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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/11/2025 10:30
La antena de observación de China que iba a instalarse en El Leoncito, San Juan El gobierno de Javier Milei decidió desactivar un polémico proyecto de ampliación de la red de radares internacionales de observación espacial que impulsaba el Partido Comunista Chino en el país. Se trata de un observatorio que iba a instalarse en El Leoncito, en San Juan, y que formaba parte de una iniciativa de escala global a la que se sumó Argentina durante el gobierno kirchnerista. La antena de enormes dimensiones, denominada Radiotelescopio Argentino Chino (CART), iba a ser la segunda que China pretendía inaugurar en la zona cordillerana argentina. Es que ya funciona otra en Neuquén que es mirada con especial atención por Estados Unidos por el potencial uso militar que podría tener. La instalación de esos radares de enorme poder forman parte de la expansión del aparato científico-militar que China viene desarrollando en acuerdo con gobiernos con los que el gigante asiático tiene buena relación política, intensifica el intercambio comercial y genera inversiones que condiciona su futuro. La ampliación de la red de radares de observación del espacio profundo fue advertida por analistas internacionales, expertos en geopolítica y el gobierno de Estados Unidos como un riesgo para la seguridad hemisférica. En ese contexto, es que el gobierno de Javier Milei decidió desactivar la iniciativa. Desde el inicio de la gestión libertaria, se puso bajo análisis un convenio que concedía a China el control de esas instalaciones. De hecho, el año pasado hubo una inspección por parte de funcionarios nacionales, científicos y académicos en Neuquén, que tuvieron que requerir autorización especial para realizar un monitoreo sobre las actividades desarrolladas allí. El gobierno de La Libertad Avanza, más allá de la excelente sintonía que tiene con Estados Unidos, decidió detener en la Aduana el ingreso de materiales enviados desde China para terminar la instalación del nuevo radar en El Leoncito, un paraje alejado en San Juan, donde se había previsto instalar la segunda antena. “Esos envíos tenían irregularidades y, de hecho, ninguna autoridad relevante de China se hizo cargo de esos envíos”, explicó a Infobae una fuente oficial. Además, resolvió no renovar el convenio que tenía el CONICET con la Universidad de San Juan, que viabilizaba la instalación de ese nuevo radar. Venció en junio de este año y la Casa Rosada decidió no renovarlo. Esa decisión generó quejas de parte del Consejo Superior de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) que plantearon que se trata de “un proyecto con fines estrictamente científicos, producto de una labor fructífera de más de 30 años de cooperación internacional entre Argentina y China, llevado adelante por el Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” (OAFA) de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) y la Academia de Ciencias Chinas (CAS)“. La otra antena de China, que ya funciona en Neuquén Recordaron que, durante el gobierno de Cristina Kirchner, en 2015, se firmó un acuerdo entre la UNSJ, el CONICET, la CAS junto a The National Astronomical Observatories of China (NAOC) y el Gobierno de la Provincia de San Juan. Este fue el convenio que, efectivamente, la gestión actual decidió no continuar. El radar tiene un reflector primario 40 metros de diámetro y un reflector secundario de más de cuatro metros. Tenía una inversión del orden de los 350 millones de dólares, entre la aparatología, la construcción civil y la operación. El 28 de junio pasado, de acuerdo a lo que se publicó en la página oficial, llegó un grupo de científicos chinos, pero ya la decisión de frenar el proyecto estaba tomada. De acuerdo a las especificaciones técnicas explicadas por el órgano de difusión de la CART, “el radiotelescopio está formado por cuatro partes fundamentales: antena, sistema de posicionamiento, receptor y sistema de adquisición/procesamiento de datos”. “El sistema de posicionamiento de la antena dirige la misma a la posición que se desea observar y el reflector o parábola principal de la antena recolecta la señal proveniente de esa zona. El receptor radioastronómico es el encargado de tomar la energía suministrada por la antena y de acondicionar la misma a niveles y frecuencias adecuadas para su registro. La adquisición y procesamiento de datos se realiza mediante un sistema de computación dedicado”, se detalla en la página oficial. De todos modos, ese proyecto de carácter científico tiene el control del aparato militar del Partido Comunista Chino. Es una situación que pone en alerta a Estados Unidos, por la potencial aplicación para fines que no sean de observación astronómica. Uno de los que advirtió sin rodeos esta situación fue el anterior embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley. “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”, afirmó. Y agregó: “Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”. En la práctica, el convenio que terminó sin ser renovado por el CONICET le reconoció soberanía a China sobre el territorio donde está instalada esa antena, que es operada por personal enviado desde ese país. Es un hecho que quedó comprobado cuando, el año pasado, se realizó la inspección sobre el primer radar, en Neuquén.
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