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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 17/08/2025 02:35
En el programa de televisión “Memoria Frágil” que se emite todos los sábados a las 20:30 por Canal 9 Litoral, y también disponible en YouTube (http://www.youtube.com / @memoriafragiltv16), a través de los testimonios de las profesoras de Historia, Elisa María Fernández y Delia Reynoso; Adriana Garay (presidenta del Complejo Cultural Osvaldo Magnasco); Emilio Martínez Garbino (ex intendente de Gualeguaychú y ex diputado nacional) y de Marcos Henchoz (licenciado en Historia), se abordó el legado de Osvaldo Magnasco, el liberal que reformó la educación y defendió al Estado. Como un arquitecto de palabras y leyes, Magnasco trazó planos invisibles sobre los cimientos de la República. Nacido en Gualeguaychú en 1864, y educado en las aulas donde se moldeaban las élites del saber, supo ser más que un erudito precoz: fue una rara conjunción de pensamiento y acción, de verbo y herramienta. En un país que aún ensayaba su modernidad, Magnasco propuso no solo códigos legales y tratados de derecho, sino también una educación que enseñara a transformar la tierra en pan, la técnica en ciudadanía, y el aula en laboratorio de Nación. En su tiempo —como en tantos otros y en el actual— pensar distinto costaba caro. Su proyecto de reforma educativa, que pretendía abrir las puertas del conocimiento técnico a los hijos de la clase trabajadora y traspasar la administración educativa a las provincias, fue leído como una herejía. “El futuro está en las manos y no solo en las cabezas”, parecía decir Magnasco, mientras los normalistas ortodoxos respondían con discursos tan filosos como los intereses que defendían. Alejandro Carbó fue su adversario más tenaz. Ambos entrerrianos, ambos oradores brillantes, pero situados en orillas distintas del mismo río: uno quería que la escuela siguiera formando maestros para un país ideal; el otro proponía formar técnicos para un país real. Años después, la historia le daría parcialmente la razón. Las escuelas técnicas proliferarían y, con el tiempo, también se concretaría —aunque desfinanciado— el traspaso de las escuelas a las provincias. Como todo visionario, Magnasco sembró para un mañana que no le permitió cosechar. Pero el surco está. Lo recorren hoy las aulas que llevan su nombre, dispersas como señales de humo en diversas localidades del país. Magnasco no cayó por errores de cálculo ni por falta de coraje: lo empujó el péndulo del poder, y lo remató el plomo de la difamación. Fue el diario “La Nación” quien lo tildó, falsamente de deudor moroso, en tiempos donde la honra aún podía costar una renuncia. Así, el reformista dejó su cargo de ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1901, y eligió el refugio de las aulas universitarias para seguir enseñando. Murió en silencio, en Temperley, en 1920, lejos del estruendo de la política que alguna vez agitó. Osvaldo Magnasco fue, acaso, un puente roto en la historia argentina: uno de esos que conectan orillas que aún no se atreven a encontrarse. Un nombre que, como tantos otros, se invoca más en las placas escolares que en los manuales de política. Y, sin embargo, basta con escuchar el eco de sus ideas para comprender que allí hubo una persona dispuesta a pensar el país no como herencia, sino como posibilidad. Osvaldo Magnasco, el liberal que reformó la educación y defendió al Estado Se llamaba Juan Laureano Osvaldo Magnasco, pero trascendió como Osvaldo Magnasco. Había nacido en Gualeguaychú el 4 de junio de 1864. Su figura, a pesar de que fue casi olvidada en los grandes relatos nacionales, fue clave para comprender las tensiones modernizadoras de fines del siglo XIX en la Argentina. Fue reconocido como un gran jurista, pero también como un intelectual polifacético y un reformista audaz. Magnasco encarnó como pocos a una generación de hombres públicos que concibieron al saber y a la ley como motores de la transformación social. Marcos Henchoz (licenciado en Historia) “Osvaldo Magnasco, más allá de ser un personaje típicamente del interior; es alguien en el cual se puede reflejar el mundo político que, sobre todo, fue parte de una etapa de contestación -por decirlo de alguna manera- sobre los errores manifiesto en el período como hijos de lo que nosotros llamamos la Generación del ´80 o la llamada generación fundacional del país. Eso creo que es un punto muy relevante e inclusive en términos de investigación histórica poco trabajado con Osvaldo Magnasco. Y lógicamente esa postura -yo diría- en donde la ética prevalece en las ideas, los términos que él plantea en los debates... Ya sea en su debate como parlamentario, en su debate como hombre del Poder Ejecutivo de aquellos años, que quizás ha entrado en la historia como lo más renombrado siendo ministro en el segundo gobierno de (Julio Argentino) Roca, ministro de Justicia e Instrucción Pública. Pero, no hay que dejar de lado cómo interpretar su salida… su salida casi violenta del gobierno de Roca. Cuando en realidad él tenía una preeminencia dentro de los llamados jóvenes de ese movimiento. Así que claramente Magnasco es alguien en quien mirarse, sobre todo por su postura ética en el marco de la política”. Delia Reynoso (profesora de Historia) “Particularmente a Osvaldo Magnasco se le reconoce su gran preocupación por las escuelas técnicas. En realidad, el Poder Ejecutivo del doctor (Julio