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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/10/2025 04:34
Javier Milei en Corrientes “Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne. Hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa. Suban, si les parece. Claro que yo no respondo si bajan echando sangre por boca y narices.” Nicanor Parra, poeta, físico y matemático (Versos de salón) El gobierno de Javier Milei no es apto para cardíacos. Como una montaña rusa. A gran velocidad sube, baja, gira bruscamente, acelera, se detiene, va hacia atrás, todo con una sensación de ingravidez y de no saber hacia dónde se va. Por momentos parece que descarrila, pero vuelve a la vía, siempre al borde. Las elecciones del 26 de octubre serán una instancia objetiva, entre tanto sacudón, para determinar cuánta gente está dispuesta a dar otra vuelta más y cuántos mareados piden bajarse. La rapidez con la que suceden los escándalos, las crisis, los acuerdos inéditos, exhiben a un Presidente que resucita una y otra vez. Se reinventa ante sus fieles con un recital de rock, hace campaña megáfono en mano por las provincias y se abraza más fuerte que nunca a Donald Trump, mientras envía señales de humo a potenciales socios para mostrar gobernabilidad. Las deficiencias se tapan con estridencias. Hay que correr a un costado la espectacularidad del show libertario para advertir cuál es el estado de situación. El histórico respaldo de Estados Unidos, que implicó la intervención directa con la adquisición de moneda argentina, despejó el tránsito hacia las urnas. Scott Bessent compró pesos; Milei, tiempo. El secretario del Tesoro confirmó el swap de 20 mil millones de dólares (una especie de reaseguro cuyo propósito es no ser usado), ratificó el régimen cambiario y consideró que el peso está subvaluado. Como nada es gratis, le puso un precio: echar a China del país. Scott Bessent y Luis Caputo La diplomacia de Xi Jinping recordó los compromisos de cooperación con los países de América latina y consideró que los dichos del funcionario se enmarcan en “una mentalidad arraigada en la Guerra Fría”. Para aportar confusión, horas antes, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se había encargado de relativizar a Bessent y el impacto en el vínculo comercial con China. En el Gobierno, generó escozor que apareciera desmintiendo al Tesoro en la previa del encuentro bilateral en la Casa Blanca. Milei logró una garantía para atravesar los 14 días que quedan hasta las elecciones legislativas, y luego deberá ajustar cambios porque no hay margen para que no acumule reservas, hecho que, aún en sus posteos más amistosos, le recuerda la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva. Mauricio Macri dejó en claro en sus dos charlas en Olivos que hay áreas completas en la estructura de Economía que no funcionan (justos las que le interesan, pero una cosa no quita la otra): energía, infraestructura, transporte. Las correcciones económicas quedaron en stand by al igual que las políticas. Eso no significa que se hayan aquietado las aguas, sino que por debajo de la superficie miden fuerzas las diversas tribus del oficialismo. Aguardan que el Presidente defina cómo y cuánto varía el Gabinete, y si eso conlleva a una distinta mecánica en la toma de decisiones. Francos sorprendió al pedir en una entrevista con Infobae en Vivo que los asesores asuman “responsabilidades” y “pongan la firma”. Esa afirmación sólo tiene un destinatario: Santiago Caputo. Lo que dice el jefe de Gabinete es de toda lógica pero lo irónico es que hay sectores que promueven al consultor en su cargo. Quizá lo hizo justamente por eso. Karina Milei, Guillermo Francos y Santiago Caputo El formato de bambalinas está agotado, no sólo a la hora de la negociación política, sino principalmente para la gestión cotidiana. A la competencia interna entre Caputo y Francos –que siempre tuvo picos y descensos- se suma la diferencia con los Menem. El martes a la noche el presidente de la Cámara de Diputados avisó a la Casa Rosada que la oposición llegaba el quórum para la sesión del día siguiente y, sin esperar ninguna venía, el equipo de Caputo entró en operaciones para morigerar el golpe. Los gobernadores de Provincias Unidas hicieron ese miércoles a la mañana un zoom entre ellos para fijar posición respecto del proyecto que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y acordaron rechazar el artículo 3, sobre el plazo de 90 días para expedirse. “Eso puede ser un tiro en contra nuestro en un futuro”, fue el razonamiento. Esa postura fue determinante para que la iniciativa terminara aprobada con modificaciones y volviera al Senado. Estira así el anunciado veto de Milei y la puesta en marcha de la insistencia por parte del Congreso. Esa gimnasia se convirtió este año en la rutina más nociva y en una muestra inequívoca de fragilidad. Francos, el ministro del Interior, Lisandro Catalán; Las Fuerzas del Cielo, Menem, etc, cada uno se atribuía el éxito de las gestiones para ese pequeño logro, como un modo de justificar su supervivencia. En las provincias, en cambio, ven que funcionó más la conveniencia de los mandatarios, que, a la vez, no lograron por impericia o falla de cálculo –admiten desde diversos espacios- que a las 3 de la madrugada