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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/08/2025 02:43
Phoebe Ann Moses pasaría a la historia como Annie Oakley, nombre que ella mismo eligió Durante un racconto de Kill Bill: Vol 2, la extraordinaria película de Quentin Tarantino, protagonizada por Uma Thurman y David Carradine, el personaje Beatrix Kiddo se enfrenta a la asesina Karen Kim en la habitación de un hotel. Al preguntarle a Kim si es buena usando la escopeta con la cual le apunta, ella le responde: -A esta distancia no tengo que serlo, pero soy una maldita cirujana con la escopeta. Entonces Kiddo, que también le apunta con su escopeta, le dice: -Pero adiviná qué, puta, yo soy mejor que Annie Oakley y te tengo en la mira. Para la mayoría del público no estadounidense, si bien ese diálogo es comprensible —porque resulta evidente que Kiddo está diciendo que es superior en el uso del arma—, Annie Oakley es un personaje desconocido, pero su nombre ha quedado escrito para siempre como el de una leyenda de carne y hueso en la historia norteamericana. Tanto que, aún hoy, cuando se pregunta quién fue el tirador más rápido y certero del oeste, las respuestas se dividen entre hombres como Wild Bill Hickok, Pat Garrett, Frank Buttler o Billy de Kid, pero si se trata de mujeres la única e indiscutida es Annie Oakley, una chica de familia pobre de Ohio que aprendió a disparar por necesidad, llegó a vencer en torneos a los campeones más reputados y se convirtió en la principal atracción del espectáculo itinerante de Buffalo Bill Cody. No solo eso la hizo famosa, se la reconoce también porque, aunque ganó mucho dinero y se convirtió en una estrella, nunca olvidó sus orígenes y dedicó gran parte de sus ganancias a ayudar a su familia, a la Cruz Roja y a diferentes obras de caridad. Su habilidad con las armas la llevó a hacer giras por Europa, donde llegó a conocer a la Reina Victoria, y también quiso defender a su país en la guerra, pero no se lo permitieron por ser mujer. Annie Oakley aprendió a disparar sin que nadie le enseñara, para que su familia tuviera algo que comer. Su destreza y habilidad con la escopeta la convirtieron en la tiradora más certera y rápida del oeste La vieja escopeta de papá Phoebe Ann Moses —Annie Oakley es un nombre de fantasía que ella misma eligió— nació el 13 de agosto de 1860, en el condado de Darke, Ohio, en el Medio Oeste estadounidense, hija de una familia tan pobre como numerosa. Era la quinta de siete hermanos, muchas bocas para alimentar, un problema que se agravó cuando Annie tenía apenas seis años y su padre, Moses, falleció de neumonía. Su madre, Susan Wise Moses, se volvió a casar, más por necesidad que por afecto, pero su segundo marido, Dan Brumbaugh, también murió poco después dejándole como única herencia un hijo más que alimentar. En medio de esa situación desesperada, Susan envió a Annie a vivir con la familia del superintendente Samuel Crawford Edington, que estaba a cargo del hospicio del condado, que daba albergue a huérfanos y enfermos mentales. Annie tenía 9 años y, a cambio de ayudar allí, aprendió a leer y escribir con la señora Edington, que además le enseñó costura, una habilidad que luego le serviría para diseñar y coser los vestidos que utilizaba en sus espectáculos. Vivió con los Edington hasta que cumplió los 14 años y la enviaron de vuelta con su familia. Susan se había casado por tercera vez, ahora con Joseph Shaw, un hombre tan pobre como ella, por lo que la economía de la casa seguía en bancarrota. Para ayudar a la familia, Annie comenzó a salir a cazar animales pequeños que sirvieran para la olla. Aprendió sola a disparar y lo hizo rápido y bien. Su puntería era tan buena que pronto pudo cazar piezas para venderlas en el almacén de los hermanos Katzenberg, en Greenville, que a su vez las revendía a hoteles y restaurantes de Cincinatti. Tenía tanto éxito cazando que en un año ganó lo suficiente para pagar la hipoteca de 200 dólares que pesaba sobre la casa de su