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» Data Chaco
Fecha: 11/08/2025 19:03
En tiempos de hiperconexión y vínculos mediados por pantallas, la sexualidad atraviesa cambios que preocupan a especialistas en todo el mundo. Falta de deseo en edades tempranas, consumo problemático de pornografía, frustración en las aplicaciones de citas y persistencia de mitos dañinos son algunos de los temas que observa a diario la psicóloga y sexóloga Daiana Zaragoza Seratti. En diálogo con El Garage de Data , analizó las causas y propuso estrategias para recuperar el deseo y el contacto humano genuino. "La sexología es una disciplina que sistematiza todos los conocimientos relativos a la sexualidad", explicó. Es un campo amplio que integra la investigación, la medicina sexual, la educación sexual y la psicoterapia. En la práctica clínica, uno de los espacios más visibles es la terapia sexual, donde los profesionales ofrecen herramientas basadas en la evidencia para resolver inquietudes y dificultades. En los consultorios, las consultas más frecuentes giran en torno a las disfunciones sexuales. En mujeres, la falta de deseo o deseo sexual hipoactivo encabeza la lista; en varones, la disfunción eréctil, la eyaculación precoz y, también, la falta de deseo. "Hay que derribar el mito de que los hombres siempre tienen ganas", sostuvo la profesional, recordando que la sexualidad masculina también puede verse afectada por factores emocionales, físicos o sociales. El deseo en distintas etapas de la vida La sexóloga recordó que el deseo y la respuesta sexual no son patrimonio exclusivo de la juventud. Con el paso de los años, el cuerpo experimenta cambios hormonales que inciden en la vida íntima. En la menopausia, las mujeres pueden atravesar síntomas como resequedad vaginal, dolor o atrofia genital; en la andropausia, los varones suelen enfrentar un aumento de los casos de disfunción eréctil. "Son procesos naturales, pero que conviene abordar para evitar que afecten la calidad de vida", remarcó. Lo que más inquieta actualmente a profesionales e investigadores es la falta de deseo en personas jóvenes, de entre 20 y 30 años, una etapa que históricamente se asocia con mayor vitalidad sexual. Pantallas, dopamina y soledad Según Zaragoza Seratti, uno de los factores que explican este fenómeno es la "intoxicación dopaminérgica" derivada del uso excesivo de pantallas. "Estamos tan llenos de dopamina que no tenemos razones para ir a buscarla, y el deseo sexual tiene que ver un poco con perseguir esa dopamina. Nuestro cerebro se ve alterado y se inhiben los circuitos de búsqueda". Su recomendación es clara: hacer un "detox de pantallas", cultivar la creatividad en las conductas y volver a las interacciones presenciales. "Nada reemplaza mirarnos a los ojos o el toque físico", insistió. El problema se agrava con las aplicaciones de citas, donde la abundancia de opciones genera un efecto contraproducente: "Hay personas que pasan horas scrolleando perfiles, y cuando se sienten abrumadas y frustradas, no quieren saber nada". El hiperestímulo de la pornografía El consumo de pornografía es otro eje de preocupación. Zaragoza Seratti lo describe como "un hiperestímulo que no existe en la naturaleza y no podemos reproducir". Este tipo de contenidos, cada vez más específicos y extremos, pueden alterar la forma en que el cerebro responde a los estímulos sexuales reales. "Cuando el cerebro se acostumbra a este tipo de gratificación, la realidad le queda corta", afirmó. Entre las consecuencias, mencionó disfunciones sexuales y una menor capacidad para conectar con personas reales. Su consejo: reducir o suspender el consumo y reconectar con las fantasías propias y el momento presente. "La sexualidad está conectada con todas las áreas de la vida. No es una isla", explicó la especialista. Salud mental y sexualidad: un vínculo inseparable "La sexualidad está conectada con todas las áreas de la vida. No es una isla", advirtió. Ansiedad, depresión, problemas económicos, laborales, de pareja o familiares pueden impactar de manera directa en el deseo y el rendimiento sexual. Pretender que la respuesta sexual se mantenga intacta en medio de altos niveles de estrés es, para la especialista, "desconocer cómo funciona el cuerpo y la mente". Zaragoza Seratti remarcó que la intimidad va mucho más allá de lo físico: "A veces se piensa que una relación sexual es solo poner los cuerpos, pero sin conexión afectiva, la cosa sale mal". Mitos que dañan el deseo Entre las creencias más nocivas, mencionó la idea de que el deseo siempre es espontáneo. "En general, las mujeres necesitamos estimulación previa y contextual, y los hombres podrían estar más del lado del deseo espontáneo. El deseo se trabaja, porque si no se trabaja, desaparece". También cuestionó la noción de que un encuentro sexual solo es exitoso si hay orgasmo. "El orgasmo es la última etapa de la respuesta sexual, pero antes de eso suceden muchísimas cosas que pueden ser muy placenteras". Otro mito común es que la falta de erección se debe a que la pareja no resulta atractiva, cuando en realidad la ansiedad y la presión pueden jugar un papel determinante. Para la especialista, el camino hacia una vida sexual más saludable pasa por la educación, la comunicación y la conciencia de que la intimidad es un espacio de conexión y cuidado mutuo. "Somos seres sociales, necesitamos contacto real. Volver al cara a cara es una forma de recuperar el deseo y la satisfacción en la vida sexual". Notas Relacionadas
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