía mantendrá por el momento sus oficinas comerciales y depósitos sobre Ruta 8, desde donde continuará con la importación, venta y distribución de productos hasta agotar su stock. El escenario pone en evidencia una misma tendencia: con un mercado interno desplomado, costos que siguen subiendo y una política económica que premia lo importado por sobre lo producido en el país, cada vez más empresas evalúan abandonar o reducir su operación industrial en Argentina. Whirlpool se suma así a una larga lista de firmas que, en plena gestión libertaria, recortan personal, frenan inversiones o directamente bajan la persiana de su producción. Un síntoma más de un modelo que, en nombre de la eficiencia, termina expulsando empleo, achicando el tejido productivo y dejando a cientos de familias sin respuestas.

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