resulte rechazado el proyecto de modificación al impuesto a los combustibles líquidos que promovían los gobernadores en su propósito de recuperar fondos. Ahora dicen que ese planteo lo harán en las conversaciones por el Presupuesto 2026. Gobernadores en el Consejo Federal de Inversiones Más abocada a la campaña junto a su hermano, Karina Milei se distancia de las pulseadas. Nada hace pensar que ella pueda perder, sino más bien ganar influencia hacia adelante. Nadie logra descifrar qué quiere decir el Presidente cuando habla de un “equilibrio” de poder en el Gabinete ni cómo evalúa la eficiencia de sus funcionarios, pero por las dudas se han lanzado a demarcar su territorio. Caputo, que porta un ADN depredador, también se ha ocupado de subrayar su rol en la interlocución con Estados Unidos. Jugar un pleno desde el inicio a esa relación sacó de apuros en dos oportunidades al Gobierno. Los libertarios se ilusionan con una victoria módica. El caso de José Luis Espert, asociado al empresario Fred Machado, acusado de narco, provocó un daño fuerte en las encuestas y arrancó la cuenta regresiva para intentar repararlo. Diego Santilli, más allá de no aparecer su foto en la boleta, es el vocero y rostro visible en la provincia. A Karen Reichardt, segunda en la nómina, demoran en autorizarla para dar entrevistas en los medios producto de los riesgos que genera una candidata inexperta. La couchearon y les costó que se quite “el chip de la artista”. Sólo quería hablar de ella y su historia de vida, dicen. Sin contar que en su cuenta de X había viejos comentarios de tono racista y algún que otro tuit anti Messi. Es ahora cuando se siente el costo de haber armado mal las listas. La mejor estrategia del kirchnerismo es no hacer olas. Cuando aparece, la embarra. Como cuando Jorge Taiana, primer candidato en PBA, ninguneó a Reichardt diciendo que su nombre es Karina Celia Vázquez o cuando evitó condenar la dictadura de Nicolás Maduro. Javier Milei con Santilli y Reichardt en San Nicolás El resultado del domingo 26 marcará cuánto respaldo o rechazo tiene el Gobierno. A no ser que ocurra una inmensa catástrofe, nadie lo está pronosticando, la hoja de ruta trazada y comprometida no debería correrse demasiado en los tiempos y etapas previstos. La prioridad para noviembre será el tratamiento del Presupuesto 2026. Es un hecho que la Casa Rosada trabaja para su aprobación, lo que implica concesiones para conseguir los votos, ya que no hay plafón para una tercera prórroga de la “ley de leyes”, como se suele llamar a la norma que refleja recursos y gastos del Estado. El toma y daca con los gobernadores se llevará buena parte de lo que quede del año parlamentario. Es por eso que la intención de Milei es convocar a sesiones extraordinarias durante el verano para debatir las denominadas “reformas estructurales” que forman parte de su agenda original y también le demanda Estados Unidos y el FMI. A priori, se definió un orden cronológico, según cómo observan que va ir impactando una iniciativa sobre la otra, y las necesidades políticas y económicas. La agenda escalonada es: Reforma laboral. Reforma impositiva. Reforma previsional. El Presidente llama a este paquete “Plan Argentina Grande Otra vez” (una traducción del MAGA de Trump), y empieza a deslizarlo en sus intervenciones. El tercer punto es, claramente, el más sensible y por eso queda en último lugar porque implica modificar el sistema jubilatorio. Parte del encuadre legal seguramente se plantee en la disertación que darán el próximo miércoles en la Fundación Faro, think tank libertario, María Ibarzabal, secretaria legal y técnica, del círculo de Caputo, y Manuel García Mansilla, aspirante a la Corte cuyo pliego fue bochado en el Senado. Una digresión: ¿tendrá una segunda oportunidad en la lista de candidatos que baraja el Gobierno para completar el Máximo Tribunal después del recambio de composición del Congreso? Milei en la planta de Sidersa, en San Nicolás Respecto de la reforma laboral, Milei propondrá “adaptar” los convenios laborales, implementar un sistema de banco de horas, pactar contratos en la moneda que las partes elijan, entre otras flexibilizaciones. Algo de esto anticipó en la actividad de campaña que encabezó en la planta de Sidersa, en San Nicolás, el viernes. Esa visita tuvo mensajes que el oficialismo busca transmitir en diferentes direcciones. Una es intentar un acercamiento con espacios que son anti kirchneristas pero que no fueron aliados de LLA en las elecciones. Eso sirve no sólo para intentar seducir a potenciales votantes, sino también en su misión de cumplir con los deberes y ampliar la base de sustentación de alianzas. Por eso, desde la mesa del partido –por el canal de Pilar Ramírez- se cursó invitación para que estuvieran presentes los Passaglia, quienes armaron el sello Hechos para competir en los comicios bonaerenses en la segunda sección, donde se rompió la polarización. Los hermanos decidieron que sólo participe Santiago, quién sucedió a Manuel en la intendencia, para que la interpretación fuera “institucional”. La reacción es similar entre los opositores que podrían apoyar ciertas medidas del Gobierno: hablemos después del 26 de octubre y veamos cuán real es la vocación de apertura.
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