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  • Crecer Juntos, la cooperativa que transformó la convivencia en el CEP 57

    » Elterritorio

    Fecha: 09/08/2025 06:50

    En el barrio Las Margaritas, docentes y estudiantes formaron una asociación textil que promueve el reciclaje de jeans y fomenta el respeto y el compañerismo sábado 09 de agosto de 2025 | 2:30hs. Ante la falta de algunas herramientas, los miembros de la cooperativa le ponen inventiva y pasión. Foto: Marcos Isaac En el Centro Educativo Polimodal (CEP) 57 “Capitán de Corbeta Eliana Krawczyk”, del barrio Las Margaritas de Posadas, nació en 2022 la cooperativa Crecer Juntos, en la que los estudiantes decidieron apostar al reciclaje de jeans y al bordado. Lo que empezó como un taller, hoy es un espacio de inclusión, igualdad y oportunidades. Con creatividad y compromiso realizan bolsos, tops, carteras, cartucheras y más. Además de vender sus productos, concientizan sobre el impacto ambiental. “Desde que empezamos bajó el bullying, ya no hay peleas. Somos todos compañeros”, cuentan orgullosos los chicos. Hoy sueñan con seguir creciendo: necesitan máquinas industriales para llevar su proyecto a otro nivel. Constanza Rojas, de cuarto año de Economía, es la presidenta de la cooperativa y al ser consultada por El Territorio sobre cómo cambió el ambiente escolar a partir de la cooperativa, explicó: “Nos unimos más ya que trabajamos en equipo y compartimos momentos en los talleres. Nos permitió conocernos y ser más unidos”. Si bien la participación es voluntaria, hay un gran porcentaje de adhesión de los alumnos atraídos por el buen ambiente que se respira en los talleres y eventos. Se cuentan actualmente 70 socios activos. La idea surgió, y es asesorada, por dos entusiastas y valientes docentes: Noelia Venegas, profesora de inglés, y Silvana Estigarribia, docente de matemáticas. Primero comenzaron con actividades para embellecer el jardín, luego la confección de prendas y a partir del año pasado se enamoraron del reciclado de jeans. “Creamos, según las ideas que tienen nuestros alumnos, desde chokers, carteras, bolsos, materas, etc.”, describió Venegas. Con hilo y aguja mejoraron el ambiente escolar y remendaron las desigualdades. “Logramos que los chicos se unan, que se sientan parte de la institución y también bajaron el bullying, las peleas, las diferencias entre el turno mañana y tarde. Afloró la amistad, el compañerismo y la cooperación gracias a los momentos compartidos”, agregó. El proyecto logró reducir el bullying y las peleas entre los estudiantes. Foto: Marcos Isaac Si bien la cooperativa Crecer Juntos tiene varios ejes, su columna vertebral es el reciclado de jeans con tardes o mañanas dedicadas exclusivamente a la confección de prendas y objetos. Emprender con conciencia “El hecho de que alguien nos felicite por nuestro trabajo nos pone re felices ya que entre todos colaboramos y podemos ver el proceso y que nuestra labor salió bien”, resaltó Constanza. Los canales de venta que manejan son por medio de su cuenta en Instagram, @cooperativa_cep57, desfiles y ferias en el marco de fiestas escolares como la de las familias. Los estudiantes buscan en cada prenda aplicar los principios de slow fashion, un movimiento que se inició en Europa que impulsa el reciclado de prendas. “Se gastan más de 7.500 litros de agua para confeccionar una sola prenda. A base de los jeans, creamos otras mudas como delantales, portacelulares, cartucheras y muchísimas cosas más. De esta manera, reducimos los residuos textiles y promovemos el reciclaje”, señaló Sofía Vázquez, alumna de segundo año. De la idea a la prenda Los diseños suelen surgir de lluvias de ideas entre los estudiantes y profesores. “Vemos algo en las redes que nos gustó y comenzamos por hacer los bocetos en papel, luego el molde y los presentamos en botellones de agua ya que no contamos con maniquíes. A partir de allí comenzamos a recortar y a coser. Si el diseño no quedó cómo esperábamos se vuelve a intentar hasta que salga bien. O pensamos en otro producto para poder aprovechar la tela”, destacó el estudiante de segundo año, Erik Amarilla. Por su parte, Milagros Daniela Pacheco, de cuarto año, se animó a hacer una pollera y un top utilizando unos jeans que estaba por descartarlos. La jovencita aprendió a costura gracias a su abuela de la mano de una antigua máquina que trajo de Alemania. “Ella me enseñó todo lo que sé de costura y bordado”, explicó orgullosa mientras lucía sus prendas. Mientras que Luz Cuella utilizó viejas prendas para realizar una pequeña taza reciclada y una gorra, que es “ideal para una salida casual en la Costa”. Los testimonios de parte de los integrantes de la cooperativa dan cuenta de que, a veces, para cambiar una realidad sólo hace falta una idea, un espacio y la voluntad de hacer. Esos ingredientes dieron vida a algo más que una cooperativa: crearon un lugar donde los chicos volvieron a mirarse con respeto. Donde la costura puede ser el inicio de una nueva historia. Hoy, en el CEP 57, los hilos no sólo unen telas, sino también historias, esfuerzos y sueños. En cada puntada los estudiantes “crecen juntos”, como reza su nombre, tejen un futuro con menos desigualdad, más conciencia ambiental y, sobre todo, más compañerismo. Para agendar En @cooperativa_cep57, cuenta en Instagram de la cooperativa Crecer Juntos, se pueden apreciar las prendas y objetos confeccionados por los estudiantes. Además se pueden conocer la fecha de los desfiles, ferias y fiestas que organizan. Necesitan una máquina para seguir el sueño El principal obstáculo para que la cooperativa pueda seguir creciendo es la falta de herramientas adecuadas. El taller funciona con maquinaria prestada o doméstica, y en algunos casos, los alumnos deben traer sus propias máquinas desde casa. “Para la costura de los jeans se necesita de máquinas estilo industrial. En este momento, una compañera trae su máquina, pero no da abasto”, explicó la presidenta de la entidad. Esta situación limita la producción, dificulta el aprendizaje técnico y pone en riesgo la continuidad del proyecto. Por eso, es urgente conseguir la donación de máquinas de coser industriales y maniquíes, que no sólo mejorarían la calidad del trabajo, sino que permitirían incluir a más prendas y consolidar este espacio de inclusión, formación y transformación.

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