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Parana » Informe Digital
Fecha: 16/09/2025 18:55
En el corazón de Irlanda del Norte, el espejo de agua dulce que define la región se ha convertido en un epicentro de alarma ecológica. Lough Neagh, el lago más grande del Reino Unido, se encuentra cubierto por un manto de algas tóxicas y un olor penetrante que desalienta cualquier actividad a sus orillas, según AFP. Durante agosto de 2025, la proliferación de cianobacterias alcanzó niveles sin precedentes. “El lago está muriendo”, afirmó la nadadora y activista Mary O’Hagan a AFP, razón por la cual se vio obligada a abandonar la natación en aguas abiertas, una práctica esencial en su vida. La crisis se hizo evidente: quienes recorrían los 125 kilómetros de costa solo encontraban carteles advirtiendo sobre la prohibición de bañarse, en un lugar que anteriormente promovía el turismo y la recreación, tal como lo describió The Guardian. El intenso color verde que domina Lough Neagh tiene una explicación científica concreta. La explosión de cianobacterias —organismos microscópicos conocidos como “algas azul-verdosas”— se produjo debido a la acumulación de grandes volúmenes de fósforo y nitrógeno, mayormente provenientes de la actividad agrícola y del vertido de aguas residuales. Estos nutrientes actuaron como fertilizantes, generando un crecimiento descontrolado de las algas. Las elevadas temperaturas y la escasez de lluvias durante el verano redujeron el flujo de agua, favoreciendo la concentración de las algas en la superficie. Las cianobacterias forman un espeso manto que bloquea la luz, reduce el oxígeno del agua y altera el equilibrio ecológico del lago en un proceso conocido como eutrofización. Esto provoca la mortalidad de peces y deja a muchas especies acuáticas sin hábitat. Además, muchas de estas algas liberan toxinas peligrosas tanto para animales como para humanos: la exposición puede causar irritación en la piel, trastornos gastrointestinales y daños hepáticos. Expertos y autoridades coinciden en el diagnóstico: la principal causa de la crisis es la contaminación agrícola, agravada por el cambio climático. El uso excesivo de fertilizantes y residuos animales incrementa la presencia de fósforo y nitrógeno, nutrientes clave para el desarrollo de las algas. A este problema se suman los vertidos de aguas residuales y las fugas de tanques sépticos, en un año especialmente cálido y estable, según lo señalado por The Guardian. Además, la proliferación del mejillón cebra, una especie invasora, ha facilitado la multiplicación de las algas. Las empresas agroindustriales locales niegan cualquier responsabilidad y subrayan que cumplen con estrictas normativas. Sin embargo, organizaciones ambientalistas y habitantes de la región enfatizan la necesidad de sancionar a quienes son responsables de la contaminación. La economía local ha sufrido consecuencias directas. Lough Neagh ha sido históricamente uno de los grandes centros pesqueros de anguila de Europa, pero este año la pesquería suspendió toda su actividad debido a la mala calidad del agua. “Los ríos antes rebosaban de truchas, ahora no queda nada”, relató el pescador Mick Hagan a AFP. Según The Guardian, la fetidez y la presencia de animales cubiertos de limo ahuyentaron a los visitantes y paralizaron las actividades recreativas habituales en la región. En términos de salud pública, el lago suministra el 40% del agua potable de Irlanda del Norte y la mitad del consumo de Belfast. Por primera vez, la Food Standards Agency (FSA), agencia gubernamental del Reino Unido, detectó toxinas en la carne de los peces del lago. Sin embargo, informó a BBC News que los productos pesqueros comerciales continúan siendo aptos para el consumo humano. El gobierno de Irlanda del Norte lanzó en 2024 un plan de acción para rescatar el lago, aunque hasta la fecha se han implementado menos de la mitad de las medidas proyectadas, según AFP. El ministro de Medio Ambiente, Andrew Muir, advirtió que la reaparición de algas tóxicas representa “un recordatorio urgente de la necesidad de revertir esta crisis ecológica”. Sin embargo, iniciativas clave como la regulación de nutrientes siguen enfrentando resistencia política, por temor al impacto en el sector agrícola, informó The Guardian. Organizaciones como Lough Neagh Partnership subrayan que el futuro del lago depende de decisiones políticas firmes y rápidas. “El lago no está muerto, pero podría estarlo si todo sigue igual”, advirtió Gerry Darby, gerente de la organización, en declaraciones a AFP. Con su superficie de 400 km², Lough Neagh es un motor económico y símbolo cultural. Décadas de contaminación y deficiencias en la gestión han puesto en riesgo este patrimonio. La propiedad del lago, que pertenece a la familia Shaftesbury desde el siglo XIX, está en revisión: se discute la creación de una entidad comunitaria que priorice la protección ambiental, según anticipó BBC News. Hoy, la recuperación de Lough Neagh depende de decisiones políticas inminentes y de un compromiso real con el cuidado del medio ambiente. Existe aún la oportunidad de evitar que el lago más grande del Reino Unido se convierta en el mayor símbolo del abandono ecológico de la región.
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