madre. Su notable habilidad para el tiro le valió una invitación de Jack Frost, dueño de un hotel de Cincinnati al que abastecía con sus piezas, para participar en un concurso de tiro contra un conocido tirador, Frank E. Butler. Esa propuesta, que aceptó, le cambió la vida. Annie Oakley era tan precisa con el arma, que además de animales pequeños para cocinar comenzó a cazar piezas importantes que vendía y abastecían hoteles y restaurantes de Cincinatti. No tardó en comenzar a ganar buen dinero por su destreza El amor y los disparos Como era habitual en la época, Butler estaba de gira con otros tiradores y durante los viajes solía desafiar a los tiradores de los pueblos que visitaba. Se sorprendió cuando entre sus competidores descubrió a una chica de poco más de 15 años que se anotó para la competencia de 25 disparos. Más sorprendido aún quedó cuando Annie acertó todos los intentos y le ganó porque él falló en uno. Esa noche la invitó a cenar y no tardaron en iniciar un noviazgo. Se casaron el 23 de agosto de 1876, diez días después de que Annie cumpliera 16 años. No se separarían nunca. El matrimonio derivó también en una sociedad de tiradores, porque poco después montaron juntos un espectáculo de tiro. Comenzó casi por casualidad, cuando la pareja habitual de Butler —una mujer que sostenía los objetos a los que Butler les disparaba— se enfermó. Annie la sustituyó, pero con un agregado: además de sostener los blancos para su marido, ella también empuñó un arma para mostrar su destreza. Actuaron por primera vez el 1 de mayo de 1882 y fue entonces cuando la chica de Darke, Ohio, adoptó el nombre artístico de Annie Oakley, aunque fuera de los espectáculos siguió presentándose ante todo el mundo como la señora de Frank Butler. Durante los años siguientes, los Butler viajaron por todo el país ofreciendo exhibiciones de tiro con su perro, George, como parte integral del show. Con solo 15 años, Annie venció a Frank E. Butler, un célebre tirador, en un concurso de tiro. Poco después se casó con él y comenzaron a presentarse juntos ante el público en espectáculos de tiro que los harían conocidos en los Estados Unidos Toro Sentado y Buffalo Bill Los espectáculos de Frank y Annie se hicieron famosos, tanto que cuando se presentaron en St. Paul, Minnesota, en marzo de 1884, el cacique lakota Toro Sentado, el vencedor del general George Custer en la batalla de Little Big Horn, pidió permiso para asistir. Por entonces estaba prisionero en Fort Yates, pero le permitieron ir a la ciudad para ver la exhibición e incluso le organizaron un encuentro con Annie, a quien quería conocer. Fue Toro Sentado quien le puso el apodo de “Little Sure Shot” (Pequeña disparo certero) con el que también se la llamó. Más tarde, ese mismo año, los Butler se incorporaron con su espectáculo al Circo Sells Brothers, donde se los presentaba como “campeones de tiro con rifle” e hicieron una gira que duró una sola temporada, porque al año siguiente se unieron a la compañía liderada por Buffalo Bill, que presentaba su espectáculo “Salvaje Oeste”. Hasta entonces, Annie y su marido habían compartido el protagonismo en sus exhibiciones, pero en “Salvaje Oeste” Annie se convirtió en una de las máximas atracciones. Por encima de Frank en los anuncios de las giras y los carteles publicitarios, se la presentaba como la “campeona tiradora”. Eso no melló en absoluto la relación de la pareja: Butler aceptó su papel secundario y comenzó también a trabajar como representante de Annie, negociando los contratos y su lugar en el cartel. En 1887, Buffalo Bill y su compañía realizó una gira por Inglaterra para participar en el Jubileo de Oro de la Reina Victoria. Cuando el espectáculo se inauguró en mayo, Oakley atrajo mucha atención de la prensa y el público debido a su talento como tiradora y su presencia y la reina misma quiso conocerla personalmente. Luego de un breve retorno a los Estados Unidos, la compañía volvió a Europa, para presentarse durante seis meses en París y después emprender una gira