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» Diario Cordoba
Fecha: 23/11/2025 11:00
El atún rojo es un ejemplo de cómo una especie amenazada por la sobrepesca puede recuperarse de forma notable en el Mediterráneo. En solo dos décadas, ha pasado de estar bajo mínimos a resurgir de forma esperanzadora, y ello, gracias a los estrictos controles implantados bajo supervisión científica. Por ello, las reservas de atún para el futuro parecen aseguradas. Hace veinte años, las grandes flotas pesqueras navegaban por el Mediterráneo devastando las poblaciones de atunes, gracias a una falta de regulación legal que impusiera límites. Desde los años 90 hasta el 2000 la situación se volvió crítica y, aunque no podía hablar de peligro de extinción, las poblaciones bajaron estrepitosamente. Pesca masiva sin ningún control "Había demasiados barcos que pescaban demasiado atún rojo", comenta Tristan Rouyer, ecólogo de pesquerías del Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar (IFREMER) al portal Euronews. "No había ningún tipo de control. La pesca ilegal estaba a la orden del día. Se capturaban muchos peces pequeños y grandes sin llevar la cuenta de cuántos", añade el científico. Un experto manipula un atún para su seguimiento / Ifremer En esta situación, los expertos hicieron sonar la voz de alarma: el atún rojo estaba desapareciendo y era necesario adoptar medidas concretas. Las movilizaciones de los grupos ecologistas recibieron el rechazo de la industria pesquera y muchas autoridades, pero finalmente se lograron establecer limitaciones a la pesca de esta especie. 2007, el año en que todo cambió Fue así como en 2007 echó a andar la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA), que impuso cuotas pesqueras a las flotas, redujo las temporadas para faenar e implantó inspecciones a las embarcaciones. De este modo, las capturas de atún rojo pasaron de las 60.000 que habitualmente se registraban a principios de siglo a las 10.000 toneladas en 2007. Desde entonces, las medidas adoptadas incluyen controles de tipo científico, como la colocación de dispositivos electrónicos en atunes para estudiar sus patrones de migración, el sobrevuelo en avión para contar los bancos de atún e ir comparando sus poblaciones de un año a otro, el trazado de la ruta de cada ejemplar desde que es pescado hasta que se consume. El barco oceanográfico del Ifremer 'Pourquoi pas?' surcando el Mediterráneo / Ifremer De este modo se ha podido saber con certeza cómo evolucionan las poblaciones de atunes, y no se ha dejado dicho control solo en manos de la industria, cuyos datos pueden ser susceptibles de inexactitudes. Las poblaciones aumentan Fruto de esta regulación desde la UE, las poblaciones aumentaron desde ese año. “Hemos visto un gran aumento de peces entre 2000 y 2020”, afirma Tristan Rouyer, ecólogo de pesquerías de IFREMER, entidad científica que participa en el control de los peces mediante dispositivos electrónicos. Según afirman los expertos, la cantidad de ejemplares parece haberse estabilizado a partir de 2020 y se investigan las claves para saber las causas de este hecho. No bajar la guardia en los controles parece ser la clave para asegurar el futuro del atún en el Mediterráneo y el Atlántico oriental. Rouyer alerta de que la pesca ilegal vuelve a propagarse en algunas zonas, por lo que insta a estrechar la vigilancia para evitar que se repita la situación del pasado.
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