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CABA » Plazademayo
Fecha: 01/08/2025 21:44
El Fondo Monetario Internacional aprobó un nuevo desembolso de 2.000 millones de dólares tras la primera revisión del acuerdo con Argentina, a pesar de que el país no cumplió la meta de reservas netas. El organismo destacó los avances en ajuste fiscal, apertura económica y liberalización cambiaria, mientras el gobierno profundiza su alineamiento con las exigencias del programa. Preguntar a ChatGP En lo que ya se perfila como una entrega acelerada de soberanía económica, el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó este jueves un desembolso de 2.000 millones de dólares para la Argentina, tras completar la primera revisión del acuerdo de 20.000 millones firmado en abril. La aprobación llega a pesar de que el país no alcanzó la meta de acumulación de reservas netas para mediados de junio. Según el comunicado del organismo con sede en Washington, el visto bueno responde a la «fuerte implementación de políticas» por parte del gobierno argentino, que incluye la flexibilización del régimen cambiario, la caída de la inflación y el crecimiento económico sostenido. En paralelo, el FMI destacó el compromiso oficial con «la apertura de la economía, la resiliencia del mercado y el anclaje fiscal», una fórmula que traduce, en la práctica, mayor ajuste y menos Estado. La carta de presentación ante el Fondo ha sido clara: liberar el tipo de cambio, reducir la intervención pública, ajustar el gasto social y desregular aún más la economía. La política cambiaria adoptada por el gobierno argentino eliminó restricciones de larga data sobre el acceso a divisas y dejó que el peso fluctuara dentro de una banda móvil. Un guiño directo a los intereses del capital financiero. Los elogios del FMI contrastan con la realidad que viven millones de argentinos: salarios licuados, recortes presupuestarios en áreas sensibles como salud y educación, y provincias asfixiadas por un esquema fiscal regresivo. Todo en nombre de cumplir con un programa que prioriza la lógica de los acreedores por sobre las necesidades de la ciudadanía. Mientras el Fondo celebra su “transición ordenada” y sus metas fiscales, crecen las críticas al modelo de país que impulsa el gobierno. Un modelo que no dialoga con la producción, el trabajo ni el federalismo, sino con los planes de ajuste dictados desde el exterior. Con este nuevo desembolso, el oficialismo reafirma su rumbo: menos autonomía, más dependencia. Y una economía cada vez más diseñada desde fuera de nuestras fronteras.
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