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» Radiosudamericana
Fecha: 02/11/2025 21:56
Domingo 02 de Noviembre de 2025 - Actualizada a las: 16:27hs. del 02-11-2025 JUEGOS EVITAS 1973 En los Juegos Evita de 1973, un joven Diego consoló a “Pichón” Pacheco, promesa del fútbol de Corrientes. La imagen recorrió el mundo y escondía una historia de amistad, oportunidades perdidas y un final trágico. Es una de las postales más recordadas de la vida de Diego Armando Maradona. En la imagen, un adolescente de apenas 13 años abraza a otro joven futbolista que llora desconsolado en el césped. La foto, tomada durante los Juegos Evita de 1973 en Embalse (Córdoba), se viralizó en numerosas ocasiones desde la muerte del “Diez”, pero pocos conocen la historia detrás de ese instante: el chico al que Diego consolaba era Alberto “Pichón” Pacheco, una figura destacada del equipo de Corrientes. En aquel entonces, Maradona todavía no era el ídolo mundial que deslumbraría a generaciones. Participaba en el torneo con los Cebollitas, el equipo que más tarde se convertiría en leyenda. Durante esos Juegos, el joven Pelusa presenció la final entre los seleccionados de Corrientes y Entre Ríos. Los correntinos perdieron el partido y el mejor jugador del equipo derrotado, Pichón Pacheco, se derrumbó en el campo. Fue entonces cuando Diego se acercó y le tendió una mano. “No tenés que llorar, las finales se ganan y se pierden, te tenés que quedar tranquilo”, le dijo el pequeño Maradona, según recordó Antonio Pacheco, hermano de Pichón. Ese gesto marcó el inicio de una amistad que se extendió más allá del fútbol y de los años. Después del torneo, ambos jóvenes siguieron en contacto. Pichón viajó a Buenos Aires, conoció a la familia Maradona y compartió tardes de juegos con Diego y sus hermanos en la casa de La Paternal. “Diego quería que mi hermano llegara, lo llevó a Argentinos Juniors, le ofreció la camiseta 10, pero Pichón se fue alejando del fútbol”, relató Antonio. El correntino tenía talento, pero también luchaba contra problemas personales. A pesar de los esfuerzos de Maradona por impulsarlo —incluso intentó llevarlo a Italia cuando fichó por el Napoli—, Pichón se resistía a dejar su entorno. “Le mandó pasajes, los guardaespaldas lo fueron a buscar, pero mi hermano se escondía. No quería ser una carga para Diego”, contó su hermano. La historia tuvo un final doloroso. Años después, Pichón Pacheco se quitó la vida. “Fue trágico, pero lindo a la vez, porque siempre fueron muy amigos”, recordó Antonio entre lágrimas. El tiempo pasó, pero aquella foto —tomada hace más de medio siglo— sigue hablando de una humanidad que trascendió la pelota. Cuando Maradona murió en 2020, Antonio volvió a mirar la imagen y sintió que parte de su historia se iba con él: “Con su partida se fue una parte de mi vida, con él y con mi hermano. Arriba se van a encontrar seguro”, dijo. Detrás de la leyenda del “Diez”, una imagen guarda la memoria de un chico correntino y de un abrazo que unió para siempre a dos almas marcadas por la pasión del fútbol.
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