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» Clarin
Fecha: 10/08/2025 06:39
Boca empató con Racing en la Bombonera y ya son doce los partidos sin triunfos, una racha histórica que comenzó el 19 de abril pasado y que en el mejor de los casos llegará a 120 días sin alegrías porque recién el domingo próximo podría cortarla, ante Independiente Rivadavia en Mendoza. La segudilla se inició con la derrota en el Superclásico ante River, que precipitó el despido ¿apresurado? de Fernando Gago e incluye a tres entrenadores: el mencionado Gago (un partido), el fallido e improvisado ensayo con Mariano Herrón (3) y este arranque maldito de Miguel Ángel Russo (8), a quien hay que sumarle los diez sin alegrías que derivaron en el final de su segundo ciclo en el club, en agosto de 2021. Sí, Boca no pudo ganar en las últimas 18 veces que tuvo a Russo en el banco. En el desglose, además, estas doce decepciones corresponden a cuatro competiciones e incluyen tres eliminaciones: la recta final y los playoffs del Torneo Apertura (4), la agridulce participación en el Mundial de Clubes (3), la inesperada derrota en la Copa Argentina (1) y este arranque sin arranque en el Torneo Clausura (4). Los números son tan catastróficos como inesperados, aunque a la fase regular del Clausura le queden todavía doce fechas y Boca está a solo un punto de meterse en puestos de clasificación entre los ocho primeros de su zona, siempre recordando la baja exigencia que tiene este indefendible certamen de treinta equipos. Leandro Paredes jugó su cuarto partido desde su regreso al club y todavía no pudo. Foto: Juano Tesone. Ante este panorama, es lógico que Russo ocupe el centro de la escena, en una semana que será larguísima hasta el viaje a Mendoza y donde habrá que actualizar novedades respecto a su continuidad día tras día, quizás hora tras hora. Sin embargo, vale decir que en estos doce partidos sin victorias para Boca se sucedieron también situaciones insólitas, definiciones fallidas y algunos reveses de la suerte que pudieron hacer menos pesada esta mochila que carga cuatro meses de frustraciones. Riquelme cometió muchos errores, Russo no encuentra el equipo y Boca juega de mal a muy mal, pero en esta ecuación cumplen un rol fundamental los jugadores. En un año que contó con el blooper de Edinson Cavani contra Alianza Lima, el devenir de los meses siguió regalando esas jugadas dolorosas en las que correrá el tiempo pero los hinchas más memoriosos se seguirán preguntando sin sentido "qué hubiera pasado si...". Ante Racing, Merentiel desperdició un mano a mano con el partido empatado. Foto: Juano Tesone. Por ejemplo, habría sido otra la historia si Miguel Merentiel marcaba alguno de los mano a mano que tuvo en este tramo nefasto del calendario. Es cierto que metió un golazo ante el Bayern Múnich, nada menos que frente a Manuel Neuer, uno de los mejores arqueros del mundo. Pero antes y después de esa perla en Miami el uruguayo tuvo por lo menos otros tres y no pudo, siempre con el marcador igualado 0-0: uno fue contra Independiente, que lo atoró Rodrigo Rey; otro ante Argentinos Juniors, donde se la regaló mansita a Diego Rodríguez; y ahora el que le ganó fue Facundo Cambeses, de Racing. Otra pregunta incómoda, ¿alcanza con la entrega para ser el 9 de Boca? A propósito del cruce contra el Rojo, que luego terminó ganando bien en la Bombonera: ¿alguien recuerda el gol que erra el chileno Carlos Palacios debajo del arco? Así de terrible y hermoso es el fútbol, capaz de hacer leyenda a Dibu Martínez y burla a Kolo Muani, en un instante y por los siglos de los siglos. ¡¡INCREÍBLE LO QUE FALLÓ PALACIOS!! ESPN Premium | Suscribite al Pack Fútbol en https://t.co/7jYILYACXi pic.twitter.com/OR9ATL5vq0 — SportsCenter (@SC_ESPN) May 20, 2025 Es que el éxito en este deporte se trata de aprovechar momentos, ayudar a la suerte, cosa que la versión 2025 de Boca parece no contemplar en su plan de juego. Casi siempre espera ir en desventaja para animarse y atacar. Y las pocas veces en que lo hizo no lo aprovechó, como en el primer tiempo contra los tucumanos, o como cuando le ganaba a Benfica 2-1 con un futbolista más pero decidió hacer tiempo, y el empate de Nicolás Otamendi terminó sellándole el pasaje de regreso a Buenos Aires. Porque también es una cuestión grupal, o mental: qué darían Russo o Riquelme por volver a jugar el partido contra Auckland City, el séptimo de la racha sin victorias, la tarde de la tormenta eléctrica y los 40 de térmica en Nashville, por la fase de grupos del Mundial de Clubes. Parecía que Boca ya no jugaba por nada pero si se esforzaba un poquito más para cumplir la lógica e imponerse ante esa formación semiamateur, hubiera vuelto de Estados Unidos con otro semblante, y sin necesidad de reescribir los libros de estadísticas. Christian Gray y la última vez que Boca fue ganando un partido, ante Auckland City. Foto: AP Photo / George Walker IV. El héroe de los oceánicos ese día fue el maestro de escuela Christian Gray, que puso el 1-1 cuando arrancaba el segundo tiempo, y hoy no debe tener ni idea que estaba marcando otro mojón que resulta inverosímil: Boca no sólo ya no puede ganar sino que lleva casi cinco partidos y medio en los que ni siquiera logra estar arriba en el marcador. Párrafo aparte merecen también los golpes que viene sufriendo Boca cuando no juega, en la intimidad de su vestuario, con actos de indisciplina, futbolistas que entrenan aparte, otros que piden ser transferidos y los que se resisten a irse. La disolución del Consejo de Fútbol fue el gesto de Riquelme para reconocer esa crisis interna, y la salida de Marcos Rojo sirvió para descomprimirla.
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