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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/10/2025 06:44
León XIV y Francisco (...) amar al otro como si el otro fuese Cristo (Mt. XXV, 39-40) y amarle como si uno mismo fuese Cristo (Job XV, 9-12 y XVII, 26), de P. Laín E. en Ontología de la comunicación amorosa (T. y R. del otro, Ed. Alianza, pág. 678). Si olvidáis los amigos, burla hacéis del artista, Pobre comprensión dais al genio más profundo, Dios sabe perdonarlo; pero nunca perdona Que turbéis la paz de los amantes. (Lo imperdonable - Friedrich Hölderlin (1800/1805), traducción de Hans Gebser y Cernuda; en Noria Gasó Gómez sobre Luis Cernuda, pág. 29, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona 2013 – el agregado de este texto del poeta preferido de Jorge Bergoglio nos pertenece) Desde nuestro país estamos llamados hoy a comentar brevemente los últimos documentos pontificios del papa Francisco sobre el Corazón y el Amor de Cristo: Dilexit nos (“Él nos amó”) y Dilexit te (“Yo te he amado”). El primero fue publicado el 24 de octubre de 2024 y el último, completado y enriquecido por el papa León XIV, se dio a conocer el 9 de octubre pasado. Nuestra mirada no puede dejar de referirse a esos documentos complementarios sobre el amor interhumano, escritos desde el corazón magisterial de sus autores, cuando los argentinos somos en muchos aspectos la expresión de su antítesis. Por eso, en unas pocas líneas finales, nos referiremos a ello. Dilexit nos del papa Francisco Dilexit nos Así se titula la cuarta encíclica del papa Francisco, publicada el 24 de octubre de 2024, día en el que casualmente este cronista y su esposa Alicia fuimos recibidos muy temprano —por última vez— por Su Santidad. Este primer documento se centra en la recuperación del “amor humano y divino del Corazón de Jesucristo”. En una breve referencia nos dice: “El corazón es el lugar de la sinceridad, donde no se puede engañar ni disimular. Suele indicar las verdaderas intenciones, lo que uno realmente piensa, cree y quiere, los ‘secretos’ que a nadie dice y, en definitiva, la propia verdad desnuda. Se trata de aquello que no es apariencia o mentira, sino auténtico, real, enteramente ‘propio’” (n. 5). El término “corazón” es un concepto abandonado. En el mundo actual, al hablar del ser humano se prefiere referirse a la razón, la voluntad o la libertad (n. 10). Se divorcia la inteligencia de los sentimientos cuando el corazón los une. Debemos dejar brotar preguntas decisivas: “¿Quién soy realmente? ¿Qué busco? ¿Qué sentido quiero que tengan mi vida, mis elecciones o mis acciones? ¿Por qué y para qué estoy en este mundo? ¿Cómo querré valorar mi existencia cuando llegue a su final? ¿Qué significado quisiera que tenga todo lo que vivo? ¿Quién quiero ser frente a los demás? ¿Quién soy ante Dios?”. Y “estas preguntas me llevan a mi corazón”. En dicha encíclica, el papa Francisco invita a pedir a Dios que este “mundo que sobrevive entre las guerras, los desequilibrios socioeconómicos, el consumismo y el uso antihumano de la tecnología, pueda recuperar lo más importante y necesario: el corazón” (n. 31). No quedar atrapado en el engranaje perverso del dinero Afirma con firmeza que “hoy todo se compra y se paga, y parece que la propia sensación de dignidad depende de cosas que se consiguen con el poder del dinero. Solo nos urge acumular, consumir y distraernos, presos de un sistema degradante que no nos permite mirar más allá de nuestras necesidades inmediatas y mezquinas. El amor de Cristo está fuera de ese engranaje perverso y solo Él puede liberarnos de esa fiebre donde ya no hay lugar para un amor gratuito” (n. 218). Nuestro corazón y los más pequeños de la sociedad “Jesús aportó la gran novedad del reconocimiento de la dignidad de toda persona, y también, y sobre todo, de aquellas que eran calificadas de ‘indignas’. Este nuevo principio de la historia humana, por el que el ser humano es más ‘digno’ de respeto y amor cuanto más débil, miserable y sufriente, hasta el punto de perder la propia ‘figura’ humana, ha cambiado la faz del mundo, dando lugar a instituciones que se ocupan de personas en condiciones inhumanas: los neonatos abandonados, los huérfanos, los ancianos en soledad, los enfermos mentales, personas con enfermedades incurables o graves malformaciones y aquellos que viven en