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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/08/2025 10:31
Dragón Azul. (Shutterstock España) Este verano, varias playas españolas han tenido que cerrar temporalmente el acceso al baño tras la aparición de ejemplares del llamado dragón azul (Glaucus atlanticus), una babosa marina de apenas tres o cuatro centímetros de longitud, pero con una reputación inquietante. El caso más reciente se produjo en Guardamar del Segura (Alicante), donde un bañista avistó dos ejemplares en la playa de Vivers. Tal y como relató el alcalde José Luis Sáez en declaraciones recogidas por El País, la bandera roja se izó apenas media hora antes de que acabara el turno de los socorristas: “No sabíamos si había más ejemplares varados o cercanos a la costa, por lo que pusimos en marcha el protocolo”. Finalmente, tras un dispositivo de vigilancia, no se detectaron más individuos, pero la precaución se mantuvo como sucede cuando aparecen medusas o, en el peor de los casos, la peligrosa carabela portuguesa. A pesar del revuelo, Cervera matiza en su entrevista a El País que se trata de un episodio puntual: “Cerrar las playas por tres o cuatro ejemplares es una sobrerreacción”. El experto recuerda que sus picaduras suelen ser leves y que no suele alcanzar la gravedad de las de la carabela portuguesa, de la que se alimenta. Con todo, los ayuntamientos recomiendan no tocarlos y avisar a socorristas o autoridades en caso de avistamiento, ya que no se descartan reacciones alérgicas excepcionales. Mientras tanto, el hallazgo ha despertado la curiosidad del público y los investigadores por las características de esta criatura marina que, pese a su tamaño diminuto, esconde un conjunto de adaptaciones sorprendentes. Cada verano, las medusas proliferan en las costas españolas. Aunque afectan al turismo, también cumplen funciones ecológicas y tienen aplicaciones científicas. Su presencia refleja desequilibrios ambientales y el calentamiento global. 1. Cuando falta comida, recurre al canibalismo Cuando los recursos escasean, el dragón azul puede recurrir al canibalismo. Se han documentado casos en los que un ejemplar devora a otro de su misma especie, comenzando por la cabeza. Esta estrategia extrema, aunque rara, asegura su supervivencia en entornos donde la disponibilidad de presas tóxicas como la carabela portuguesa disminuye. 2. Es hermafrodita Todos los dragones azules son hermafroditas, es decir, poseen órganos reproductores tanto masculinos como femeninos. Para reproducirse necesitan un compañero y, tras el apareamiento, ambos producen huevos diminutos. Estos suelen depositarse sobre objetos flotantes como ramas, trozos de madera a la deriva o incluso esqueletos de animales marinos. 3. Roba el veneno de su presa para defenderse Su dieta incluye especies altamente urticantes como la carabela portuguesa (Physalia physalis). Al alimentarse, selecciona las células urticantes de esta medusa —los nematocistos— y las almacena en estructuras especializadas llamadas cerata. En ellas, los conserva y los concentra, logrando que su propia picadura sea, en ocasiones, más potente que la de la presa original. 4. Flota gracias a una burbuja de gas El dragón azul vive en la superficie del mar, donde se deja arrastrar por corrientes y viento. Esta capacidad se debe a una burbuja de gas en su estómago que actúa como flotador, complementando la tensión superficial del agua. De este modo, permanece boca abajo, mostrando hacia arriba su coloración azul metálica que lo camufla con el océano, mientras que su parte inferior blanca lo oculta de posibles depredadores que miran desde abajo. Por ahora, los avistamientos se consideran episodios puntuales, pero suficientes para activar protocolos de seguridad en pleno verano. El dragón azul, con su aspecto hipnótico y su arsenal escondido, seguirá generando titulares cada vez que aparezca en el litoral español.
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