Argentino) Roca presentó un proyecto, o sea, durante la presidencia de Roca, se presenta un proyecto… en esa oportunidad Magnasco era ministro de Justicia e Instrucción Pública. O sea, que él va a ser justamente el designado para defender el proyecto. En realidad, en ese momento el Congreso estaba tratando un tema sobre una reforma educativa. Pero, no preveía o no consideraba la importancia que tenían las Escuelas Técnicas. Y es ahí donde convergen dos entrerrianos: Magnasco y Enrique Carbó. Ambos se enredan, no sé si se enredan, se enfrentan en un gran debate. Hay que destacar que ese debate fue… es digno de destacarlo por el comportamiento, la erudición de cada uno, la fortaleza con que defendían sus ideas y el respeto, a pesar de que hubo grandes ironías de por medio. Fue una maratón el tratamiento de esa ley. Duró cerca de 10 días, 8 horas diarias, una cosa así… fue tremendo”. Emilio Martínez Garbino (ex intendente de Gualeguaychú) “Osvaldo Magnasco es un hijo dilecto de nuestra ciudad (por Gualeguaychú). Es un personaje muy particular… Es un hombre, digamos, un intelectual de una gran formación enciclopedista. Y lo digo a esto porque después cuando fue ministro de Instrucción Pública o lo que vendría a ser hoy ministro de Educación, fue el primero que generó la reforma. La primera reforma a la Ley 1420 del primer gobierno de Julio Argentino Roca… él fue ministro en el segundo gobierno de Julio Roca. Un hombre de una gran penetración que conocía el país, que veía lo peligroso que era el unitarismo centralista de Buenos Aires. Por eso, fue un preclaro -digamos- promotor de los gobiernos provinciales y de la delegación de facultades de los gobiernos nacionales hacia las provincias, sobre todo en el tema educativo. En eso fue un adelantado de su época. Pero, él es producto también de un gran debate que había en la educación argentina. Que lo protagonizaban Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi. Mientras que, si bien esos hombres liberales; Alberdi propiciaba que había que educar a la élite. Porque él veía que era un país que crecía y que la clase dirigente no estaba a tono con los momentos que se vivían y del país que se avecinaba. Entonces, decía que era urgente y prioritaria la tarea de educar a esos sectores que estaban en mejores condiciones de acceder a las mejores herramientas educativas. Ese es Alberdi. Sarmiento postulaba que la educación tenía que centralizarse en el pueblo”. Sus estudios de bachiller los cursó en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Luego ingresó a la Facultad de Derecho de Buenos Aires y más tarde fue profesor de Derecho Internacional en la Escuela Militar. Desde temprana edad demostró una vocación humanista que se plasmó tanto en sus inquietudes pedagógicas como en su fecunda producción escrita. Antes, incluso, de doctorarse, ya había publicado tres obras significativas —“La filosofía y su carácter científico” (1882), “La utilidad como fundamento de la rama penal” (1883) y “Lecciones de Derecho Constitucional” (1886)—, que anticipaban una mirada crítica, sistemática y moderna sobre los fundamentos de la ley. Su tesis doctoral, “El sistema de derecho penal” -presentada en 1887- profundizó en estos planteos y consolidó su prestigio como jurista. Elisa María Fernández (profesora de Historia) “Uno de los aspectos que me llamó la atención es su formación intelectual humanística, pero también que no descuidaba la formación económica, podríamos decir, que la deja ver más adelante con la ley de para una educación técnica. Eso me parece muy importante. Pero, creo que tiene que ver también con la formación cultural de él. Porque Magnasco, en su vida familiar, tuvo una trayectoria… la familia en sí tuvo una trayectoria bastante complicada. Ellos, los Magnasco, el abuelo de Osvaldo, había venido de Italia. Ellos, en realidad, eran navegantes y comerciantes. Pero, su padre le dio a él una formación relacionada con lo económico, relacionada con el tema de la revolución industrial. Sin embargo, la educación, después tuvo que variar en él, porque en el Colegio San José, a la cual él había asistido, le insistieron -los frailes de la época y directivos de ese colegio-, que, por favor, no lo pusiera en la parte comercial de la educación, sino que lo llevara a la parte humanística; que es donde él, en realidad, se termina formando. Pero, se ve que algo quedó en él de la otra formación que le interesaba al padre”. Adriana Garay (presidenta del Complejo Cultural Osvaldo Magnasco) “Yo creo que es importante rescatar la figura de Magnasco, y nosotros, aparte, es como que tenemos un legado, más allá del nombre de la institución. Él fue quien propuso la Educación Técnica y, en cierta medida, nosotros con la Escuela Camila Nievas estamos tratando de orientar la educación para ese lado. No es Educación Técnica, pero sí de Oficios. Y, bueno, un poco es el compromiso que tenemos no solo hacerlo tradicional, sino ahora el desafío es tratar de modernizarnos y hacer… digamos… la educación a la altura de la realidad de hoy. Entonces, tal vez no estamos hablando de carpintería, pero sí de refrigeración porque es lo que hoy se necesita, o el tema de AutoCAD o de diseño, para poder facilitar en cuanto a esto de los oficios… creo que sigue siendo vigente el hecho de educar también en eso. No es que es una cuestión menor, sino al contrario, capacitar a los jóvenes en oficios me parece que es importante”. Emilio