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  • La Iglesia anhela que tras las elecciones la urgencia sea la reactivación económica

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 26/10/2025 16:46

    La Iglesia católica suma otro interrogante: ¿El Presidente se abocará inmediatamente a la búsqueda de una reactivación económica? Cuando se conozca el resultado electoral, el siguiente enigma que empezará a develarse será la reacción de Javier Milei, para muchos analistas una cuestión tan o más importante que lo que arrojen los resultados. ¿Se abrirá realmente a un diálogo cuanto menos con las fuerzas políticas con las que tiene algún grado de afinidad para buscar consensos? ¿Convocará a integrar a su gobierno a extrapartidarios para ampliar la base de sustentación política? La Iglesia católica suma otro interrogante: ¿El Presidente se abocará inmediatamente a la búsqueda de una reactivación económica? Es que cree que no debe demorarse una mejora -y que llegue a todos- porque considera que mucha gente la está pasando mal, más allá de que este Gobierno diga haber sacado de la pobreza a 12 millones de personas gracias a la baja de la inflación, una variable que juzga limitada para mensurar lo social. Que los precios no sigan subiendo, al menos de una manera significativa, sobre todo cuando se trata de alimentos, constituye un alivio para la gente con menos recursos, pero no cambian radicalmente su situación. Además, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) pidió cautela a la hora de evaluar las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) porque considera que algunos instrumentos de medición deberían ser mejorados. Esto implica que unos 15 millones de personas están bajo la línea de la pobreza, entre ellos 3,2 millones de indigentes. Son muchos aún. Pero hay encuestas que están reflejando crecientes necesidades en una clase media cada vez más empobrecida. Una encuesta de la consultora Escenarios determinó -a principios de octubre, con base en una muestra de 1400 casos- que el 53% de los argentinos no llega a fin de mes, mientras que el 30% llega “con lo justo”. El 46% de los hogares tuvo que restringir “mucho” su consumo y un 37% “un poco”. Solo un 16% dijo tener ingresos suficientes. En esto tienen mucho que ver los servicios públicos que -por recorte o eliminación de los subsidios- aumentaron muy por arriba de los salarios, al igual que otros “servicios no regulados” como las expensas, por no hablar de los más de cinco millones de jubilados que cobran la mínima. Esto en el marco de una economía que desde hace más de una década no crece y está por entrar en recesión tras un cierto repunte. Pero la Iglesia subraya que aproximarse a la pobreza desde los números puede ser un modo muy teórico, por no decir frío. Otra cosa, dicen, es estar cerca de los pobres que no llegan a las cuatro comidas y los chicos que van el lunes a la escuela con hambre. O ver a los sectores medios haciendo con frecuencia dolorosos esfuerzos para no caerse del sistema. Obviamente, no se trata de una situación novedosa. No empezó con el gobierno de Milei. Pero la Iglesia no observa que, más allá del imprescindible empeño en bajar la inflación, haya actualmente medidas que tiendan a revitalizar la producción y multiplicar el empleo. En cambio, todo el ímpetu se lo lleve el equilibrio fiscal. De todas maneras, cree que un Gobierno no puede afrontar en soledad los grandes desafíos que tiene el país. Desde la crisis de 2001 brega sin éxito por el diálogo y la búsqueda de consensos entre todos los dirigentes, actitudes que los políticos en campaña siempre reivindican, pero dejan de lado cuando llegan al poder. En rigor, Milei ni siquiera en la campaña se mostró acuerdista. Pero la realidad y la fuerte presión de Estados Unidos -de la mano de la crucial ayuda que le está dando comprando pesos para contener el dólar- lo llevan a decir una y otra vez últimamente que luego de las elecciones se abrirá al diálogo. Tiene en carpeta proyectos de ley que considera fundamentales para sacar el país adelante como las reformas impositiva y laboral, para lo cual deberá buscar el apoyo de legisladores de otros espacios políticos. Pero la duda es si, efectivamente, mostrará vocación de diálogo pese a su carácter belicoso. La oposición tiene su cuota de responsabilidad. También habrá que ver cómo reacciona, especialmente si el resultado es muy adverso para el oficialismo. La inquietud no es traída de los cabellos: hubo últimamente declaraciones con cariz destituyente de ciertos políticos del peronismo. El Congreso deberá dejar de ser escenario de riñas bochornosas y dar paso a la búsqueda de acuerdos. Lo acaba de decir en una declaración la comisión episcopal de Laicos, al abogar para que “se vuelva un ámbito de diálogo donde poder superar las heridas sociales de nuestro pueblo”. “La práctica política recobra su sentido más profundo cuando busca la unidad y prioriza a las personas más vulnerables, promoviendo intereses que beneficien al conjunto”, partiendo de “las necesidades reales y de escuchar a los más vulnerables”, afirma citando a Francisco. Bajo la consigna “Tu voto y tu compromiso, cimiento de nuestra democracia”, el organismo convoca a los católicos a votar, preocupado frente una cada vez menor participación en las elecciones, que en las legislativas de mayo en la ciudad de Buenos Aires fue de apenas el 53%. La declaración se basa en la doctrina social católica que exalta la participación de los fieles en la vida cívica como “una forma de servir y construir una comunidad más justa y solidaria”, rechaza el abstencionismo y considera como una actitud extrema votar en blanco. Admite que “a veces el clima cultural está impregnado de desconfianza y cansancio hacia la política y sus actores” y que “es comprensible que sintamos cansancio o decepción”. “Somos portadores de una esperanza que debe animarnos a involucrarnos”, señala. Leé también: Corrupción y financiamiento narco de la política: la vigencia de una advertencia de Juan Pablo II “Esta es nuestra oportunidad para dar mayor presencia a nuestra voz en el recinto legislativo y de incidir en el rumbo del país”, subraya y recomienda informarse para discernir a quién votar conociendo sus antecedentes cívicos y valores y sus propuestas. En síntesis, el resultado electoral será ciertamente un dato relevante. Pero la reacción del Presidente no será un hecho menor. Como tampoco, en su debida proporción, el comportamiento de la oposición. Todos, en definitiva, deberán estar a la altura de las circunstancias porque hay mucha gente que está sufriendo y necesita una actitud madura de su dirigencia. ¿Es mucho pedir?

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