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  • Rafael Grossi, director general del OIEA: “La ONU es el gran ausente en este momento terrible del mundo”

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 07/09/2025 00:42

    Vive bajo máxima protección porque recibió amenazas de sectores vinculados con Irán, que lo acusan de haber sido pro-israelí. Pero Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de la ONU, no baja los brazos. Pese al descrédito del multilateralismo, sigue creyendo en la diplomacia activa -ha estado 13 veces en Ucrania, bajo fuego y con casco, inspeccionando la central nuclear de Zaporiya- y en el diálogo permanente con todos, en todo momento. Por eso está tratando de recomponer la relación con Irán, rota desde la denominada guerra de los 12 días con Israel, de junio pasado, “porque lo que está en juego es enorme”. De hecho, reveló que ya ha tenido algunas “reuniones técnicas” con funcionarios del régimen de los ayatollahs. En una entrevista con el diario La Nación durante su paso por Roma, donde fue recibido este viernes por el papa León XIV, el diplomático argentino, de 64 años, también habló de su candidatura para suceder a António Guterres al frente de la ONU, en vísperas del inicio del proceso de elección del nuevo secretario general, en octubre. Definió a la ONU como “el gran ausente” en este momento “terrible” del mundo y aseguró que debe ser aggiornada: “no hay que tener miedo al cambio”. -¿Cómo le fue con León XIV? -Fue realmente una gran experiencia, me impresionó la fineza, la agudeza de su análisis y por supuesto tuve la oportunidad de compartir con él la situación en los puntos álgidos que están dentro de la agenda de la agencia: Irán, Ucrania, el tema de las armas nucleares en general. El Papa al asumir habló de ‘paz desarmada y desarmante’ y que él haya tenido esa inspiración inmediatamente creo que indica la gravedad de las cosas que están pasando en el mundo… -¿Cuán informado está el Papa de la cuestión de las armas nucleares y de Irán? -Muy informado, tiene un conocimiento muy acabado de lo que son las armas nucleares en el marco estratégico internacional. -¿El Papa le hizo preguntas? -Muchas y muy puntuales sobre la situación en Irán, lo que ha venido pasando, en qué momento estamos… -Lo mismo le pensaba preguntar: ¿En qué momento estamos? ¿Se rompió el diálogo con Irán? -Bueno, es como que se rompió y ahora estamos con el Poxipol en la mano porque tenemos que reconstruirlo, no hay otra opción. Se rompió en el sentido de que los episodios de junio, yo no la llamo guerra de los 12 días porque en realidad no fue una guerra, fueron ataques durante 12 días y eso obviamente marca un antes y un después. El primer impacto directo fue la interrupción de las inspecciones de la agencia, tuve que retirar a todos los inspectores. -No hay nadie ahora, ¿no? -No. Pero estamos retornando a un país que ahora quiere reaseguros, que quiere encuadrar el trabajo con el OIEA de una manera diferente y ahí está en nosotros el tratar de encontrar una vía posible porque, por un lado, y acá está uno de los desafíos, Irán no puede tener un tratamiento especial. Irán es un miembro del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN), tiene un acuerdo de salvaguardias, es decir, inspecciones con nosotros y los tiene que cumplir, como los demás. Al mismo tiempo existe el sentido común que se aplica a la diplomacia y se aplica a todo: entonces yo también tengo que comprender las sensibilidades que hay, la situación política interna en Irán y en este sentido es sabido que Irán aprobó una ley donde decide limitar, casi cortar la cooperación con el OIEA. Entonces el arte diplomático está en encontrar los intersticios que me permitan a mí seguir haciendo mi trabajo como lo debo hacer, sin cortapisas, sin darles a ellos excepciones que no le doy a otro país y al mismo tiempo que ellos puedan, internamente, cumplir con esa ley. -¿De qué manera? -Bueno, hemos estado teniendo algunas discusiones a nivel técnico, no político. Yo aún no me he encontrado físicamente de vuelta con el canciller (Abbas) Araqchi, hemos tenido varias conversaciones por teléfono. Esta imagen de satélite proporcionada por Maxar Technologies muestra la instalación de enriquecimiento de Fordo, en Irán, el 24 de enero de 2025. -Que ya es bastante… -Por eso hablaba del Poxipol: hay que ir pegando las piezas de la confianza una a una. Como es sabido, Irán ha sido sumamente crítico, no sólo con relación a la OIEA, sino con relación a mí. -¿Cómo es posible reconstruir la confianza tras haber sido acusado