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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 14/10/2025 14:31
Pablo Laurta en la estación de servicio luego de matar al chofer desaparecido Este martes, mientras su hijo cumple seis años de edad, el uruguayo Pablo Laurta espera su traslado hacia una cárcel en la provincia de Córdoba para responder por los asesinatos a tiros de su ex pareja, Luna Giardinia y su ex suegra, Mabel Zamudio, ocurridos la semana pasada en la casa donde vivían ambas mujeres en el barrio de Villa Serrana, en la periferia de Córdoba capital. En el medio, sigue en el aire el misterio de la brutal muerte de Martín Palacios, el remisero que lo trasladó desde la terminal de Entre Ríos en Concordia hasta Córdoba a bordo de su Totoya Corolla el 7 de octubre pasado. Un cuerpo decapitado y desmembrado, que sería de Palacios “en un 99%”, afirman fuentes del caso, fue hallado en la zona de Yeruá, a 35 kilómetros de Concordia. El Corolla fue encontrado incendiado en la zona de la ruta de las Altas Cumbres cordobesas, a más de 80 kilómetros de distancia. Tal vez, si un fiscal entrerriano lo imputa, deberá responder por esa muerte. Si es que es culpable, ¿cómo hizo Laurta, referente del grupo antifeminista Varones Unidos, dedicado a combatir supuestas falsas denuncias en conflictos parentales, para matar a un hombre, decapitarlo, desmembrarlo y luego incendiar un auto, todo a la fuga, con un chico a cuestas? Ricardo Juri fue uno de los comisarios inspectores más interesantes de la historia reciente de la Policía Federal. Docente en el Instituto Universitario de la PFA, capturó a asesinos como el temible sicario narco “Piedrita” Arredondo, entre otros casos de otro perfil. Licenciado en Investigación Criminal, Juri intervino en la investigación del crimen de Ángeles Rawson y fue jefe de las divisiones Trata de Personas y Triple Frontera. Hoy retirado, analiza el caso de Laurta. Para el comisario retirado, se trata de una mezcla de caos y voluntad. Luna Giardina y Mabel Zamudio, las víctimas En un informe personal, Juri analizó la estructura básica del caso y llegó a una conclusión final: “El caso presenta un plan delictivo estratificado en tres niveles. Primero, el nivel logístico: el homicidio del remisero y posterior encubrimiento. Luego, un nivel emocional, con el doble femicidio. Más tarde, el nivel de fuga, la huida hacia Gualeguaychú”, aseveró. En el camino, cree Juri, Laurta colapsa, pero dentro de un parámetro inusual: “La lógica del autor combina racionalidad instrumental con colapso conductual final. El asesinato del remisero, aunque costoso, se inserta dentro de una estrategia de control total, típica de estructuras paranoides de dominio”. Matar a Palacios, si es que lo hizo, se vuelve otra variable inquietante. “El homicidio de Palacios fue instrumental en la estructura del plan, aunque ineficiente en resultado. Fue racional en su concepción, pero irracional en su costo operativo, ya que complejizó la cadena criminal. Desde el punto de vista psicocriminal, revela racionalidad paranoide: eliminar todo factor fuera de control”, continuó. Pablo Lartua, en una foto de sus redes sociales Así, el presunto triple asesino se vuelve un frío calculador. El comisario retirado cree que Lartua apeló a “la apariencia social de padre con hijo”, que conlleva una “baja percepción de riesgo”. Al supuestamente quemar el Corolla y el cadáver, buscó “cortar la trazabilidad entre Concordia y Córdoba y destruir evidencia biológica”, continuó Juri. Sin embargo, a pesar de todo su plan, Laurta llevó hasta la habitación 209 del hotel Berlín de Gualeguaychú, donde finalmente fue capturado, la billetera del remisero y la posible arma del doble crimen.
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