la calle” (n. 170). Construir una nueva civilización del amor Junto al Corazón de Cristo, en medio del desastre que ha dejado el mal (de nuestros pecados), el Corazón de Cristo reclama nuestra colaboración para reconstruir el bien y la belleza (n. 182). ¿Cómo hacerlo? Francisco lo indica: pidiendo perdón, abriéndose al diálogo con el hermano, restableciendo el vínculo en la fraternidad. El perdón sana y hace soportables las heridas (n. 189). Hay que salir de sí mismo y evitar profesar el individualismo. “¿Qué culto sería para Cristo si nos conformáramos con una relación individual sin interés por ayudar a los demás a sufrir menos y a vivir mejor? ¿Acaso podrá agradar al Corazón que tanto amó que nos quedemos en una experiencia religiosa íntima, sin consecuencias fraternas y sociales?” “Si te encierras en tus comodidades, eso no te dará seguridad: siempre aparecerán temores, tristezas, angustias. Quien no cumple su misión en esta tierra no puede ser feliz, se frustra. Entonces, mejor déjate enviar, déjate conducir por Él adonde Él quiera. No olvides que Él va contigo: no te lanza al abismo ni te deja abandonado a tus propias fuerzas. Él te impulsa y va contigo” (n. 215). Dilexit te, exhortación apostólica del papa León XIV El papa León XIV publicará “Te he amado”, su primera exhortación apostólica, el jueves 9 de octubre La primera exhortación apostólica del papa León XIV, Dilexi te (“Te he amado”), es un llamado a los discípulos a “reconocer a Nuestro Señor Jesucristo en los pobres y en los que sufren”. Fue proyectada por el papa Francisco y completada por el papa León XIV. Está claramente basada en la doctrina de la opción por los pobres y constituye un mandato al discipulado católico para servir especialmente a quienes caminan heridos por la vida (para una ampliación de la “opción por los pobres” por el papa León XIV en la Dilexi, puede consultarse al Prof. Carlos Ferré en Rev. de Teología Christus, octubre 2025, s.jesuitasméxico.org, y Máximo Jurcinovic, “León XIV y la llama encendida de Francisco: los pobres en el centro”, Infobae, 09/10/2025). Una voz que denuncie el mal de la economía que mata, la falta de equidad, la violencia contra las mujeres, la falta de asistencia a la salud y a la educación Dilexi te (“Te he amado”) es un documento con 121 puntos donde el Papa denuncia la economía que mata, la falta de equidad, la violencia contra las mujeres, la desnutrición y la emergencia educativa. Retoma el llamado de Bergoglio a favor de los migrantes y pide a los creyentes alzar “una voz que denuncie”, porque “las estructuras de injusticia deben ser destruidas con la fuerza del bien”. Dilexi te El papa León afirma: “Las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, mientras que las de las mayorías están cada vez más lejos del bienestar”. Es insuficiente el compromiso para eliminar las causas estructurales de la pobreza en sociedades marcadas “por numerosas desigualdades”. “La Iglesia, como una madre, camina con quienes caminan. Donde el mundo ve una amenaza, ella ve hijos; donde se levantan muros, ella construye puentes. Sabe que el anuncio del Evangelio solo es creíble cuando se traduce en gestos de cercanía y de acogida; y que en cada migrante rechazado, es Cristo mismo quien llama a las puertas de la comunidad”. Recuerda que “servir a los pobres no es un gesto de arriba hacia abajo, sino un encuentro entre iguales... Por lo tanto, cuando la Iglesia se inclina hasta el suelo para cuidar de los pobres, asume su postura más elevada”. Hay que sostener los “cuatro verbos” de Francisco: acoger, proteger, promover e integrar. No pueden usarse falsas ideologías que deforman la realidad. Textualmente dice el papa León: “no podemos decir que la mayor parte de los pobres lo son porque no hayan obtenido ‘méritos’, según esa falsa visión de la meritocracia en la que parecería que solo tienen méritos aquellos que han tenido éxito en la vida”. Falsas ideologías y malos cristianos Sucede, dice el papa León, que a veces son los propios cristianos quienes se dejan “contagiar por actitudes marcadas por ideologías mundanas o por posicionamientos políticos y económicos que llevan a injustas generalizaciones y a conclusiones engañosas”. Un síntoma de esta mentalidad es que el ejercicio de la caridad resulte, a veces, “despreciado o ridiculizado, como si se tratase de la fijación