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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/08/2025 04:39
Bizcochito, Lisa, Nena y Facena, los cuatro monos carayá liberados en Corrientes (Diario Época) Bizcochito, Lisa, Nena y Facena, cuatro monos carayá, que ejemplifican los riesgos de la intervención humana en el comportamiento de los animales silvestres, fueron liberados en la provincia de Corrientes por el Centro Aguará. Las historias de Nena y Facena, marcadas por el contacto recurrente con personas y la alimentación fuera de su entorno, muestran las derivaciones negativas que pueden surgir cuando la fauna pierde sus hábitos naturales. Ambas, aunque en circunstancias diferentes, desarrollaron una dependencia hacia los humanos que alteró su capacidad de adaptación y las expuso a situaciones de vulnerabilidad. Las dos monas se volvieron conocidas al evidenciarse el impacto de la acción humana. Nena, herida gravemente a raíz de una agresión mientras buscaba comida en una vivienda, y Facena, apartada de su grupo familiar tras desarrollar un vínculo artificial con docentes y estudiantes, reflejan una problemática extendida pero poco visibilizada. El proceso de rehabilitación de ambas monas se efectuó en el Centro Aguará, donde equipos técnicos y voluntarios trabajaron de forma integral para favorecer la readaptación y el regreso de los animales a la vida silvestre. El trabajo conjunto permitió que Nena y Facena, junto con el grupo conocido como “Tropa Angirú”, completaran la etapa clínica y comportamental y fueron liberados nuevamente en su hábitat, según informó el portal del diario Época La tarea incluyó observaciones detalladas, trabajos veterinarios, adecuación nutricional y procesos para recuperar la desconfianza natural hacia los humanos. Nena y Facena, dos de los monos carayá liberados a su hábitat natural (Diario Época) Liberaron un aguará guazú en Santa Fe Días atrás, otra liberación ocurrió en la provincia de Santa Fe donde un aguará guazú rescatado joven, de menos de dos años, fue devuelto a su hábitat natural, luego de un proceso de recuperación y evaluación llevado adelante por el Centro de Rescate, Investigación e Interpretación de la Fauna “La Esmeralda”, dependiente del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático. El operativo comenzó cuando un llamado alertó sobre la presencia del animal dentro de un galpón en la ciudad de Coronda. La notificación activó la intervención de un equipo de especialistas del centro “La Esmeralda”, que, junto a la Policía Ecológica, se trasladó al lugar para asegurar el resguardo del ejemplar. Se trataba de un macho joven, que al momento de ser capturado presentaba buen estado general. Fue trasladado a las instalaciones del centro, donde quedó alojado en un recinto especialmente acondicionado para su recuperación. Desde ese momento, se puso en marcha un protocolo de atención integral, con controles veterinarios de rutina, entre ellos análisis clínicos, exámenes de sangre y orina, así como estudios complementarios para detectar posibles afecciones. Pero no todo se limitó a lo físico. En paralelo, se llevó a cabo una evaluación comportamental, un paso clave para determinar si el ejemplar podía adaptarse nuevamente al ambiente silvestre. Según confirmaron desde el Ministerio, el objetivo fue establecer su viabilidad para ser reinsertado sin comprometer su supervivencia ni el equilibrio del ecosistema. El aguará guazú fue hallado dentro de un galpón en Coronda y trasladado por personal especializado del Ministerio de Ambiente Una vez finalizado el período de observación, y tras verificar que el animal reunía las condiciones sanitarias y conductuales necesarias, se tomó la decisión de liberarlo en la Reserva Natural “El Fisco”, ubicada en el departamento San Cristóbal. Este espacio forma parte del Sistema Provincial de Áreas Naturales Protegidas y fue seleccionado en base a criterios ecológicos específicos para la especie. La liberación no fue un hecho aislado. En el marco de un trabajo conjunto entre la provincia de Santa Fe y la Fundación Temaikén, se le colocó al aguará guazú un collar con tecnología de telemetría, diseñado para rastrear sus movimientos y registrar información clave sobre su comportamiento en la vida silvestre. Estos datos permitirán fortalecer las estrategias de conservación a través del monitoreo remoto y continuo.
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