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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 26/10/2025 12:49
El diagnóstico médico aporta sentido y alivio a quienes enfrentan síntomas poco comprendidos (Imagen Ilustrativa Infobae) El impacto de un diagnóstico médico va más allá de la descripción de síntomas o la apertura de un camino terapéutico. Un nuevo estudio analiza cómo la mera asignación de un nombre clínico a una experiencia individual puede tener repercusiones en la vida y el bienestar de los pacientes. El trabajo fue publicado en la revista BJPsych Bulletin, avalada por Cambridge University Press, y explora las múltiples dimensiones del denominado “efecto Rumpelstiltskin” a partir de casos médicos, literatura científica existente y referentes culturales. Los autores fueron Alan Levinovitz, profesor de filosofía y religión en la James Madison University, y Awais Aftab, profesor adjunto de psiquiatría en la Case Western Reserve University. ¿Cuál es el impacto del diagnóstico en los pacientes? El estudio propone que el diagnóstico clínico puede ejercer un efecto terapéutico propio, incluso sin intervenciones farmacológicas o terapias adicionales. Los autores lo llaman “efecto Rumpelstiltskin”, en referencia al personaje del cuento clásico de los hermanos Grimm que permite a la protagonista librarse de su problema una vez que descubre el nombre esotérico de su opresor. El efecto Rumpelstiltskin pone en evidencia el poder de nombrar una condición clínica (Imagen Ilustrativa Infobae) Según Levinovitz y Aftab, “el término diagnóstico, pese a su naturaleza meramente descriptiva, parece otorgar a muchos pacientes un marco explicativo, y, en ocasiones, produce efectos profundos”. El artículo describe casos en los que pacientes experimentan alivio al recibir un diagnóstico concreto para síntomas prolongados o poco comprendidos. Una narrativa señalada compara la reacción de una paciente que, tras recibir la noticia de que tenía trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), expresó una sensación de alivio al tener al fin una explicación. Otro testimonio, recogido en el estudio, pertenece a una mujer diagnosticada a los 53 años: “Lloré de alegría. Sabía que no estaba loca, que no era una fracasada”. Según la investigación, esta dinámica aparece en un amplio espectro de diagnósticos, como cefaleas tensionales, tinnitus, fatiga crónica, síndrome de piernas inquietas, insomnio, síndrome del intestino irritable, dispepsia funcional, urticaria crónica y condiciones del espectro autista. Los autores sostienen: “Estas experiencias evidencian un fenómeno médico llamativo, no reconocido y hasta ahora sin nombre: el efecto terapéutico propio de un diagnóstico clínico”. Un punto central del estudio es que ponerle un nombre médico a lo que una persona siente ayuda a cambiar la manera en que entiende su situación. En vez de verse a sí misma como alguien con un problema personal o una debilidad, la persona puede empezar a ver lo que le pasa como parte de una condición reconocida. Esta nueva explicación permite dejar de culparse y encontrar sentido a sus síntomas. El artículo analiza casos donde el diagnóstico transforma la percepción del paciente sobre su salud (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio recupera aportes teóricos de la filósofa Miranda Fricker, quien vincula este tipo de experiencias con lo que denomina “injusticia hermenéutica”, es decir, la incapacidad colectiva de articular un sufrimiento hasta que se le da un nombre. El artículo de Levinovitz y Aftab se basa en un análisis crítico de la literatura científica, en la revisión de relatos clínicos y en la identificación de patrones culturales asociados al valor terapéutico del nombrar. Para construir el concepto de efecto Rumpelstiltskin, los autores incorporan estudios previos relevantes. Además, el trabajo recurre a experimentos controlados que muestran que los pacientes con síntomas médicamente inexplicables mejoraron más cuando recibieron un diagnóstico firme y un pronóstico positivo, incluso en ausencia de tratamientos adicionales. El estudio también aborda las consecuencias de la comunicación del diagnóstico y el surgimiento de comunidades de apoyo que potencian la identidad compartida y mitigan el estigma. “Recibir un diagnóstico proporciona un lenguaje común y acceso a una red de individuos con desafíos similares”, subrayan los autores. El reconocimiento de un trastorno ayuda a mitigar el estigma y a crear comunidades de apoyo (Imagen Ilustrativa Infobae) A la hora de delimitar el fenómeno, el trabajo diferencia el efecto Rumpelstiltskin de otros procesos psicosociales, como el efecto placebo, aunque reconoce que ambos comparten mecanismos como la anticipación, la influencia de rituales médicos y la esperanza que proporciona la figura del profesional. Otras líneas analizadas relacionan el fenómeno con la disminución de la ambigüedad y el aumento del control psicológico, lo que facilita la construcción de una historia que dé sentido al sufrimiento. Reflexiones sobre el uso y los límites del diagnóstico Levinovitz y Aftab sugieren que el reconocimiento del efecto Rumpelstiltskin obliga a replantear el rol del diagnóstico dentro de la práctica clínica. Si el acto de diagnosticar por sí mismo puede modificar el estado del paciente, los profesionales tendrían que incluir este efecto en la evaluación global y reflexionar sobre las implicancias éticas y comunicacionales de su uso. El estudio advierte que el diagnóstico puede no ser universalmente beneficioso. “En ciertos casos, el diagnóstico puede generar miedo, estigma o incluso aislamiento social, especialmente ante condiciones crónicas o socialmente marginadas”, puntualizan los autores. El riesgo es que la persona se identifique solo con el diagnóstico y crea que no puede cambiar, lo que genera una pérdida de confianza en su capacidad para mejorar. Los riesgos y límites de recibir un diagnóstico incluyen el miedo, el aislamiento o la autolimitación (Imagen Ilustrativa Infobae) “El diagnóstico puede volverse una profecía autocumplida, cerrando las opciones del individuo”, indican los expertos, y mencionan que esto puede conducir a ciclos de evitación y autolimitación en cuadros de ansiedad. La investigación también destaca los riesgos de una sobre-medicalización de la vida cotidiana y el aumento del autodiagnóstico en contextos marcados por la proliferación de información en internet. Los autores instan a desarrollar más estudios, tanto cualitativos como cuantitativos, para medir la extensión y los límites del fenómeno. “Si el efecto Rumpelstiltskin es tan importante y generalizado como creemos, tanto la investigación como los ajustes mejorarán el bienestar de los pacientes y nos indicarán nuevas y prometedoras direcciones para la práctica clínica”, concluyen.
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