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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 12/10/2025 04:51
Bajo los pies de millones de personas… la Ciudad de México se está hundiendo. No es una metáfora. Es literal. Cada año, el suelo de esta ciudad baja entre 10 y 30 centímetros. Y en lugares como Iztapalapa o Tláhuac, el descenso llega a casi 40. Lo peor es que no hay manera de detenerlo. Hace siglos, aquí no había avenidas ni edificios. Había agua. La gran Tenochtitlán flotaba sobre un sistema de lagos que reflejaba el cielo. Pero con el tiempo, los conquistadores drenaron ese espejo natural para construir sobre tierra húmeda, frágil, hecha de arcilla.Y hoy, esa decisión antigua le está cobrando factura a toda una ciudad. Cada vez que abrimos una llave, bebemos o nos bañamos, estamos extrayendo agua del mismo suelo que nos sostiene. Y mientras el acuífero se vacía, la tierra se colapsa. Se fracturan las calles, se hunden las casas, se inclinan las iglesias, se agrietan las estaciones del Metro. Según la UNAM, hay más de 590 puntos críticos donde el terreno ya se está partiendo. En algunos barrios, las tuberías quedan por encima del nivel de las casas. Los drenajes colapsan, las lluvias ya no se van. Y cada tormenta es un recordatorio de que vivimos sobre lo que una vez fue un lago. Pero no todo está perdido. Los científicos insisten en que aún podemos adaptarnos, dejar de sobreexplotar el subsuelo y aprender a convivir con la tierra… en lugar de pelear contra ella. Cuando el ser humano olvida de dónde viene, la vida misma se encarga de recordárselo. Porque así como la ciudad se hunde por olvidar su lago, también nosotros nos hundimos cuando dejamos de cuidar lo que nos sostiene. Haz que más personas se enteren de este importante dato. Basado en estudios científicos realizados por la UNAM y el Instituto de Geografía de México. Esta historia ha sido adaptada con un estilo narrativo emocional para fines de divulgación y reflexión ambiental. La Ciudad de México sufre de un fenómeno geológico llamado subsidencia La Ciudad de México es una de las principales urbes de Latinoamérica y enfrenta un problema que podría mitigarse con el uso de tecnología: se está hundiendo a un ritmo alarmante. Se estima que el hundimiento alcanza hasta 50 centímetros por año debido a un fenómeno conocido como subsidencia. Según la definición del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (Inegi), la subsidencia es el hundimiento paulatino de la superficie del suelo, lo que provoca agrietamientos en el terreno. Este fenómeno está principalmente relacionado con actividades de minería o con la extracción de líquidos del subsuelo. En el caso específico de la Ciudad de México, existen dos factores que explican el problema. Según recoge Gizmodo, la causa principal se encuentra en la historia misma de su fundación. La ciudad fue construida sobre lo que antiguamente fue el Lago de Texcoco. El origen de este asentamiento se remonta al año 1325, cuando los aztecas fundaron Tenochtitlán en el centro del lago. La ciudad fue construida sobre chinampas, islas artificiales formadas con tierra y vegetación sobre estructuras flotantes. De esta manera, surgió una de las urbes más avanzadas de su época, con canales navegables y complejas redes de abastecimiento de agua. No obstante, en 1521, tras la llegada de los conquistadores españoles y la destrucción de Tenochtitlán, se edificó la actual Ciudad de México sobre esos mismos cimientos, sin considerar los riesgos de construir sobre un lago desecado. El segundo factor que contribuye al hundimiento es la continua extracción de agua del subsuelo. “El subsuelo es como una esponja: sacamos el agua y luego se deforma, porque pierde volumen”, explica Darío Solano-Rojas, científico especializado en detección remota de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a Wired. La magnitud del hundimiento depende del tipo de sedimento presente en cada zona de la ciudad, ya que el antiguo lago no dejó capas uniformes de arcilla y arena. “Eso genera muchos comportamientos diferentes en la superficie”, agrega Solano-Rojas. Fuente: Badabun – Infobae
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