13/09/2025 18:22
13/09/2025 18:21
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
13/09/2025 18:15
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/09/2025 16:31
Paul McCartney soñó con la melodía de "Yesterday" en el altillo que compartía con Jane Asher, su novia a mediados de los sesenta (Photo by Mark and Colleen Hayward/Redferns) -¿Reconocés esto? Paul McCartney repetía la misma pregunta a cualquiera que se cruzara con él. A John Lennon, a George Harrison y a Ringo Starr les preguntaba lo mismo todos los días. Varias veces por día. También a George Martin, el productor de EMI que lustró el diamante en bruto y obtuvo la mejor versión de Los Beatles. Se lo preguntaba a Jane Asher, su novia de entonces, y a los técnicos y arregladores musicales que iban y venían por los estudios de Abbey Road. Lo preguntaba con insistencia y con preocupación. Estaba seguro de que había, en esa melodía que le flotaba en la cabeza sin parar, un cabo suelto que se le estaba escapando. Tanto insistía McCartney con la pregunta que Harrison y Lennon hacían bromas sobre su obsesión con esos acordes que encadenaba y tarareaba casi constantemente. “Pregunta por esta melodía como si se le hubiera ocurrido la Novena Sinfonía”, ironizaba Harrison. Era 1964 y McCartney había llegado con una melodía nueva a los estudios de grabación. La había soñado una noche en la cama que compartía con su novia, en el altillo de una antigua casa londinense. Según el propio músico contó tantas veces, la melodía lo despertó y él no dudó: se sentó inmediatamente en el viejo piano de la habitación para repetirla, completarla y, sobre todo, no olvidarla. Pero en medio de la inspiración y de la sensación de que la melodía era realmente poderosa, a McCartney lo asaltó una duda que, en los días y meses siguientes, no paró de crecer: “¿Esto que soñé es nuevo o alguien ya lo compuso y lo incluyó en una canción?“. La banda estaba en medio de la Beatlemanía: Lennon y Harrison consideraron que la melodía nueva de Paul iba en contra de ese sonido joven y rockero (Photo by GAB Archive/Redferns) En medio de la Beatlemanía en su máximo esplendor, el bajista de la banda de Liverpool hacía todo lo posible por descartar la posibilidad de que esa melodía que había sonado en sus sueños fuera parte de alguna de las canciones que había escuchado en la casa de sus padres cuando era apenas un niño. Su obsesión tenía un motivo concreto: no quería plagiar a nadie. El origen de un himno arrollador “No, no lo escuché nunca antes”, le respondían una y otra vez a McCartney todos los que eran casi interrogados por Paul. En algún momento, que tardó varias semanas en llegar, tantas negativas apiladas convencieron al músico de que esa melodía que había soñado era inédita. Que nadie había hilvanado esas notas en ese orden antes. Que podía hacer con ese pedacito de canción lo que quisiera porque era suya. Entonces Paul puso (aún más) manos a la obra. Mientras la canción era un proyecto, se llamó “Scrambled eggs” (“Huevos revueltos”). Era lo que lograba hacer rimar en esa sucesión de notas que, cuando McCartney tuviera terminada la canción, diría otra cosa, mucho más contundente: “Yesterday”. John y George no le veían gran futuro a esa melodía con la que Paul luchaba para que creciera y, sobre todo, para que tuviera letra. La historia les demostraría que estaban equivocados, pero para eso todavía faltaba. Mientras tanto, McCartney cambiaba lo de “Scrambled eggs” por “Yesterday”, y le sumaba lo de “all my troubles seemed so far away”, y una de las canciones más importantes del siglo XX y de la historia de la música popular empezaba a tomar su forma definitiva. La letra de esa canción que se volvió himno se le fue apareciendo a Paul en un viaje por tierra que hizo por Portugal junto a Jane Asher. En medio de la aventura rutera junto a esa novia con la que compartía el altillo inspirador, McCartney fue juntando las palabras que terminarían de darle forma a una de sus máximas creaciones. George Martin, histórico productor de Los Beatles, animó a Paul a que se animara a grabar la canción solo y a introducir un cuarteto de cuerdas Algunos años después, cuando “Yesterday” ya era un éxito indiscutible, Paul contó que el verso “I said something wrong” se le había ocurrido por el arrepentimiento que sentía por cómo le había hablado una vez a su madre, Mary, cuando era chico. Mary, que murió cuando McCartney tenía apenas 14 años, había sido una figura central -y lo sería para siempre- en la vida del músico. A ella le dedicó ese verso, casi como un pedido de perdón inscripto en la eternidad, y nada menos que “Let it be”. Un solo Beatle, por primera vez La apuesta inicial que Los Beatles hicieron por la canción fue baja. Demasiado para el gusto de Paul, e incluso para lo que George Martin veía en esa composición de origen onírico. Decidieron que la canción se incluiría en el disco Help! pero que no era lo suficientemente buena como para lanzarse como un single y tener éxito. Esa fue la determinación que tomaron a la hora de lanzar su nuevo material en el Reino Unido, su casa matriz. Pero en Estados Unidos, donde por cuestiones contractuales con la discográfica allí la banda tenía menos margen para tomar decisiones, Capitol Records decidió apostar a la canción en la que no confiaban ni John ni George. El 13 de septiembre de 1965, hace exactamente 60 años, “Yesterday” se lanzó como single en territorio estadounidense e inmediatamente se convirtió en el éxito que consagraría a la canción como la más versionada de la historia. La grabación de la canción había sido