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CABA » Plazademayo
Fecha: 01/08/2025 21:43
Un informe del CEPA revela que, pese a la aparente mejora en las transferencias a las provincias durante julio, el interior aún arrastra pérdidas por la concentración de recursos en manos del Gobierno Nacional. Mientras la Casa Rosada exhibe superávit, lo hace con impuestos no coparticipables que excluyen a las provincias del reparto. Un nuevo informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) deja al desnudo la asimetría fiscal que castiga a las provincias. Aunque las transferencias por Coparticipación Federal de Impuestos y otros recursos de origen nacional crecieron en términos reales en julio de 2025 —con una suba promedio de 11,2% interanual— el balance de los últimos años muestra que las arcas provinciales continúan siendo víctimas de un modelo económico centralista. El documento detalla que todas las jurisdicciones registraron subas reales en julio: Buenos Aires lideró con un 13,8%, mientras que Santa Cruz, con apenas 5,8%, quedó al fondo del ranking. La coparticipación por IVA mejoró 2,5% interanual, mientras que el Impuesto a las Ganancias repuntó 21,8%, pero este crecimiento se explica por la comparación con los meses de mayor derrumbe en 2024. La clave del problema está en los tributos no coparticipables. Durante el desplome económico de 2024, el Gobierno Nacional sostuvo sus ingresos gracias al Impuesto PAIS y los Derechos de Exportación, mientras las provincias vieron recortadas sus transferencias. Estos tributos —que no llegan a las administraciones locales— distorsionan el federalismo fiscal: mientras Nación hace caja, las provincias ajustan. El CEPA advierte que en la peor etapa del año pasado, mientras las provincias soportaban caídas de hasta el 26,8% en sus ingresos, la recaudación nacional solo caía en promedio un 6,5%. Esta “doble vara” se profundiza porque el Impuesto PAIS, estrella de la recaudación 2023-2024, no se reparte con las provincias. A partir de mayo de este año, el informe registra una reversión de la tendencia: Ganancias vuelve a crecer y el IVA muestra señales de recuperación. Sin embargo, se trata en gran parte de un efecto estadístico —el famoso “rebote técnico”— más que de una verdadera mejora de la economía real. El escenario evidencia que, mientras el gobierno nacional vende un relato de “superávit fiscal”, las provincias siguen pagando los costos del ajuste. Un federalismo de papel que se sostiene en la concentración de recursos en la cúspide del poder central. Y, como siempre, el interior profundo —ese que no genera divisas pero sí ciudadanía— paga la cuenta.
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