de algunos y no del núcleo incandescente de la misión eclesial”. “Como cristianos, no renunciamos a la limosna. Es un gesto que se puede hacer de diferentes formas y que podemos intentar hacer de la manera más eficaz, pero es preciso hacerlo. Y siempre será mejor hacer algo que no hacer nada. En todo caso, nos llegará al corazón. No será la solución a la pobreza mundial, que hay que buscar con inteligencia, tenacidad y compromiso social. Pero necesitamos practicar la limosna para tocar la carne sufriente de los pobres”. Es necesario un cambio cultural “Un cambio de mentalidad”, dice León XIV, y formula un llamado a todo el Pueblo de Dios para que haga oír, “de diferentes maneras, una voz que despierte, denuncie y se exponga”. “Las estructuras de injusticia deben ser reconocidas y destruidas con la fuerza del bien, a través de un cambio de mentalidad, pero también con la ayuda de las ciencias y de la técnica, mediante el desarrollo de políticas eficaces en la transformación de la sociedad”. La realidad del odio que oprime el Sagrado Corazón de Jesús La foto del niño que yace muerto en una playa del Mediterráneo representa con un crudo realismo el mundo demoníaco actual. Simboliza también, entre nosotros, las miles de muertes de nonatos a causa del aborto, la muerte lenta de niños por falta de alimentos en familias sumidas en la pobreza extrema en el país de las vacas gordas, la muerte de niños internados en hospitales porque el Estado nacional se retira aduciendo no tener fondos para la compra de medicinas, y los que mueren o yacen muertos en vida en las esquinas de barriadas pobres, ahogados por el consumo de estupefacientes y el avance del narcotráfico. El camino colectivo del amor es la fraternidad, que es lucha por la justicia La realidad política y social y el “retiro del Estado nacional” en la atención de las necesidades del pueblo representan una bajeza de la moral pública, que choca con los sentimientos y la palabra de Francisco y de León en sus documentos pontificios referidos. Pero también, y en especial en Fratelli Tutti del papa Francisco y en la Doctrina Social de la Iglesia en general (capítulo cuarto, Exhortación Apostólica del papa León), nos dicen que en la fraternidad están involucradas la justicia social —que es lucha por la justicia— y el amor —que es solidaridad y que es lucha por el amor—. Además, las palabras y los gestos de los pontífices señalan que ese acto de interpretación y acción corresponde al “Pueblo fiel de Dios”. La fraternidad nos lleva a la defensa de ciertos principios “no renunciables” Juan XXIII, en su encíclica Pacem in terris de abril de 1963, ya señalaba (y en la DSI se reiteró de modo permanente) las exigencias de los signos de los tiempos, algunas de las cuales siguen vigentes hoy y deberían ser consideradas entre los signos de nuestro país y de nuestro tiempo: en primer lugar, la promoción de los trabajadores en el orden económico, social y político (PT 40 y discursos del papa Francisco) y el reconocimiento de los Movimientos Populares (Exhortación Apostólica de León, n. 80 y 81). Adecuación del derecho laboral y previsional a las nuevas realidades —decía nuestro Papa— sí, pero no atraso; lucha contra la corrupción y mayor control de las entidades sindicales, sí, pero no debilitamiento de sus estructuras no corruptas que impliquen un menoscabo en los beneficios de los afiliados. En segundo lugar, es un principio universal el proceso de descolonización para que no haya pueblos dominadores ni dominados (PT 42-45, Medellín, Populorum Progressio, etc.); ni deuda externa (ver homilías del papa Francisco), ni entrega de nuestros recursos naturales, ni alineamientos automáticos, ni renuncia al multilateralismo (homilías del papa Francisco). A esto hay que agregar una tercera: la lucha definitiva contra el “estado de corrupción” existente en las estructuras de los Estados (ver Corrupción y pecado, Jorge Bergoglio, y notas en Infobae 11/08/18; 01/05/21; 15/04/23; 18/11/23; 31/08/25), y en particular contra la penetración del tráfico, contrabando y distribución de drogas en la vida política. El Estado nacional que se retira del control aéreo o fluvial, del territorio o de las fronteras, del control policial y del mismo control de la policía, es un Estado cómplice del crimen organizado.
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