toda una novedad para el método habitual de Los Beatles en el estudio. Ringo fue el primero en decir que no tenía nada para aportar desde su batería a la composición que McCartney le había llevado a la banda. Harrison y Lennon se sumaron a la moción: no podían hacer nada con sus guitarras. La canción fue lanzada como single en Estados Unidos pero no en el Reino Unido “Yesterday” fue, entonces, la primera canción que grabó sólo uno de Los Beatles. En dos tomas en el estudio, McCartney logró plasmar eso que había empezado en su inconsciente una noche cualquiera a las cuatro de la madrugada. Le alcanzaron dos tomas para que la canción quedara lista para editarse en Help! y como single del otro lado del Atlántico. George Martin sí hizo su aporte. Además de envalentonar a McCartney a que se animara a grabar solo, una decisión inédita para la banda, logró convencerlo de que un cuarteto de cuerdas podría sumarle puntos a la canción. “Nada grandilocuente”, advirtió Paul. Y Martin le garantizó que sería un acompañamiento lo suficientemente sutil como para embellecer su composición sin invadirla. McCartney confiaba ciegamente en George Martin, el productor que había elegido a Los Beatles para contratarlos a través de EMI y que los llevaba a una cumbre musical cada vez más alta. Así que aceptó. Detrás de su voz y su guitarra, hay dos violines, un chelo y una viola. Ninguna grieta pública Martin, que había convencido a Paul de que grabara solo a pesar de la inhibición inicial del músico, también le planteó la posibilidad de acreditar la canción a su nombre, y no como una creación de Los Beatles. McCartney se negó rotundamente: no daría ninguna señal de fractura interna con sus compañeros de banda. Así que la canción se editó como siempre, a nombre de Lennon / McCartney. La canción se acreditó como era habitual: a nombre de "Lennon / McCartney". Tras el asesinato de John, Yoko Ono cobró las regalías. Archivo/ EFE Años después, Paul se quejaría un poco de que John figurara antes que él, una decisión que se había tomado basada en el orden alfabético y porque de esa manera sonaba mejor al oído que al revés. Llegó a quejarse, incluso, de que en algún momento las regalías fueron más para Yoko Ono, que en 1980 se convirtió en la viuda de John, que para él. Pero para eso faltaba. Primero, para que esas regalías fueran un asunto en disputa, la canción debía convertirse en un éxito global. Una canción para miles de artistas Apenas se lanzó en Estados Unidos, “Yesterday” subió a velocidad meteórica al número uno del ranking Billboard Hot 100, y se mantuvo allí durante cuatro semanas. En cinco semanas, mientras la canción sonaba en todas las radios de rock y pop, se vendieron un millón de copias. La canción sonaba a lo largo y a lo ancho del país que se convertía en la capital internacional de la industria del entretenimiento y el espectáculo. “Yesterday” permaneció once semanas en el ranking Billboard, y en 1966 se convirtió en el número de las ventas en el Reino Unido, aunque no editado como un single sino como un EP. Los Beatles no accedían a publicarlo como un single porque esa balada lenta e introspectiva no se parecía en nada a esa juventud que sacudía la cabeza que gobernaba la Beatlemanía por esos años. No querían desentonar con sus propios hits. Nada de eso frenó el impacto de “Yesterday”. En 1986, el Libro Guinness de los Récords la acreditó como la canción con más covers de la historia. Se estimaban, para aquel entonces, unas 1.600 versiones. Al día de hoy se registran alrededor de 3.000 versiones en catálogos internacionales. Los Beatles, la banda más influyente de la historia del pop (AP) Frank Sinatra, Elvis Presley, Aretha Franklin, Ray Charles, Joan Baez y Plácido Domingo son algunos de los enormes artistas que se rindieron a los pies de esa canción que nació de un sueño: todos ellos la interpretaron, cada uno a su manera. Hasta el final del siglo XX, Broadcast Music Incorporated (BMI) contabilizó que la canción se había reproducido más de siete millones de veces en la radio y la televisión de Estados Unidos. La BBC Radio 2 la consagró como Mejor Canción del siglo XX, y en el 2000, tanto MTV como Rolling Stone la eligieron Canción Pop Número 1 del milenio. Cuando Rolling Stone armó su ranking con las 500 mejores canciones de la Historia, la ubicó en el puesto 13. “Yesterday” se considera la inauguración del pop barroco, una inspiración que impactaría en los grandes artistas de la segunda mitad del siglo XX. Pero nada de eso alcanzó para convencer del todo a Lennon, que alguna vez dijo: “La letra no resuelve ningún sentido. Son buenas líneas, ciertamente funcionan, pero si leés la canción completa no dice nada”. Tanto él como Bob Dylan aseguraron que no les hubiera gustado componerla. Chuck Berry se paró en la vereda de enfrente y dijo: “‘Yesterday’ es la canción que me habría gustado escribir”. Detrás de ese himno, se acumulan hasta hoy ganancias millonarias. Según la revista Forbes, ninguna otra canción reportó más ganancias que “Yesterday” a lo largo del siglo XX. La BBC estimó en 2012 que el tema llevaba recaudado 19,5 millones de libras en derechos de autor: toda una suma para asegurarle una vida millonaria a McCartney, cuya fortuna total se estima en 1.200 millones de dólares. Nació de un sueño que obsesionó a su dueño. Que lo hizo temer que su mente le estuviera jugando una mala pasada y que detrás de esa melodía hubiera un robo involuntario a otro artista. No sedujo a sus compañeros de banda pero sí al mundo entero. “Yesterday” cumple 60 años y el mundo la ama.
Ver noticia original