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  • Charles y su historia en el Córdoba CF: fútbol de autor con nombre inventado

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/11/2025 16:50

    Al común del cordobesismo, tanto el fijo como el discontínuo, el nombre de Charles les lleva a evocar a un delantero brasileño que lanzó su carrera con la blanquiverde a ritmo de goles en la bisagra de la primera década de los dos mil y que acabó siendo Pichichi de Segunda -y haciendo después una sólida carrera en Primera- después de que en El Arcángel le abrieran la puerta de salida tildándolo de "estancado". Pero antes de ese Charles de Souza -se retiró el pasado verano con los 40 cumplidos- hubo otro Charles. Los más veteranos no lo olvidan. Ni a él ni a ese equipo ruinoso, acordobesado por pura necesidad, que se derrumbaba sin remisión en los 80 del siglo pasado. Aquel volante pelirrojo, uno de los futbolistas icónicos de aquellos años de drama cotidiano, fue un Charles que ni siquiera se llamaba así. Adolfo José Troisi Couto (Buenos Aires, 1954), que había sido estrella del mejor Hércules de todos los tiempos, fue un extremo argentino que dio todo lo que tenía para ayudar a un Córdoba crepuscular entre 1981 y 1983. Le toco mirar de frente la cara más amarga del fútbol. ¿Cómo llegó al Córdoba? Antes de llegar a España, Adolfo tuvo una escala en Francia. Allí jugó en 1974 un torneo con la selección juvenil argentina -al lado de Kempes, Bertoni, Trobbiani...- y dejó su impronta. Le fichó año y medio después del Montpellier. ¿Y cómo llegó a la Liga? El Hércules, por aquel entonces un club estable en Primera, le llamó para jugar un partido amistoso ante el Liverpool en verano. El problema es que tenía contrato con el equipo galo. ¿Cuál fue la estrategia? Ocultar su identidad. «A partir de ahora te vas a llamar Charles», le dijo el directivo Manolo Calvo al joven Troisi nada más recibirlo en el hotel. «Me vio con ese color de pelo tipo inglés y así me quedé para siempre», recuerda con cariño Charles en el diario Información. Arsenio Iglesias se quedó encantado con él; ganaron aquel amistoso y pidió que lo ficharan. En torno a 10 millones de pesetas desembolsó el club de Rico Pérez a los franceses y a Charles le tocó un millón y medio en la operación. «Nunca supe por qué me dieron a mí esa cantidad, yo ya era el hombre más feliz del mundo al llegar al Hércules», admitió con sorpresa Charles, que usó ese dinero para comprar una casa a sus padres. Charles, en la esquina derecha de la fila inferior, en una alineación del Hércules de los 70. / CÓRDOBA Despachó cuatro campañas en la élite con el Hércules antes de dar un cambio arriesgado. Se marchó al Almería, donde estaba Arsenio, el técnico que le dio la alternativa. Le pagaban el triple. La oportunidad se tornó pesadilla cuando el club andaluz entró en quiebra y descendió. Charles se quedó en el limbo. Y ahí apareció el Córdoba. ¿Qué hizo? Tras un lustro en Primera, Charles aterrizó en un equipo de Segunda que era la viva estampa del "quiero y no puedo". Con una masa social escasa, un estadio que se caía a pedazos y un discurso ambiguo y poco seductor, el Córdoba se aferró a futbolistas locales para un renacimiento que no llegó. Luna Toledano, Perico Campos, Vinuesa, Monzón, Claus, Álvarez, Urbano... Gente de aquí a los que se sumó un retornado Manolín Cuesta para buscar un milagro. El argentino firmó 7 tantos el primer curso a las órdenes de Cayetano Ré, Escalante y Rajkov y el equipo se quedó más cerca de abajo que de arriba. Un aviso de lo que estaba por llegar. En la temporada 82-83, con el técnico yugoslavo primero y con Uceda después, el Córdoba -Charles firmó media docena de goles- se fue pique y descendió como claro colista con solo seis victorias. Al año siguiente continuaría la caída libre hasta Tercera, pero allí ya no estaría Charles. Y después... El Compostela y el Zamora, ambos de Segunda B, fueron las últimas escalas antes de colgar las botas en el Torrent y volver al lugar donde fue más feliz: Alicante. Montó una pizzería y después se lanzó con un negocio de comidas para llevar llamado El Rincón de Charles, que regentó con la ayuda de su esposa, Isabel, hasta la jubilación. El equipo de su vida, el Hércules -en el que estuvo en distintos momentos ayudando al fútbol base-, le nombró embajador del Centenario en 2022. El bonaerense encontró allí un nombre y una vida nueva.

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