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  • La guerra de los drones eleva el frente al cielo de Ucrania

    » Corrienteshoy

    Fecha: 21/09/2025 02:20

    La guerra de los drones eleva el frente al cielo de Ucrania Los pilotos de drones ucranianos deben ampararse en la clandestinidad. Se han convertido en un preciado trofeo para el enemigo y son muy conscientes de ello. «Aquí tenemos claro que quieren vernos, encontrarnos y matarnos», sentencia Seizer, soldado del 20 Regimiento Independiente de Sistemas no tripulados K-2 . Con un tono sosegado, el militar resume el sentir general de la vanguardia defensiva de Kiev mientras se siente el potente impacto, no muy lejano, de una bomba aérea guiada rusa.Esos proyectiles son una constante letal en el frente. La premisa está clara: hay que combatir también en el cielo para proteger la tierra . El uso masivo de drones por parte de ambos bandos ha desdibujado el frente de trincheras. Demasiado visible a varios kilómetros. Una de las claves ahora es ocultarse, afinar el oído y no apartar la mirada de los monitores. La guerra en Ucrania cambia a un ritmo acelerado: «Podríamos decir que es una batalla de mentes, del intelecto. No hay que menospreciar al enemigo», advierte Seizer. Los rusos han sabido también adaptarse y la unidad de élite enemiga Rubikon no es un reto menos.Noticia Relacionada Más de 500 drones y 40 misiles estandar Si Rusia ejecuta un nuevo bombardeo masivo contra las ciudades de Ucrania Miriam González La Fuerza Aérea de Polonia ha desplegado cazas de combate para proteger el espacio aéreo del país poco más de una semana después de la incursión de drones rusos en territorio OTANLos miembros de K-2, uno de los regimientos mas reconocidos en el uso de vehículos no tripulados, se afanan por neutralizar los aparatos enemigos que merodean y atacan el frente de Donetsk . «El trabajo se resume en encontrar el dron, asegurarte de que sea un dron enemigo y derribarlo», explica Fenia mientras navega por los campos de Donetsk sentado en el búnker. Según sus compañeros, es el más diestro manejando el aparato. Este piloto destaca que lo principal es mantener la calma y evitar que los drones de reconocimiento puedan identificar objetivos. Fenia, Bob, Rezhyser y Seizer han vivido la guerra desde el principio y detectan el zumbido al instante. Incluso mientras la conversación es animada. Una capacidad que solo tienen los que se la juegan día y noche en estas posiciones furtivas. El problema, sin embargo, es que solo por el ruido -que en esta zona es constante día y noche- o con una alerta en el monitor no se puede saber si el dron es «nuestro» o de los rusos. La tensión no es evidente, pero sí latente. A pesar de ello, estos hombres que jamás pensaron en luchar una guerra destilan tranquilidad. El principal peligro, coinciden, está en las carreteras que atraviesan el Donetsk libre. Ellos se han librado de los letales drones FPV esta vez. Cuatro días atrás, uno de los suyos fue alcanzado en su coche.Frente transparenteLos pilotos son un trofeo, pero los conductores son una diana recurrente. Circulan a toda la velocidad por carreteras aparentemente inofensivas. En algunos tramos hay redes de pesca que las cubren. Un remedio tradicional frente a la tecnología más avanzada que no siempre es eficaz. Por momentos, estos túneles diáfanos tienen solo un efecto placebo. Las rotaciones de los soldados se han vuelto una actividad de alto riesgo. Una ruleta rusa en la que también están obligados a participar el personal que realiza labores humanitarias y los civiles. «Para los rusos no hay nada sagrado», murmura Bob. Los enemigos ya «afrontaron el hecho de que para tomar las ciudades tendrán que destruirlas y eso no les importa . Ellos tienen más deseos de bombardear Kramatorsk o Sloviansk, que no nosotros de hacerlo en Moscú. La enemistad ha carcomido tanto a ambos países que es imposible evitar que la gente se odie», sostiene Seizer.Seizer busca drones en el aire con su interceptor de vídeo M. GonzálezLos medios de comunicación locales informaron días atrás de que la principal carretera que conecta la región de Járkov con Donetsk ya había sido atacada por drones rusos. Las víctimas no eran soldados. Esta arteria es utilizada por militares, pero también la transitan cientos de civiles a diario. Otra de las importantes labores de estos hombres es precisamente ahuyentar a los pájaros enemigos para impedir que ataquen a la logística y a sus compatriotas. El