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  • “El voluntariado te genera una paz que no se puede lograr ni con todo el dinero”

    » Elterritorio

    Fecha: 10/08/2025 06:53

    La joven comenzó haciendo cursos en la adolescencia y hoy, además de cursar la carrera de Enfermería, es parte de la Cruz Roja y tiene múltiples roles de voluntaria domingo 10 de agosto de 2025 | 6:05hs. Luciana en un curso de RCP, desde su adolescencia empezó a realizar tareas de voluntariado. Para Luciana Machuca las palabras servicio, ayuda, contención, compañía y solidaridad forman parte de su filosofía de vida. Desde su adolescencia empezó a realizar tareas de voluntariado en distintas organizaciones a las que les dedica su tiempo y su capacidad, sin recibir un pago económico. Todo con el objetivo de colaborar con gente que necesita ayuda. “Un día tiene 24 horas y si ocupamos algunas horas para ayudar, con lo que podamos, a otra persona que lo necesita te aseguro que ese día será el mejor de tu vida. Yo lo pude experimentar y sé que es así. No es lo mismo un día cualquiera que otro en el que le diste la mano a una persona caída o un abrazo a alguien que está sufriendo. Ese momento es realmente supremo y te llena de emociones muy positivas”, explicó la joven voluntaria. Luciana tiene 26 años. Vive en el barrio El Laurel de Posadas y está cursando el segundo año de la carrera de Licenciatura en Enfermería en la capital misionera. Su primera actividad de voluntariado la hizo en el 2015, cuando cursaba el 4º año del colegio secundario Santa Catalina y se anotó en la Escuela de Cadetes de Bomberos Voluntarios de Itaembé Miní. “Fue una experiencia muy buena, porque cursaba todos los sábados y nos enseñaban a tomar los signos vitales, a asistir a una persona en caso de incendios o de accidentes de tránsito. También en casos de catástrofes, para saber cómo hacer un rescate de personas. Una capacitación muy valiosa que siempre conviene saber para estar preparado si en algún momento de la vida te toca vivir una situación así”, explicó sobre su formación temprana. Luego, en el 2016, Luciana se sumó como voluntaria a la Cruz Roja Argentina, una asociación civil, humanitaria, que es parte del Movimiento Internacional de la Cruz Roja, y que tiene como objetivo mejorar la vida de las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. “Primero hice un curso de primeros auxilios y ahí empecé a conocer a otras personas y enseguida me integré al grupo. Luego hice una formación básica para conocer cómo funciona la Cruz Roja de Argentina. Ahora ya hace 9 años que soy voluntaria”, explicó Luciana. “Mucho más que cualquier dinero” “Nuestro rol de voluntario en la Cruz Roja consiste en estar capacitados para poder asistir a personas que nos necesiten, siendo conscientes de que se trata de un trabajo por el que no vamos a ser remunerados económicamente, pero te aseguro que la satisfacción que provoca el agradecimiento de la gente vale mucho más que cualquier dinero”, comenzó destacando Luciana sobre la responsabilidad y el compromiso que significan ser parte de un voluntariado. En la misma línea, Machuca dijo que “el simple ‘gracias’ de una persona que se sintió ayudada es tan poderoso que te da una sensación de paz tan grande que no se compara a nada. Eso es lo más lindo del trabajo de voluntariado, sentir que el valor esencial no está en una recompensa económica sino en un gesto humano que puede ser una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo o una frase de agradecimiento”, sumó la joven. Para explicar lo que le pasa cuando realiza voluntariado, además, detalló que “te genera una paz interior que no se puede lograr ni con todo el dinero del mundo. Es raro de explicar, pero es así. La alegría de calmar el dolor del que sufre o de asistir a una persona en un momento extremo donde corre riesgo la vida, es algo difícil de explicar con palabras, porque es un sentimiento que creo que tiene que ver con la naturaleza del ser humano”, entendió. La asistencia que brinda Luciana y su rol actual es bien diversificado. “Realizo trabajo comunitario en los barrios, asistencia en eventos deportivos o musicales donde se reúne mucha gente, capacitaciones sobre hábitos saludables, damos información sobre cómo cuidar la salud o prevenir enfermedades”, enumeró. Luciana también destacó que toda la capacitación que recibió durante sus formaciones como voluntaria, sumadas a lo que está aprendiendo como futura licenciada en Enfermería, “es un capital de conocimiento muy valioso que realmente puede salvar la vida a una persona”. En ese marco, recordó que “una vez en un almuerzo alguien se ahogó con un pedazo de asado y de repente nadie sabía qué hacer y todos estaban muy desesperados, yo pude asistir a esa persona gracias a que sabía la maniobra de Heimlich, de compresión abdominal, algo que había aprendido en el curso de primeros auxilios”. Enfermería igual a cercanía Por esa inclinación al trabajo de ayuda a las personas que necesitan algún tipo de asistencia, Luciana se anotó en la carrera de Enfermería. “Porque siento que cuando una persona está enferma o cuando tiene que internarse para recibir alguna asistencia médica, es fundamental la colaboración para que se sienta lo mejor posible y en este punto el rol de las enfermeras y enfermeros es fundamental, porque somos los que estamos todo el tiempo al lado de los pacientes”, explicó la estudiante. Del mismo modo, Luciana contó que antes de anotarse en la carrera de Enfermería, empezó Ciencias Económicas y también ingresó al Colegio Militar de la Nación. Pero al poco tiempo se dio cuenta de que ese no era su camino. Después de esas experiencias, afirma que “lo mío era esta carrera de Enfermería, porque me siento muy entusiasmada con todo lo que estoy aprendiendo y ya tuvimos nuestras primeras experiencias de prácticas por el geriátrico de Miguel Lanús y el Caps El Zaimán y me sentí muy bien en el contacto con la gente y en la posibilidad de llegar con alguna ayuda o curación que la persona necesite”. Y luego agregó que, “muchas veces las personas sólo necesitan que alguien las escuche, que las miren a los ojos, que les hagan sentir que son queridas y ya con eso es suficiente. Y esa es la parte más linda. Cuando sentís que la palabra que dijiste hizo sonreír o sentir mejor a alguien”. El año que viene le esperan prácticas en el Hospital de Salud Mental Ramón Carrillo y en el Hospital Madariaga. “Así que estoy más que feliz con esta posibilidad que me da la carrera de Enfermería de sentirme útil para ayudar a otros”, destacó. Con la certeza de que un minuto de atención a alguien, con dedicación, hace la diferencia, Luciana continúa su camino de formación con una vocación fuerte, que asegura no sólo cambia la forma de mirar la vida del que recibe ayuda sino también del que la da. Eso la lleva a no bajar los brazos cuando las jornadas de estudio se hacen largas o cuando las tareas del voluntariado la dejan agotada. Luciana sabe que la empatía no es sólo una palabra bonita: es una acción concreta. En su andar cotidiano, ya sea en los barrios, en las guardias o en las calles, Luciana representa ese costado empático que muchas veces pasa desapercibido. Esa fuerza tranquila, hecha de gestos mínimos pero fundamentales. Porque como concluyó no sólo los primeros auxilios pueden salvar vidas sino también pequeños gestos al relacionarse con el otro. Compartí esta nota:

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