Martínez Garbino “Él era hijo de ese debate. Participaba de ese debate. Y fue el primer reformador de la Ley 1420, la famosa ley de educación común de la Argentina; que revolucionó la educación de nuestro país y que todavía somos -digamos- producto de ese sistema. Pero, él decía que la escuela secundaria tenía que dejar el enciclopedismo, el historicismo, como decía él… y más complementarlo con la educación técnica, vinculado a la producción. Era una innovación muy grande. Por supuesto, que no lo logró. Tuvo una fuerte resistencia de los medios de aquel entonces, de La Nación, y de La Prensa, y también una gran oposición de la Iglesia. Porque el latín que predominaba en los sistemas educativos… él no decía que no había que hacerlo porque él era hijo de esa educación enciclopedista. Por eso te lo notaba al comienzo. Pero, se daba cuenta de cuál eran las urgencias de nuestro país: un país en un crecimiento tremendo, con un desarrollo muy inorgánico, y que veía que una clase dirigente argentina anclada en Buenos Aires no servía a ese proyecto… o no alcanzaba, y que el interior era el futuro del país. Por eso, el pide la descentralización del sistema educativo para las provincias. Fíjate vos ¡si no es un adelantado! ... cosa que se vino recién a concretar en la época de (Carlos) Menem”. La carrera pública de Magnasco fue meteórica: con apenas 26 años fue elegido diputado nacional. También se desempeñó como fiscal general y vocal del Consejo Supremo de Guerra y Marina, hasta llegar a su mayor cargo institucional como ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1898, cuando transcurría el segundo mandato del presidente Julio Argentino Roca. Su paso por el Parlamento estuvo signado por un fuerte compromiso reformista: intervino en debates clave sobre la modernización de los Códigos Penal y de Comercio, la Ley de Bancarrota y la administración estatal de los ferrocarriles, adelantándose incluso a discusiones que resurgirían décadas más tarde. Marcos Henchoz “El sistema educativo pensado en los últimos años del Siglo XIX y principios del XX giró alrededor de un debate muy fuerte que es la expresión dada. Con una idea muy fuerte vinculado al sector político dominante que fue el normalismo; con aquellas propuestas que se debatieron en el marco del Primer Congreso Pedagógico Nacional, pero que no tuvieron la fuerza política suficiente para ingresar aspectos a esa nueva normativa; que el eje central fue la Ley Nacional 1420, que con algunos aspectos perdura hasta el día de hoy. No con ese número, no exactamente igual, pero el espíritu de esa ley perdura hasta el día de hoy. Pero, la cuestión filosófica y pedagógica abrazada al normalismo, hizo que estos debates tuvieran presente y siguen estando presente hasta el día de hoy con menos fuerza. Pero, en aquellos años eran debates furibundos entre los personajes vinculado al mundo de la educación. Paradójicamente, Entre Ríos tenía mucha presencia en el contexto de las políticas nacionales. Por supuesto, uno puede hacer rápidamente referencia a (Justo José de) Urquiza, por supuesto, como el hombre realmente constructor de lo que después se va a llamar la Generación del ´80 y ni hablar del modelo agropecuario exportador. La génesis de todo está en el gobierno de Urquiza. Quizás esa presencia entrerriana en el contexto nacional hizo que en el segundo tramo del siglo XIX aparecieran muchos hombres ocupando cargos de relevancia, no solo electos con la normativa de la época, ¿no? en el Congreso Nacional, sino hombres formando parte del Poder Ejecutivo Nacional e inclusive hasta en el sistema judicial. Onésimo Leguizamón, Alejandro Carbó, Osvaldo Magnasco. Pero no solo ellos. Podemos mencionar a (José María) Torres… y otros personajes que, por de pronto, no pasaron a la escena nacional; pero fueron clave en el marcado de la línea educativa que tuvo la provincia por décadas”. Elisa María Fernández “Sí, en realidad, él estaba en la en la parte educativa, incluso desde la Cámara de Diputados, en la cual él representaba a la provincia, se notaba también la importancia que le daba a la educación, por los que temas que muchas veces abordaba, por ejemplo, el caso del Himno Nacional, que decía que los himnos eran intangibles en un momento en que se quería cambiar algo de la letra, porque se quería sacar en esos momentos todo lo que se relacionara con España. Y él en eso se negaba porque decía que no podía cambiarse la letra del Himno. Y al final en esos momentos no se hizo. Pero, después, más adelante, por decreto sacaron algunas estrofas… y después la educación se veía también en las visitas diarias a los diferentes lugares, y el interés… porque los colegios, la formación educativa en los colegios, no solamente en los colegios nacionales, en las escuelas también Normales. Pero, sí, sobre todo, la idea que él tenía de una formación industrial. Creo que eso fue importantísimo, a pesar de que también es temporáneo en su época, porque todo lo que él pensó… incluso él pensaba, por ejemplo, que los colegios nacionales, las escuelas nacionales debían pasar a la provincia… todo lo que después se hizo él en un momento lo pensó. Pero, no fue aceptado por la comunidad política de ese momento”. Emilio Martínez Garbino “Él sostenía… vos imagínate que se extendían líneas férreas en la Argentina en aquella época, en cantidad superior a lo que se hace hoy, para tener una conciencia de la magnitud de lo que estamos