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» Diario Cordoba
Fecha: 03/11/2025 05:30
El comercio electrónico no es nuevo, pero la pandemia marcó un antes y un después para miles de pequeños negocios. Muchos comercios cordobeses se vieron obligados a dar el salto al mundo digital y aprender sobre la marcha cómo vender a través de internet. Entre el ensayo, el error y una progresiva profesionalización, las marcas locales luchan hoy por hacerse un hueco en un mercado cada vez más competitivo, sin renunciar a la cercanía que siempre las ha caracterizado. En Andalucía más de 2.500 pymes venden sus productos a través de Amazon, que es uno de los gigantes del comercio electrónico en el mundo, y exportan más de 130 millones de euros, según los datos de la compañía actualizados a 2025. A nivel local son pocos o nulos los datos que hay al respecto y desde Comercio Córdoba ya han asegurado en varias ocasiones que supone un reto muy importante para el sector. Entrar en el ‘e-commerce’ La tienda Plumeti, ubicada en la calleja Barqueros, 4, nació en plena apuesta por combinar lo físico y lo digital, porque desde el principio las hermanas Marina y Ara Martín Caracuel tuvieron claro que su tienda sería híbrida. Aunque abrieron primero el local, la web llegó pocos meses después: «Decidimos lanzar la tienda on line unos tres o cuatro meses después de abrir», explica Marina. No tenían formación en marketing ni en diseño, pero aprendieron sobre la marcha y ahora llevan íntegramente la parte digital y de logística de los envíos, contando con un almacén dentro de la tienda para ese trabajo. La tienda física sigue siendo su principal fuente de ingresos, aunque el canal on line representa entre un 30% y un 40% de sus ventas. Ese volumen varía según la época del año. En Navidad, verano o Semana Santa es cuando más aumentan las ventas y en esas temporadas fuertes pueden gestionar unos diez pedidos al día, que «para nosotras es mucho», aseguran. Sus ventas se concentran, sobre todo, en España, aunque constantemente reciben peticiones desde Portugal o Canarias, que es el siguiente paso que quieren conseguir. Las experiencias son muchas y variadas dentro del comercio local. Bea Soldado es una marca de joyas que nació hace unos diez años directamente en internet, sin tienda física al principio. Es nativa on line. Empezaron vendiendo por Facebook y redes sociales, y al año ya estaban creando su propia tienda en internet, explica Fran Claus, uno de sus socios. La ventaja con la que contó esta marca es que ya estaban posicionados cuando estalló el comercio on line en 2020, con la pandemia, por lo que ese momento fue un punto de consolidación y no de improvisación. «Ese camino que teníamos recorrido se notó muchísimo, aunque fue una locura, todo se multiplicó a gran escala», cuenta Fran. Aunque cuentan con varios puntos físicos, actualmente el 75% de las ventas generales de la marca procede de la tienda on line, tanto en su web propia como en plataformas como Amazon y El Corte Inglés, con clientes principalmente de toda España y de entre 20 y 45 años. Disimusa, una tienda de diseño de abanicos hechos y pintados a mano abrió en 2013, pero tuvieron que cerrar durante la pandemia por no poder afrontar el pago del alquiler. Para entonces, ya tenían una página web, que funcionaba más de escaparate y que decidieron reactivar al quedarse sin tienda física. Contratar profesionales especializados les resulta inasumible tras invertir muchísimo en SEO, posicionamiento y marketing digital y muchas veces no obtener los resultados que esperaban. Las ventas presenciales siguen siendo su sustento principal tras volver a abrir la tienda, en la calle Almanzor, 7, mientras las ventas por internet les representa apenas un 5%. María del Carmen Pintado Moreno y Adriana Valenzuela Pintado en Disimusa, su tienda de abanicos. María del Carmen Pintado Moreno y Adriana Valenzuela Pintado tienen una perspectiva más crítica y realista del comercio on line, basada en sus propios resultados, pero siendo conscientes de que hoy en día hay que estar presentes en internet y a través de todos los canales posibles. Para todos, las principales dificultades al inicio fueron la falta de conocimiento técnico sobre páginas web, marketing, redes sociales y la logística. Todos se lanzaron al mundo digital sin experiencia previa. «Entramos en un mundo que realmente no sabíamos por dónde y cómo funcionaba, hace diez años, pero fue una aventura y fuimos aprendiendo con la evolución del marketing digital», explica Fran Clau. Adriana Valenzuela Pintado asegura que se ha formado de manera autodidacta en gestión web, que ahora hace sola. «Un familiar cercano nos ayudó a crear la web porque no teníamos experiencia en este ámbito», cuentan las hermanas de Plumeti, que tampoco estudiaron nada relacionado con el marketing o el e-commerce y se han encargado ellas a base de ensayo y error, lo que habla también de un nicho que necesita el comercio local: la formación en esta materia. El papel de las redes Las redes sociales son una herramienta fundamental para el pequeño comercio hoy en día. Es el escaparate que en muchas ocasiones les permite redirigir a potenciales clientes a sus páginas web, donde pueden explorar los productos y comprarlos. «Las redes sociales son fundamentales, porque es lo que nos permite estar activos y cercanos a nuestros clientes», asegura Marina, de Plumeti, que agrega que «intentamos publicar contenido útil, inspirador o con las tendencias actuales». Aunque no todo es fácil. Disimusa considera las redes sociales un escaparate imprescindible, pero muy exigente en tiempo y esfuerzo, que dejan de invertir en el trabajo artesanal de sus productos, aunque admite que «cuando lo hacemos sí que notamos que hay una diferencia, hay un poco más de movimiento porque lo hacemos con mucha ilusión y ponemos nuestra parte más artística». Las hermanas Marina y Ara, con varios paquetes de los productos de su tienda, Plumeti. Desde Bea Soldado consideran, por otra parte, que los constantes cambios de algoritmos han reducido su eficacia, por lo que hoy su estrategia es más orgánica y de fidelización, no de impacto inmediato. Pero, eso sí, internet les permite conocer y segmentar a su público con mayor precisión, lo que les posibilita también saber qué le gusta al público en cuanto a las tendencias en joyería. En Plumeti coinciden en el valor del contenido orgánico, sin pagar a influencers ni creadoras, y aseguran que las redes sociales generan el tráfico imprescindible para la venta de sus productos a través de la web. Competir con los grandes La atención personalizada que toda la vida ha caracterizado al pequeño comercio se traslada también a la venta on line. Gran parte del esfuerzo está en construir una imagen sólida y diferenciada, no competir en precio ni velocidad con gigantes como Amazon o Ebay y priorizar la calidad del producto. Las tres marcas -Pumeti, Disimusa y Bea Soldado- coinciden en que no pueden bajar sus precios para competir con los grandes monstruos del comercio electrónico. «Nunca hemos adaptado precios para competir, ni con grandes ni con pequeños comercios, porque mi producto no es solo lo que te llevas, es todo lo que hay detrás», asegura Marina Martín Caracuel, mientras que Fran Claus agrega que «queremos que si alguien compra un anillo, lo compre porque quiere un anillo de Bea Soldado, no porque quiera uno cualquiera» y Adriana Valenzuela Pintado asegura que no se ajustan a los precios de la competencia y considera que, muchas veces, trabajan «por amor al arte».
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