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    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 23/11/2025 08:31

    Entrar en un círculo virtuoso requiere que, cuando caen los vencimientos de capital de los bonos y préstamos contraídos por el Tesoro argentino, éste consiga refinanciarlos en el mercado de capitales de manera voluntaria. De esa manera administran sus pasivos prácticamente todos los países normales. También lo hacen las empresas argentinas. Es entendible: tienen capacidad de pago, poca deuda y, cuando tuvieron problemas, negociaron con buena fe. Tienen una historia crediticia, mientras que el estado nacional tiene un prontuario. Entre bonos y préstamos, ocho empresas y la Ciudad de Buenos Aires captaron casi 5.000 millones de dólares en el mercado de capitales. El superávit fiscal es la diferencia en pesos entre los ingresos y los gastos del estado. Con los pesos del superávit, el Tesoro debe comprar dólares para hacer frente a los pagos de la deuda externa. Pero el superávit sólo alcanza para pagar intereses, no el capital. Pagar el capital demandaría un superávit mucho mayor, u obtener nuevo financiamiento. En 2025, el financiamiento provino del FMI, una fuente que luce bastante agotada. En 2026, los 20.000 millones de dólares de vencimientos en moneda extranjera requieren refinanciar los vencimientos de otra manera. Aunque se logren reprogramar los pagos a organismos multilaterales, todavía quedarán unos 8.000 millones de dólares a pagar en capital de títulos públicos. Se rumoreaba que la Secretaría de Finanzas, con el apoyo del Tesoro estadounidense, conseguiría que un grupo de grandes bancos internacionales organizara un préstamo por 20.000 millones de dólares para despejar las dudas. El jueves, ese plan fue suspendido por los bancos, y reemplazado por uno menos ambicioso, que cubriría apenas los vencimientos de enero, por unos 4.000 millones de dólares. Las dudas respecto de la capacidad de pago de los títulos de la deuda externa no quedarán despejadas y la suba de precio de esos títulos podría verse truncada. Parecería hacer falta un esfuerzo mayor por parte del deudor (Argentina). El mensaje subliminal del FMI, del Tesoro estadounidense y del mercado de capitales parecería ser coincidente: Argentina debe acumular reservas. Ante esta sugerencia, el Presidente replica que, si se refinancian las deudas, no hace falta acumular reservas. Una aseveración que se parece al dilema del huevo y la gallina: ¿se puede refinanciar sin mostrar capacidad para acumular reservas con las que luego pagar? No es un capricho de los acreedores: incluso los países que no encuentran problemas para refinanciar sus pasivos en el mercado acumularon muchas reservas en sus bancos centrales: más de 20% del PBI en Uruguay, Perú y Paraguay, más de 15% en Brasil, Chile, Colombia y México. ¿Por qué deberíamos hacer algo diferente? La suba de precio de los bonos hace que acceder al mercado voluntario de deuda esté más cerca que nunca desde que en enero de 2018 se emitió el último bono voluntario. Pero, a la vez, estamos lejos por la obsesión con un esquema cambiario que podrá servir para controlar la inflación pero que, porque no permite acumular reservas, no genera confianza en los inversores y nos impide salir de nuestra fragilidad estructural. Fuente: El Entre Ríos

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