hablando. El ferrocarril fue un elemento revolucionario que de alguna manera comunicó mejor al interior con la zona, digamos, portuaria. Pero, con un trazado que no respondía a las necesidades productivas del país, ¿no? Y, por supuesto, esto en manos de los ingleses… y él quería retomar la administración de los ferrocarriles por parte del Estado. ¡Era un liberal! ¡Era un liberal hecho y derecho! Es decir, que todos estos debates posteriores, ¿no? Y que cuando a veces se dice es un liberal y se da a entender que se quiere todo lo privado… bueno… no es tan así… no es tan así… no es tan así”. Delia Reynoso “Los argumentos de cada uno eran defendidos con uñas y dientes, cómo se dice… Carbó, que era designado por la Comisión de Educación porque ya habían tratado el proyecto y lo rechazaban… Lo rechazaban argumentando varios puntos que por ahí pueden haber parecido justos o lógicos, porque ellos defendían la educación humanista, los colegios nacionales, las escuelas normales. Y veían en el proyecto de Magnasco… o sea, Magnasco es el que defiende la situación en cuanto a que, para poder realizar una reforma educativa, era necesario implementar una transformación atendiendo a las necesidades económicas y sociales del país. Un principio que había planteado ya Juan Bautista Alberdi… Alberdi decía que había que ilustrar a los jóvenes en la Filosofía, en todo lo humanitario; pero, también decía que la realidad argentina exigía, prioritariamente, la educación práctica que respondiera a las necesidades lógicas del país. Ese era el planteo… digamos que el mayor enfrentamiento fue dado porque proponían cerrar colegios nacionales y escuelas normales, y con eso que se ahorraba, se podía implementar un sistema de educación práctica técnica. Carbó veía eso como una idea materialista, economicista. Pero, el argumento de Magnasco planteaba que había que dar igualdad de posibilidades, equilibrar… porque él suprimía como 10 colegios nacionales. Entonces, la idea de él era que se equilibrara, que se les diera la oportunidad a los jóvenes, porque eran bachilleres o maestros. Y después salían médicos, universitarios médicos, abogados, y lo que el país necesitaba era especializar en el trabajo, y eso solo lo podían dar las escuelas técnicas”. En el plano cultural, su erudición fue notable. Osvaldo Magnasco dominaba el latín con fluidez y era un lector riguroso de los clásicos. Tradujo al castellano “La Divina Comedia” de Dante Alighieri y las “Odas” de Horacio, y escribió sobre Derecho Internacional y Derecho Militar, destacándose obras como “Los Códigos Militares” (1895) y “La Cuestión del Norte”, centrada en los límites con Chile, tema geopolítico de gran relevancia en aquel momento. Sin embargo, fue en el terreno de la educación donde su pensamiento alcanzó una dimensión visionaria. Marcos Henchoz “Magnasco, más allá de que yo decía… rescatarlo desde el punto de vista de la ética en la política. En los libros de historia muchas veces se seleccionan los personajes sobre los cuales se construyen determinados idearios. Y Magnasco no fue un hombre elegido por aquellos miembros de la Academia Nacional de la Historia que, de alguna manera, seleccionan la construcción de personajes para dejar ejemplo, de grupos políticos o de idearios. Eso, por un lado. La segunda, quedó muy enmarcado en el debate del Colegio Nacional de sus modificaciones. En algunos casos de algunas sedes educativas, su cierre transitorio para darle paso a otro tipo de institución más pedagógica en términos laborales. Lo que hoy llamaríamos escuelas industriales, escuelas técnicas. En el nombre de él se llamaban Institutos Prácticos. Esa cuestión lo pone justo en un momento muy delicado. En donde el Partido Autonomista Nacional, cuyo referente es Roca, pierde las elecciones en Capital Federal, se la gana el socialismo, después las anula Roca a esas elecciones. Pero, hay un primer llamado de atención de que si el sector llamado de la aristocracia, de los mal llamados conservadores en ese momento, de las denominadas ´derechas´ como término que se utilizó mucho tiempo después, no se juntaban, era probable que se perdieran las elecciones. Entonces, Roca y Mitre vuelven a establecer un diálogo político, porque estaban distanciados. Y ese acercamiento político para Magnasco es el final de su carrera política. Porque al tener una fuerte presencia política Magnasco, al ser un hombre impoluto desde ese lugar, había que inventarle algo. Y se fue por la cuestión personal, lo más bastardo que se puede hacer en el campo de la política, más allá que hoy queda como una moneda corriente. Todo esto, ¿qué es? Hablar mal de la familia, acusarlo de deudas que no tenía, o por ejemplo de apropiarse de bienes del Estado… Bienes del Estado que tenía que ver con su política carcelaria; porque él era muy crítico del sistema carcelario argentino, como era muy crítico de los negocios ingleses vinculados a los ferrocarriles. Entonces imagínate vos que esta situación en la discusión política del momento, Magnasco no tenía el peso suficiente para resistirla. Así que no le quedó otro camino que la renuncia”. Emilio Martínez Garbino “Otro de los grandes debates de aquella época fue la incorporación lisa y llana y plena de la mujer al sistema educativo. José Benjamín Zubiaur, que fue una figura también clave de aquella época, que fue el que logró plasmar desde el Ministerio de Educación de la Nación los planes educativos donde se