asedio aéreo no se centra solo en el frente. Todo el país se enfrenta a este peligro.Zona de muerteLa vigilancia constante ha transformado las zonas de combate en una suerte de 'Gran Hermano'. Cualquier coche es visible en un radio de 15 kilómetros y, cuando es detectado, el tiempo de reacción es mínimo. Esta es la zona de muerte, casi transparente, donde la infantería, que es la que marca los cambios en el mapa, se ha vuelto menos eficaz.Los analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra explican que las tropas del Kremlin están logrando algunos efectos de interdicción aérea (BAI, por sus siglas en inglés) en ciertos sectores del campo de batalla. Esto consiste, básicamente, en utilizar vehículos aéreos no tripulados, por ejemplo, para atacar a los soldados, logística y recursos situados en la retaguardia cercana. El objetivo es comprometer las operaciones militares a corto plazo . «Los objetivos de BAI incluyen carreteras, ferrocarriles y puentes (infraestructura que apoya a las líneas terrestres de comunicación ucranianas); puestos de mando; depósitos de municiones; áreas de reunión; y campos de entrenamiento», destacan los expertos en su informe.Sitka enciende el sistema REB antidrones de su furgoneta casi al iniciar el viaje hacia la posición. Todos los pasajeros tenemos que vestir el chaleco antibalas antes de partir, aun estando en lugar más o menos seguro. Es otra de las novedades que imponen los aparatos voladores. Varios carteles artesanales alertan de la amenaza de drones FPV ya en la ruta. No hace mucho tiempo, esta carretera era un lugar seguro. Ahora, la distancia terrestre que marca la separación entre ambos ejércitos no sirve para evaluar el riesgo.A toda velocidadComo el tráfico es mínimo, se puede pisar a fondo el acelerador. Sitka se enfrenta a diario a estas vías de muerte con el mejor de los ánimos. Al salir de un cruce, frena un poco. De repente, un taxi emerge desde uno de los caminos aledaños. Sitka se echa las manos a la cabeza al ver un vehículo civil justo en ese lugar y no puede evitar hacer alguna broma de la insólita situación.Este conductor carga a sus espaldas tres años de guerra y, como muchos otros, empezó en la infantería. En un momento, dado baja la ventanilla para poder escuchar mejor. Solo desacelera un poco para mostrar un coche calcinado en el arcén. Era de un colega que él mismo tuvo que evacuar. El soldado del K-2 no llega a frenar del todo y, mientras continuamos, tira de ironía. «Muchos me dicen que tenga cuidado. Como si eso dependiese de mí», zanja. Lo de «tener cuidado» es una muletilla recurrente en zona de guerra. Otro efecto placebo más.Los drones son versátiles, pueden cumplir varias funciones -desde minar un territorio, labores de reconocimiento, causar bajas, o transportar víveres a una posición-, son relativamente baratos y además ahorran vidas humanas. Hay algunas operaciones en las que estos vehículos están agazapados a ras del suelo. Cuando un coche se acerca, se pueden activar e impactar al instante. El riesgo no solo viene del cielo y, en paralelo al proceso de mejorar los aparatos, hay otro en marcha para poder defenderse de ellos.Un arma en desarrolloEs un arma que todavía está en desarrollo. Las últimas innovaciones apuntan a un uso cada vez más extendido de tecnologías emergentes. Ucrania recibirá este año hasta 30.000 kits de ataque con inteligencia artificial para drones desde Estados Unidos . La última frontera es ahora lanzar enjambres de estos artefactos con la capacidad de coordinarse entre ellos gracias a la inteligencia artificial y realizar ataques a posiciones enemigas.«La humanidad aún no ha comprendido del todo la realidad de esto. Alguien con ciertos conocimientos puede llevar un dron a cualquier parte, en la vida civil, colocarle una bomba y hacer estallar un avión a diez kilómetros de distancia. Las ciudades no están preparadas, tampoco toda la maquinaria moderna de la OTAN lo está. El tanque, por ejemplo, está perdiendo su esencia», reflexiona Seizer mientras apura su café en polvo. El fin de la guerra, opina este grupo de hombres, es esquivo. Nadie espera un acuerdo pronto. Por ahora, no hay más opción que luchar mientras los drones rusos aterrorizan cada vez más a los vecinos de Donetsk, que mantienen vivas las ciudades fortaleza de Ucrania. Fuente: https://www.abc.es/internacional/guerra-drones-eleva-frente-cielo-ucrania-20250921202228-nt.html

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