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  • Murió Miguel Ángel Russo, técnico de Boca Juniors

    » Tu corrientes

    Fecha: 09/10/2025 01:44

    Luego de varios días internado en su domicilio, a raíz de una dura enfermedad, el entrenador de Boca falleció este miércoles. El entrenador de Boca, Miguel Ángel Russo, falleció este miércoles a los 69 años, luego de pelear varios años con una dura enfermedad y de llevar unos cuantos días internado en su domicilio. La noticia fue confirmada por su familia, quien indicó que el entrenador oriundo de Lanús murió en su domicilio. Luego el club difundió un comunicado para ratificar la triste información. "El Club Atlético Boca Juniors comunica con profunda tristeza el fallecimiento de Miguel Ángel Russo. Miguel deja una huella imborrable en nuestra institución y será siempre un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo. Acompañamos a su familia y a sus seres queridos en este momento de dolor. ¡Hasta siempre, querido Miguel!", escribió el club. El DT había desmejorando en los últimos tiempos por el avance del cáncer que le habían diagnosticado en 2017, cuando dirigía a Millonarios de Colombia. La fuerza de Miguel Ángel Russo: cómo dirigió mientras enfrentaba un cáncer La historia de Miguel Ángel Russo no solo se define por los títulos ni por su capacidad táctica, sino también por la manera en que enfrentó su salud mientras ejercía como entrenador. En 2018, el director técnico reveló que había sido diagnosticado con cáncer de próstata, un momento que hubiese podido frenar la carrera de cualquier profesional. Sin embargo, el DT decidió mantener su compromiso con el fútbol, demostrando una resiliencia que se convirtió en ejemplo dentro y fuera de los vestuarios. Su vida diaria se transformó en un equilibrio entre tratamientos médicos, controles frecuentes y la exigencia de dirigir equipos de alta competencia. Durante su enfermedad, Russo nunca ocultó su lucha, pero tampoco permitió que afectara su labor profesional. “Me hice una quimioterapia y dos días después salí campeón. El médico, que era hincha de Millonarios, estaba en la platea y no lo podía creer. La lluvia que había y yo parado ahí”, dijo en una entrevista con Infobae, compartiendo cómo, a pesar de su tratamiento, logró llevar a su equipo a la victoria pocos días después. "Cuando supe que tenía la enfermedad, confié en los médicos, en la gente que me ayuda, en los especialistas y gracias a Dios la llevé de la mejor manera. A parte siempre me dicen la verdad. “Mirá, te vamos a dar esta medicación que es nueva. A lo sumo se te puede caer un poco el pelo y después te crece, pero te provoca estos beneficios”, me explicaron y dije: 'Listo, dale'", reveló. “Tuve gente que me ayudó mucho, que estuvo pendiente de mí y les agradezco” y "No me voy a rendir, voy a seguir luchando", fueron otras frases que salieron de su boca y resonaron fuerte en el mundo del fútbol. No obstante, una que quedó grabada en la memoria de todos los futboleros fue: “Todo se cura con amor”. Continuó dirigiendo a equipos como Rosario Central y, posteriormente, en Boca, siempre con la misma serenidad y concentración. Los jugadores y colaboradores lo recuerdan como un hombre que manejaba su enfermedad con discreción, sin dramatismo, y con una capacidad notable para transmitir tranquilidad en medio de partidos cruciales. “Miguel no se quejaba, solo buscaba soluciones y cuidaba al grupo”, comentaron varios de sus exjugadores, destacando cómo su fortaleza personal se reflejaba en el rendimiento del equipo. "Cada día es una nueva batalla. El fútbol me enseñó a ser fuerte. Cada partido es una oportunidad para demostrar mi fortaleza", sostenía con firmeza mostrando su costado resiliente. Además de la batalla física, afrontó la presión mediática y la ansiedad que genera dirigir un club grande mientras se enfrenta a una enfermedad grave. La prensa conocía detalles de su estado, pero él siempre priorizó proteger a sus jugadores y mantener el foco en los objetivos deportivos. Su disciplina y compromiso le permitieron sobreponerse a momentos críticos, incluyendo sesiones de quimioterapia y cirugías, sin que esto interfiriera en su rol como líder. La superación de esta enfermedad fue vista como una victoria personal y un ejemplo de dedicación para todos los que lo rodeaban. Más tarde, en su regreso al Xeneize bajo la gestión de Juan Román Riquelme, mantuvo la misma firmeza, demostrando que la pasión por el fútbol podía coexistir con los desafíos de la vida. Russo fue un hombre que luchó con dignidad, combinando fuerza, humildad y compromiso, dejando un legado que inspira tanto dentro como fuera de la cancha.

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