unificaban varones y mujeres… tenemos que tener en cuenta que en aquellos tiempos la educación era totalmente separada. En aquella época empieza el guardapolvo. El guardapolvo -Sarmiento fue uno de los que lo propició- … pero es en esa época. Acá hay figuras fundamentales en el sistema educativo argentino: Sarmiento, Zubiaur y Osvaldo Magnasco, que incorporan una cantidad de cosas. Magnasco con poca suerte; Zubiaur, con mucha mejor suerte. Pero, son todos hombres enclavados en el pensamiento liberal político. Lo resalto a esto porque son temas que hoy vuelven a renacer. Defenestramos a veces esa línea de pensamiento. Pero esa línea de pensamiento no… la línea liberal economicista. La línea liberal política fue la que le dio al país un orden, una organización y que le dio un horizonte, y que Argentina durante 20 o 30 años fue uno de los países que más creció en el mundo. Donde la educación, el ferrocarril, la infraestructura mínima, las escuelas fueron -digamos- el elemento fundamental”. Elisa María Fernández “Me voy a referir ahora a la relación que tuvo Magnasco con ese grupo de mujeres que dieron tanto a la educación, a la lectura, a la cultura en general, acá en Gualeguaychú (…) Justamente, en el año 1900, Magnasco, como ministro de Justicia y de Educación, vino a Gualeguaychú. No se imaginan lo que fue Gualeguaychú en esos momentos de acuerdo a lo que se lee en los diarios. Un movimiento popular que llamaba la atención… la gente estaba muy contenta con la visita de Magnasco. Y ahí conoció a Camila Nievas, que era joven. No sé si en esos momentos, pero a los dos años, en 1904, él también estaba en contacto con la Sociedad por la Patria y el Hogar, porque estas mujeres, a raíz de una guerra civil en la Banda Oriental del Uruguay, comenzaron a ayudar. Hay que destacar que Camila Nievas tenía un conocimiento muy particular porque su familia había vivido en la Banda Oriental del Uruguay, y Magnasco también en sus primeros años de vida estuvieron en la República Oriental del Uruguay. Que por ahí se dice que Magnasco tuvo sus primeras letras en Concepción del Uruguay. Pero, no. No fue así. En realidad, estuvo creo que, hasta los 4 años, más o menos, y después volvieron. Pero, tenía un cariño muy particular por la Banda Oriental del Uruguay. Entonces, en esos momentos que Camila estaba actuando en esa realidad, Magnasco empezó a colaborar y ayudar con todas las colectas que se hacían, etcétera. Y ahí se inició una amistad que se puede leer en las cartas -que se conservan acá en el Complejo Cultural- manuscritas de Osvaldo Magnasco a Camila Nievas. No tenemos, desgraciadamente, no tenemos las cartas que Camila Nievas envió a Osvaldo Magnasco, las respuestas, ¿no es cierto? Pero, son muy interesantes. Tenían un diálogo fluido. A él le interesaba mucho la idea de que esto siguiera. Pero, ya les digo, funcionaba en la Sociedad por la Patria y el Hogar. Después pasó a la Sociedad de Argentinos y Orientales, o sea, 15 años estuvo en un lado, más o menos, en el mismo tiempo en la sociedad, hasta que con los años se pudo hacer… se compró la casa que está sobre 25 de Mayo, y después se hizo esta construcción. Pero, Magnasco no la vio. Camila tampoco vio esta construcción finalizada porque ella falleció en 1943 y Magnasco falleció en 1920. Pero, hay una carta donde él le dice que tal vez algún día se pueda construir el edificio y sirva para nuestros jóvenes con una amplia biblioteca. Bueno, la visión de Magnasco se cumplió; y el sueño de Camila, aunque la velaron, sí, en este lugar que todavía no estaba inaugurado, también se cumplió… por algo que lucharon los dos juntos y todas las mujeres que ayudaban, por supuesto, en esos momentos”. Como ministro, impulsó una ambiciosa reforma del sistema secundario argentino, proponiendo la incorporación de escuelas técnicas al esquema educativo nacional y el traspaso de las mismas al ámbito provincial. Su proyecto apuntaba a democratizar el saber técnico y a vincularlo con las necesidades productivas del país. Enfrentó una férrea oposición, en especial por parte del diputado entrerriano Alejandro Carbó, quien defendía el modelo normalista bajo la bandera del igualitarismo. El Congreso rechazó el proyecto, pero muchas de sus ideas se concretarían más tarde con la creación de escuelas técnicas industriales y agropecuarias. Y décadas después, el traspaso de las instituciones educativas nacionales a las provincias durante el menemismo, aunque sin los recursos necesarios como era el proyecto original. Marcos Henchoz “El liberalismo, al igual que otras grandes corrientes, es una construcción ideológica que tiene una suma de intelectualidades que se fue que se fue dando a través de las décadas… Diferentes décadas… diferentes momentos de estos personajes que le van sumando elementos desde el punto de vista filosófico o desde el punto de vista económico y lógicamente desde el punto de vista político estrictamente. Entonces, el liberalismo… tenemos que hacer algunas aclaraciones cuando hablamos de ellos. Una cosa es el liberalismo en términos económicos. Otra cosa es el liberalismo en términos políticos. La Constitución de 1853 es netamente liberal en los dos aspectos. En lo económico porque se respeta la propiedad desvinculada al Estado, el respeto al Estado, la total injerencia en políticas económicas o, por ejemplo, en toma de deudas, y también el respeto a la existencia del comercio y de las industrias. Es decir, hay