de ser pro-israelí? -Y lo siguen haciendo… Lo que pasa es que yo no tengo que ser impaciente. Tengo que tener la objetividad de concentrarme en la misión más que en esos ataques, que son absolutamente injustificados y que yo he calificado claramente de absurdos. Pero eso es una cosa y otra es insistir en que conversemos y trabajemos juntos. Entonces yo espero que esa emoción y esas acusaciones incorrectas bajen. Pero no estoy esperando: ya estamos trabajando y ha habido un par de reuniones técnicas y hoy mismo (por el viernes) en Viena hay una reunión técnica. -¿Con funcionarios iraníes? -Sí, funcionarios iraníes de nivel técnico con los cuales estamos discutiendo cuáles son los pasos concretos, técnicos, que podemos ir tomando para empezar de vuelta con las inspecciones. Ellos, por ejemplo, dicen que necesitan proteger la información, que tienen miedo de que, por ser inspeccionados, Israel o quien sea pueda tener acceso a información y que esto los fragilice. Hay una cantidad de maneras técnicas de asegurar la información, inclusive la locación geográfica de los lugares que inspeccionemos. Hay muchas maneras de poder hacer eso. Entonces lo que estamos tratando de hacer es reconciliar, explicar cómo podamos reconectar. Esto es esencial, no por una manía burocrática de decir yo tengo que empezar a inspeccionar de vuelta porque antes inspeccionabas porque es tu obligación, sino porque acá lo que está en juego es enorme. -¿La capacidad de fabricar armas nucleares sigue estando ahí? -El material nuclear, los famosos 400 kilogramos están ahí o sea que eso no ha cambiado, pero las bombas tuvieron un efecto muy poderoso y la capacidad industrial que ellos tenían de producir y producir en masa fue realmente destruida casi en su totalidad. Pero el material nuclear sigue allí y si no lo inspeccionamos nosotros, si no damos cuenta de cuánto hay y dónde está, evidentemente ellos van a caer en no cumplimiento del TNPN, esto va a ir al Consejo de Seguridad y acaso, subrayo acaso, sea justificativo para nuevas acciones militares… No lo sé, nadie lo puede excluir, entonces mi insistencia con los iraníes es decirles ustedes lo mejor que pueden hacer es volver a trabajar con nosotros. -El hecho de que esos bombardeos masivos de la guerra de los 12 días fueron una clara violación del derecho internacional porque está prohibido bombardear sitios nucleares ¿cómo juega? -Hubiese sido mejor que no existieran nunca esos ataques, el uso de la fuerza es lamentable, evidentemente todos queremos la paz, nadie quiere el uso de la fuerza. Pero los países se reservan el derecho al uso de la fuerza y no es de juzgar si tiene razón o no tiene razón, lo están haciendo. Entonces mi objetivo es primero asegurar las condiciones para que la posibilidad de que esto ocurra de nuevo se minimice. No se puede deshacer la historia, lo que pasó -es lo que yo digo siempre con relación a Ucrania- y quedarnos en el plano retórico. Eso no soluciona ningún problema. -Cómo está viviendo, en lo personal, el hecho de que está bajo protección reforzada del cuerpo de élite austríaco debido a las amenazas iraníes? -En lo personal, el tema es para mí y para mi familia algo muy incómodo, desagradable. Y eso debió hacerse porque recibimos información que indicaba que debíamos tomarlo muy en serio. Es algo lamentable, pero yo trato en la medida de lo posible de hacer abstracción de eso para poder continuar mi vida y mi vida personal, y también para tratar de hacer mi trabajo: si yo me siento a negociar con Irán pensando que me han amenazado o que dicen cosas muy feas de mí, eso me va a afectar en mi capacidad y en mi discernimiento de tomar buenas decisiones. -Todos saben que desde hace décadas Israel tiene armas nucleares. ¿La OIEA pidió tener acceso o a sus instalaciones nucleares en algún momento? -Sí, absolutamente. Siempre lo digo, todos los países en Medio Oriente deberían ser parte del TNPN, Israel -como la India, Pakistán y Corea del Norte- ha decidido no firmar el tratado de no proliferación de armas nucleares. Por lo tanto, cuando la gente dice que el OIEA es injusto porque inspecciona a Irán, pero no inspecciona a Israel, desde el punto de vista de la justicia inmanente eso puede ser real, pero desde el punto de vista de la política y de la realidad jurídica internacional, no lo es. Yo desearía que todo Medio Oriente estuviera libre de armas de destrucción masiva, pero no es el caso hoy. Yo hablo con todos, es mi característica, pero en este caso en Israel dicen que es un país bajo amenaza existencial. Aunque, como se sabe, Israel no