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Gualeguaychu » Nova Comunicaciones
Fecha: 11/08/2025 11:34
Sucedió en la ciudad entrerriana de Federación en horas de la tarde de este domingo. El medio local Radio City de Federación lo informó en exclusiva a los hechos en tiempo real. Arma blanca, corridas y piedrazos: “quince años tiene”. Un episodio que vuelve a mostrar la combinación explosiva de marginalidad, violencia y ausencia de soluciones estructurales. En inmediaciones del ex Consorcio, sobre el camino de Avenida Eva Perón casi Néstor Kirchner, la tarde de este domingo se convirtió en escenario de un violento episodio que refleja problemas de fondo nunca resueltos. Todo comenzó cuando, según testigos, un joven menor de edad intentó atacar a un policía con un arma blanca. El uniformado trató de reducirlo, pero en pocos minutos la situación se desbordó: al menos tres mujeres intervinieron agrediendo a los efectivos y defendiendo al adolescente al grito de: “¡Quince años tiene!”. Lo que siguió fueron corridas, forcejeos y la llegada de más policías que ingresaron a la parte trasera del predio, donde se enfrentaron con otros ocupantes. Los piedrazos no tardaron en aparecer y terminaron rompiendo los vidrios de un móvil policial. Un patrón que se repite. Lejos de ser un hecho aislado, este tipo de enfrentamientos forman parte de un patrón que se repite desde hace años: violencia con armas corto punzantes, resistencia a la autoridad, tensión entre vecinos y fuerzas de seguridad, y un trasfondo de conflicto habitacional y exclusión social. En estos sectores, la desconfianza hacia la policía es histórica y se transmite entre generaciones, lo que convierte cualquier intervención en un detonante potencial de violencia. A esto se suma la falta de políticas sostenidas de urbanización, empleo y contención comunitaria. El costo de la no intervención integral. Cuando las intervenciones estatales se limitan a lo policial y no incluyen trabajo social, educativo y habitacional, el ciclo se perpetúa. El menor de hoy que enfrenta a un policía es, muchas veces, el resultado de una infancia sin oportunidades, sin acceso pleno a la educación, y con la violencia como normalidad cotidiana. Mientras tanto, la comunidad en general queda atrapada entre el miedo y la resignación, observando cómo se repiten escenas que desgastan la convivencia y la percepción de seguridad. La pregunta que surge, y que sigue sin respuesta, es tan simple como urgente: ¿cuánto más deberá repetirse este patrón antes de que se adopten soluciones profundas? Fuente: Radio City.
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