un claro liberalismo económico. Y también político porque hay división de poderes y un sistema de elección de representantes que lógicamente con el correr de los de los años y demás, eso se modifica. Pero ahí tenemos los dos elementos claves. Entonces, esto significa que hay una entrega absoluta hacia los privados para que hagan un manejo del mercado: No, en absoluto. La misma Constitución y Magnasco es un hombre constitucionalista, respeta esto y lógicamente entiende y va a contramano, por ejemplo, de la política de Mitre, en donde estaba el dejar ser de los privados y lógicamente todo lo vinculado a los ingleses. Mitre es un pro inglés, es un pro británico. ¿Sí? No es alguien que defendió los intereses del país desde ese punto de vista. Es más, generaba legalmente grandes beneficios para las empresas inglesas en detrimento del interés del Estado nacional. En donde Magnasco lógicamente esto lo pone en crisis, lo pone en situación, lo pone en debate. Y bueno, imagínate vos, esa discusión con un hombre que todavía, a pesar de que fue perdiendo poder a través del tiempo como Mitre, seguía siendo un representante muy fuerte de los intereses ingleses en Buenos Aires”. Delia Reynoso “El debate fue fuertísimo y finalmente en la votación, por supuesto, que 53 a 30 se impuso la posición de Carbó, que ya venía más o menos dispuesto, trabajado el tema. Pero, es de destacar cómo argumentó esa oratoria de Magnasco, cómo defendió, cómo trató de demostrar que era indispensable que los países que ya estaban en desarrollo, estaban implementando la educación industrial. Y acá Argentina, adolecía… Carbó decía que, bueno, que eran los futuros dirigentes de un Estado que tenían que tener formación política, social y demás. Que tenían que tener formación política, social y demás (…) Incluso por allá hay un juego de palabra: Carbó decía ´que no solo de pan vive el hombre´. Y Osvaldo Magnasco le contesta: ´el pan también lo hace al hombre´. Es un es un ´jueguito así que hicieron porque era de esas ironías que se mandaban. Y, bueno, final y lamentablemente en ese momento no se pudo materializar la idea. Pero, con el tiempo la semilla quedó sembrada y en 1920, por ejemplo, acá en Gualeguaychú, que era justamente una región agrícola, una geografía regional agrícola ganadera que necesitaba brazos y especialistas para trabajar. Entonces, con el tiempo … vinieron las escuelas Otto Krause fueron las primeras, y después a lo largo del tiempo se fueron estableciendo. Acá empezó con lo que se llamó Escuela de Artes y Oficios. Después Escuela Fábrica y después Escuela Técnica. O sea, que con el tiempo digamos que el ideario de Magnasco, de alguna manera, llegó a feliz término. Y hoy sabemos que es indispensable”. Adriana Garay “A mí me parece importante rescatar de Osvaldo Magnasco, que no solo pensó en la gente, digamos, que se educa habitualmente, sino también cuando a él se le ocurrió… el trabajo en las cárceles, también estaba pensando como una manera de valorar la situación en la que estaban esos presos y de dignificarlos en el sentido de la manera… o sea, de salir y trabajar. Me parece re importante rescatar eso. Y, hoy en día, pareciera que no sé si están tan en valor, pero sería importante seguir con esa iniciativa. Me parece fundamental lo que dignifica el trabajo más allá de la situación personal en que esté”. Marcos Henchoz “El aspecto cultural durante el período de actividad política de Magnasco, es un período muy particular porque se está dando un debate muy fuerte debido a la cuestión inmigratoria. Hay que entender que cuando Magnasco entra en escena, en términos políticos, ya estamos hablando de 1880 en adelante. Es el momento de mayor ingreso de inmigrantes al país. Italianos, españoles, alemanes del Volga y distintas nacionalidades inclusive del Cercano Oriente como eran los sirios, los libaneses. ¿Qué es lo que está ocurriendo en ese momento? Hay una necesidad por los sectores gubernamentales de crear cuestiones identitarias… así como hablamos de la educación hace un instante… cuestiones identitarias que nos permitan justamente pararnos hacia el otro, el otro en términos de inmigrantes, de una determinada manera. Había cuestiones complicadas para establecer las fechas patrias. El cuerpo de San Martín, la traída del cuerpo de San Martín, en donde hay dos hombres de Gualeguaychú involucrados: (Olegario Víctor) Andrade y Gervasio Méndez. Entonces, hay una sumatoria también a través de las políticas educativas y esto se va a profundizar después en las primeras décadas del siglo XX, de las cuestiones de los actos escolares, la vestimenta, las canciones patrias, etcétera. Ese grupo dominante también existe en el interior del país y hay un traslado de distintas solicitudes de los presidentes, de los ministros de aquella época en donde, por ejemplo, se pide cambiar nombres de calle, cambiar nombres de plaza o imponer nuevos nombres a cuestiones vinculadas a la identidad del país… en principio, ¿qué fueron? Los nombres de las batallas, los próceres más clásicos para el momento: Belgrano, San Martín, etcétera. Gualeguaychú también toma estas cuestiones y la va a desarrollar durante muchos años. Por eso, por ejemplo, encontramos que el nombre de la Plaza San Martín ha cambiado tantas veces de nombre. ¿No es cierto? Bueno… Magnasco juega un rol, lo mismo que Andrade. Aunque son contemporáneos, pero no vivieron exactamente todo el mismo tiempo. En esto de