por otras ciudades de Francia, Italia y España. Annie era la gran estrella del espectáculo, sobre todo porque se convirtió en un imán para un público femenino ansioso por verla. Buffalo Bill aprovechó esa popularidad para demostrar que la caza y el tiro al blanco podían ser actividades que podían practicar las mujeres y los niños. Cuando Annie y su marido se unieron a la compañía de Buffalo Bill, ella se convirtió en la estrella del espectáculo que presentaban, con el que alcanzó gran popularidad Rechazada por ser mujer Annie Oakley y Frank Butler permanecieron 17 años en la compañía de Buffalo Bill, hasta que en 1901 un accidente de tren que afectó a Frank en la espalda los alejó del espectáculo. Annie lo acompañó en su retiro durante un tiempo, hasta que volvió a dar exhibiciones de tiro, primero sola y después como estrella de otro espectáculo del oeste, “The Young Buffalo Show”. Mientras tanto, Butler amplió su actividad en los negocios como representante de la Union Metallic Cartridge Company en Connecticut. Como parte del contrato, Frank y Annie se convirtieron en las caras de la promoción de la compañía y volvieron a dar exhibiciones juntos. Lo hicieron hasta 1913 cuando, cansados de las giras, se establecieron en Cambridge, Maryland, en busca de tranquilidad. Sin embargo, no estuvieron mucho tiempo alejados de los shows, aunque sin moverse de la ciudad. Montaron un nuevo espectáculo de tiro, ahora acompañados por una nueva mascota, su perro Dave. El animal estaba tan bien entrenado que se quedaba quieto con una manzana en la cabeza para que Annie hiciera blanco en la fruta, al estilo de Guillermo Tell. Estaban en eso cuando en 1917 los Estados Unidos entraron en la Primera Guerra Mundial. Annie se ofreció a reclutar un regimiento de mujeres voluntarias para luchar en el conflicto, pero su propuesta fue rechazada, como también la de incorporarse como voluntaria a las tropas para enseñar a disparar a los soldados. No se desanimó y hasta el final de la guerra, trabajó en el Consejo Nacional de Guerra de la Asociación Cristiana de Jóvenes, en el Servicio Comunitario de Campamentos de Guerra y en la Cruz Roja. Allí, Dave se convirtió en el “Perro de la Cruz Roja” con un nuevo espectáculo: olfatear el dinero que los donantes entregaban envuelto en pañuelos. Cuando Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial, Annie se ofreció a reclutar mujeres para pelear pero rechazaron su propuesta y también la de enseñarle a disparar a los soldados. Aún así trabajó como voluntaria en pos de su país Los últimos años En 1922, con 62 años a cuestas, Annie planeó su último gran regreso a los espectáculos. Realizó una gira por Massachusetts, Nueva York, donde atrajo a multitudes y encaró el proyecto de protagonizar una película. No pudo ser, porque a fines de ese año, cuando viajaba en auto con Frank, sufrieron un accidente de cuyas heridas le llevó más de un año recuperarse. Volvieron entonces a Ohio para estar cerca de la familia de Annie, que comenzó a escribir sus memorias por entregas que se publicaron en diarios de todo el país. Annie Oakley y Frank Butler llevaban cincuenta años juntos cuando murieron con diferencia de pocos días a fines de 1926. La mejor tiradora del oeste falleció el 3 de noviembre de causas naturales y Frank la siguió apenas tres semanas después. Luego de su muerte se descubrió que había gastado toda su fortuna en su familia y en obras de caridad. Hoy, muchos de sus objetos personales, recuerdos, carteles, fotografías y armas de fuego se pueden ver en el Museo Garst y en el Centro Nacional Annie Oakley de Greenville, Ohio. (PD: Escribir esta nota devolvió al cronista por un momento a su infancia, cuando a principios de la década de los ’60 llegaba a su casa después de la escuela y se quedaba clavado frente al televisor viendo Annie Oakley, una hoy olvidada serie de aventuras del oeste protagonizada por Gail Davis. Recién cuando terminaba, se ponía a hacer los deberes).
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