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» El litoral Corrientes
Fecha: 27/04/2025 01:16
Sonora. Clarísima. Todo sirvió de marco en la anunciación de la partida. El último viaje por la plaza San Pedro. Sentir en carne propia cómo la partida se iba nutriendo de simbólicos detalles. Premociones, tal vez, en las palabras de agradecimiento a sus colaboradores, por permitirle un último deseo. Estar con la gente en la partida. Sumarse a la chiquilinada de un encuentro final, breve pero grandioso que como una ráfaga agitó el mundo sumándole grandeza, gratitud a unas Pascuas inolvidables en los ojos transparentes de la gente. Que al buscarlo, ese día, muy temprano, Francisco ya se había tomado la partida dejando atónito al mundo entero. A partir de allí, de pronto no tenemos papá. Se había ido el Papa de los pobres, quien aprendió a construir su grandeza escuchando a la gente, interpretando sus necesidades, haciéndose eco de cuanta urgencia requieren los hijos de Dios. Unos días antes pero coincidente con el mensaje papal, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge García Cuerva, hizo retumbar su voz doblando el reclamo de los desposeídos, de los jubilados. “Descansar con dignidad tras una vida de trabajo.” “El jubilado no está retirándose de la vida. No son descartables.” Y, por si fuera poco, remarcó: “Debemos concebir la importancia de una jubilación digna.” Cómo ya no se lo puede callar que existen dos miradas, “la macro descendente repleta de triunfos”, y la cotidiana la que por debajo suma y suma precios en contradicción de la primera que nadie entiende. Justamente, como si fuera un milagro por la coincidencia, por estos días sumándose al reclamo de Francisco, los proveedores y supermercados no permitieron trasladar intermitentemente, subas agobiantes y mortales en el quehacer diario, que junto a servicios y remedios, conforman el ajuste más doloroso. Un dibujo de Nick se reactualizó con el protagonismo de “Gaturro”, con la leyenda elocuente de: “Si te aumentan: NO COMPRES”. Es que el criterio crítico tiene que abordar la conciencia ciudadana en acción y no solamente en deseos que se los lleva el viento. Los países donde el liderazgo ciudadano tiene voz y voto, boicotean no comprando, como última defensa ante la inconciencia de no reconocer la realidad de los barrios, la certeza que se paga. Acá se ha dejado de comprar porque el dinero tropieza contra la incomprensión, como un automóvil lanzado contra un paredón, macizo e inamovible. Como las elecciones se vienen otra vez, el “yepoque” de muchos, la maldita política, los encuestadores hacen su negocio con cifras para pensar: Opiniones al pasar sobre la gestión de Milei: 51% Mala. 35% Lo votaría nuevamente. Un amigo, ciudadano preocupado, Antonio Ríos insta a ejercitar nuestro rol de ciudadanos tomando en cuenta que “Nadie es suficientemente libre, si no sabe, no puede, o no quiere ejercitar el pensamiento crítico.” No podemos aislarnos del problema. Somos parte esencial del problema. Conozco a muchos, escépticos, inoperantes, que después de las 6 de la tarde, cerrados los comicios, se sorprenden por los resultados. Uno se pregunta, qué hicieron cómo ciudadanos a conciencia, responsables, preocupados por un futuro siempre esquivo. Se concluye que gran parte de las culpas, las tenemos nosotros. Pero también es cierto, qué hemos hecho para mejorarnos. La incriminación del Papa Francisco, ha sido vital. El Papa de los pobres, unió todas las partes, transformándolos en TODOS. Retó a las adversidades, enfrentándolas, asumiendo el compromiso de portar armas nobles: la palabra como camino de compromiso y certeza. Predisposición para ponerse en el lugar del otro. “Hacer ruido”, como lo instó a los jóvenes reunidos en Brasil al principio de su mandato. Solamente atacando con la verdad sin claudicar. Concluye nuestro preocupado amigo ciudadano: “Votar y comparar pensando. Aunque sea para equivocarse con fundamento, pero no dejar de pensar libremente.” Que la partida de Francisco sea el comienzo de ese país que siempre soñamos construir pero que siempre estamos lejos de lograrlo, por no permitir y lograr acostumbrarnos al criterio crítico. El que pone en la balanza los principios que nos permitan escuchar al otro, darle la razón si lo tiene. Que la empatía esté siempre presente. “para considerar al prójimo en su realidad íntegra, interpretarlo, respetando y ayudarlo en solidaridad recíproca, aunque sea y opine distinto.” La voz del pueblo es sabia porque la vive muy a su pesar, se amaña como puede, tomado de los sueños que es la siembra, acción primigenia para la construcción de ese país imaginado, pujando por nacer, mejorado y justo. Escuchar la voz del pueblo. No podemos aislarnos del problema. Somos parte esencial del problema.
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