vincular los apoyos a determinados grupos de mujeres de la ciudad, con (Luisa) Bugnone y (Camila) Nievas principalmente, conformando una asociación de mujeres que es hasta el día de hoy pionera y vanguardista en este sentido. Haber sostenido una institución siempre presidida por mujeres, marca eso: toda una identidad en sí mismo, en lo que nosotros llamamos el Instituto Magnasco. Lo interesante… lo interesante a todo esto, es ver cómo se conforma el Instituto Magnasco y con qué lemas se manejaban en aquellos años. La Familia, Dios y la Patria. Tres palabras que formaban parte de un lema y que cada una de ellas tiene una referencia no solo histórica por el momento que se vivía, sino política y hasta religiosa; y que era lo que estaba en debate en la sociedad de aquel momento en términos culturales. Cómo identificarse en las familias, cómo identificarse en ese Dios cristiano, católico, teniendo en cuenta que esos grupos inmigrantes -muchos vinculados a ideas anarquistas- no adhieren a la figura de un Dios o de una religión. En donde la familia como eje central no está como una posición fuerte. Y a su vez, hay un ingreso muy grande de grupos protestantes. Entonces, hay todo un debate cultural en aquella época y Magnasco fortaleció a través de la amistad con Camila Nievas, principalmente, la posibilidad de primero una idea museística y luego con el correr de los años, lo que es hoy un símbolo para nuestra ciudad: la llamada biblioteca Olegario Víctor Andrade, que pertenece al Instituto Magnasco. En ese sentido, siempre ha sido un Norte para la cultura de nuestra ciudad”. La férrea campaña mediática en su contra de Magnasco impulsada por el diario “La Nación” —acusándolo infundadamente de deudas comerciales— y el reordenamiento político que implicó el acercamiento entre Roca y Mitre lo forzaron a presentar su renuncia en 1901. Desde entonces se alejó de la vida política activa, y se dedicó al ejercicio de la docencia universitaria. Falleció en mayo de 1920, en la localidad bonaerense de Temperley, con apenas 56 años. Sus restos descansan en el Cementerio Norte de Gualeguaychú, su ciudad natal. Elisa María Fernández “Aparte Magnasco era literato, destacado, muy destacado en eso, muy destacado en la oratoria. (Carlos) Saavedra Lamas, por ejemplo, el Premio Nobel de la Paz, siempre decía que Magnasco era uno de los mejores oradores de su tiempo. Y él mismo dice que le explicaba a Saavedra Lamas cómo hacía para tener una buena oratoria y la palabra justa, y en el momento y en el minuto justo… porque dice que usaba un, creo que era un metrónomo o algo así, que era un péndulo, una oscilación pendular, y al ritmo de esa oscilación, él se ejercitaba para poder decir sus discursos tan nombrados en el Congreso. Incluso, le aconsejaba, si usted quiere -pensar que al Premio Nobel- le decía, usted tiene que sentarse apoyando su espalda en el respaldo de la silla, porque si usted se inclina, el tono de voz es diferente y lo lleva también a actuar por ahí hasta violentamente. Entonces, él era muy medido en sus discursos, muy firme, pero medido”. Emilio Martínez Garbino “Se han confundido las cosas… Se han confundido. Hacemos de liberal (un) privatista y economicista. Y no es así. ¡No es así! Y digamos que los grandes debates de aquel entonces parlamentario, los grandes debates los sostenía gente liberal. O sea, eran distintas vertientes dentro de un pensamiento común del liberalismo político... Bueno, yo rescato mucho esas figuras. Y fíjate, la Iglesia, así como de alguna manera combatió a Osvaldo Magnasco, fue la que mandó al olvido a la figura de José Benjamín Zubiaur, que cuando murió … cuando murió, la nota de deceso que le hace el diario ´La Nación´ dice: ´Ha muerto el hombre que después de Sarmiento más le debe la educación argentina´. El otro, Osvaldo Magnasco”. Marcos Henchoz “Las bibliotecas populares, que son inclusive anterior a Sarmiento, más allá que se le atribuye el fuerte apoyo, la ley de Bibliotecas Populares, es anterior a Sarmiento. En el caso de Gualeguaychú, debemos reconocer la Biblioteca Popular Sarmiento, que no nació con ese nombre originalmente, pero es la primera a nivel provincial y es la tercera a nivel nacional. Y hoy continúa con sus puertas abiertas. Luego, viene una experiencia como la que mencionábamos, la vinculada al Instituto Magnasco. Y hay dos bibliotecas populares más en nuestra ciudad: la Rodolfo García sería la más joven de todas, que arranca en 1967 los primeros pasos con otro nombre, con el nombre de ´Alfredo Villalba´, porque estaba identificado con la escuela que lleva el mismo nombre. Allí, a mitad del siglo XX, un maestro que vivió, trabajó, se preocupó por la educación de los chicos de zonas de chacra, en la zona Oeste… pasando la calle ancha, como se le llamaban en aquellos años, a la actual Rocamora. El Oeste, hacia donde está el Hospital Centenario… zonas de chacra. Y allí tenemos un viejo soldado del ejército urquicista, del Ejército Jordanista: Francisco Hernández López Jordán. Habitualmente en la ciudad, a la biblioteca le decimos ´López Jordán´. Y eso genera a veces alguna confusión con la identificación a quién se hace referencia. Pero, es Francisco Hernández López Jordán. Un maestro, su señora también… Que es la época en que ser maestro no se estudiaba en términos de carreras, de profesorado, sino que se adquiría el título por reconocimiento de autoridades educativas. Y no siempre era pago, en