admite públicamente tener armas nucleares, tiene esta política llamada de opacidad… -Hablando de la situación actual del mundo, en llamas, como diplomático ¿cómo percibe el fracaso absoluto de la diplomacia y de los organismos internacionales, cuyas resoluciones no cuentan para nada, tanto es así que se han cumplido 700 días de la guerra en Gaza… ¿Cómo ve esta situación, pensando también en su candidatura a secretario general de la ONU? -Esto también se lo manifesté al Pontífice: yo en mi experiencia personal, que, por supuesto es más focalizada en un tema central para la paz y la seguridad internacional, he ejercido una diplomacia activa y de diálogo permanente con todos, en todo momento. Y sin cortapisas: cuando yo fui por primera vez a hablar con Putin en el año 2022 muchos cancilleres amigos de países muy importantes me decían ‘no lo hagas, no lo hagas’… Después dijeron ‘estuvo bien, por suerte que alguien lo hace’. Entonces, esa es mi visión: yo creo que, en momentos de tantísima fragmentación internacional, donde tenés la Asamblea General como un órgano deliberativo cuyos pronunciamientos caen en el olvido, donde tenés el Consejo de Seguridad condenado a un impasse estructural que no va a cambiar por el momento, bueno, es allí donde el secretario general tiene un papel a jugar. Yo no estoy diciendo que el secretario general vaya a solucionar todos los problemas que existen, pero yo he comprobado en mi experiencia personal, que, si bien no ha sido una panacea, la acción del OIEA, ha sido bastante efectiva: ha logrado evitar varios problemas. Y eso es lo que me inspiró a decir, bueno, yo lo que hago acá podría llevarlo a otro plano. En el plano personal veo que la diplomacia en sí no fracasa cuando se ejerce en una manera activa. Y cuando uno analiza todos estos conflictos y algunos que no mencionamos, el gran ausente es las Naciones Unidas, que no está cumpliendo su rol… -Ahora vemos la diplomacia de Trump, del matón, de los aranceles… -Exacto. Yo imagino, como ha sucedido en el caso de Ucrania y Rusia con lo de la planta nuclear de Zaporiyia u hoy en Medio Oriente, cuando hay un secretario general que es un interlocutor que se mueve, que va y viene y habla y lleva y trae y pone ideas sobre la mesa, y habla cuando hay que hablar y no habla cuando no hay que hablar, no es imposible. Reitero, yo no tengo una idea mesiánica, nadie la puede tener, vivimos en un mundo terrible, fragmentación, conflictos, cancelación del otro, todas estas cuestiones, pero siempre hay espacios. Alguien me decía el otro día que cuando uno ve todo esto tiene que ser pesimista… Bueno, yo creo que en algunas posiciones no tenés derecho a ser pesimista. Si uno que tiene cierta capacidad de interlocución baja los brazos ¿qué le queda a la gente? Hay que moverse y eso es lo que no se ve y yo también estoy de acuerdo con quienes han dicho que la ONU ha fracasado. ¿Para qué fueron creadas las Naciones Unidas? Para evitar a las generaciones futuras el escarnio de la guerra. Rafael Grossi aboga por una reforma de la ONU. -Hasta los papas han dicho claramente que debe reformarse… -Claro. No hay que tener miedo al cambio. Tiene que ser un cambio consensuado, un cambio que comprenda la diversidad porque, ojo, la diversidad no es poner gente de distintos colores, es entender las profundas raíces culturales y la diversidad. El otro día vimos el foro de Shanghai, que es muy importante, que representa muchísimo en el mundo y que tiene una visión y unos valores que no son idénticos a los que se pueden tener en Roma o en Copenhague. Entonces qué hacemos, cancelamos a los otros, ¿o entramos en una discusión donde finalmente no se logra nada? Tenemos la Shanghai Cooperation Organization, tenemos la Organización de la Cooperación Islámica, tenemos los Brics, tenemos el G20, tenemos todo eso… La gente dice que entonces el mundo está fragmentado y no hay nada que hacer. Pero tenemos todavía una plataforma, una sola, que es las Naciones Unidas que si no existiera habría que reinventarla. El asunto es ponerla donde tiene que estar. -¿A través de una reestructuración? -Diría un aggiornamento, que no pasa por lo burocrático, aunque está claro que las Naciones Unidas tienen que reducirse, que hay muchísima burocracia, que hay organismos internacionales que hacen lo mismo y lo digo con conocimiento de causa. Pero lo importante y lo más profundo es encontrar de vuelta esos mínimos común denominadores donde de pronto se vea que utilizando la herramienta se pueden solucionar algunos problemas.

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