fin, había otro sistema. Pero, Gualeguaychú, fíjate que tiene la particularidad que la biblioteca que después se va a llamar Francisco Hernández López Jordán está ubicada aún hoy, ya más céntrica por supuesto -porque la ciudad va creciendo- pero en su origen, en lugares en donde la población es de menor recurso. En donde hablar de escolaridad en las familias vinculadas a las chacras o actividades semi rural siempre fue toda una tarea muy delicada, aún hoy. Y para la zona Norte, zonas de cañaverales, zonas de zanjones, aparece la escuela Alfredo Villalba como una inquietud de la señora Carraza. Una viejita adorable que tuve la oportunidad de conocerla allí sobre calle San Juan, frente a lo que es el Estadio Municipal. Ella es la verdadera iniciadora de una Biblioteca Popular que hoy se llama ´Rodolfo García´ y atendía una población de barriada muy humilde. Porque estamos hablando que las calles habituales como Jujuy, Franco, Clavarino son zanjones intransitables. Y de ahí a unas pocas cuadras la estación de trenes, cruzaba el tren por allí y ya toda zona de chacras también. Entonces tenemos bibliotecas populares que se han enfocado socialmente más allá de que hayan sido abiertas, conducidas por determinados grupos de familia y sectores sociales y otras dos bibliotecas que han sido sostenidas a través del tiempo por otros sectores, atendiendo otros grupos poblacionales. Cuatro bibliotecas populares en nuestra ciudad. Habría que revisar muy bien en todo el país adónde se da esta característica”. Delia Reynoso “Era un hombre muy preparado y como hombre preparado, inteligente, pensaba en el futuro de su Patria y de su pueblo, porque eso es importante tenerlo en cuenta. De manera que, por ejemplo, hay un hecho anecdótico… cuando a Camila Nieva la nombran directora de la ´escuelita´ del Puerto en aquella época, también ella, como impulsora de la cultura… la ´escuelita´ del Puerto era gente humilde, era la zona de la ribera, ¿verdad? Digamos, naturalmente, las familias que vivían ahí eran todos… y los chicos que iban a la escuela eran obreros y trabajadores, y no tenían acceso a los libros. Entonces, uno de los primeros objetivos de Camila, justamente, fue primero formar una cooperadora, y después crear la biblioteca para la escuela y para que los chicos tuvieran acceso. Y bueno, ¿cuál es el tema de Magnasco? Entonces ella, que era muy audaz, sin conocerlo todavía, decide mandarle una carta, diciéndole, explicándole la situación de la escuela y que necesitaba libros para sus alumnos. La sorpresa de ella fue que, prácticamente a vuelta del Correo de aquellos tiempos, recibió una nota que el ministro había resuelto que los libros que estaban en el Congreso y no se usaba más… no sé… una cantidad de detalles, que se entregarían a la ´escuelita´ del Puerto. Esa fue una. Después, en otra oportunidad, existía un colegio de monjas, que se llamaba Colegio Inmaculada Concepción, que funcionaba donde está ahora el Asilo de Ancianos. Era un también una sociedad de Damas que lo apoyaba. Y en una oportunidad, en la fiesta de fin de año, una celebración importante, lo invitaron a Magnasco y Magnasco vino a Gualeguaychú con su señora. Fue a la fiesta, fue muy conversado el tema, ¿verdad? Y… después… conocedor de las necesidades de la escuela, también resuelve y mandó una comunicación que le va a mandar 40 bancos hechos por los presos, que es trabajo de carpintería que se hacían en las cárceles, y se le va a mandar a la escuela para satisfacer sus necesidades. Y no me acuerdo de otra serie de donaciones. ¿Qué quiere decir con esto? Que a pesar de su jerarquía política, él estaba, como estuvo pendiente con el tema del Puerto, ¿verdad? O sea, no se desentendió, a pesar de que él estuvo hasta los 6 años acá (en Gualeguaychú): 6 años que una parte estuvo en la República Oriental, o sea que se fue niño, estudió en Buenos Aires, en los mejores colegios, entonces, es como que podría haberse olvidado de su terruño. Pero, al contrario, fue quizá un agradecido del suelo donde había nacido o comprometido con el suelo que había nacido… de manera que respondió siempre a todas las inquietudes. Y bueno, no hablemos de todo lo que ayudó a Camila Nievas en la parte de la formación de la biblioteca y luego todo lo que llevaría su nombre ¿verdad?”. Emilio Martínez Garbino “Es el principal reservorio histórico-cultural de nuestra ciudad; que ha tenido una dinámica tremenda y tiene un valor inapreciable. Quizás no se lo valore por la comunidad como debe ser valorado, ni nos demos cuenta los gualeguaychuenses lo que es eso. Yo no me jacto de decir que conozco plenamente la provincia, rincón por rincón… pero la conozco bastante. No hay un instituto semejante o similar en otra localidad entrerriana. Entonces, uno tiene que resaltar la labor en forma tesonera, desarrollada por vastas generaciones de damas gualeguaychuenses en pos de mantener ese instituto”. Hoy, su legado perdura silenciosamente en el nombre que portan numerosas escuelas a lo largo y ancho del país como Rosario, Victoria, Rosario del Tala, Buenos Aires, Dolores, entre otras localidades. En cada una de ellas, resuena el eco de su lucha por una educación al servicio del desarrollo nacional y de una justicia con vocación transformadora. Y hay que tenerlos presentes todos los días. Memoria Frágil: Osvaldo Magnasco, el liberal que reformó la educación y defendió al Estado
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