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  • La rosarina que se anima a trazar la ruta de las joyas

    » La Capital

    Fecha: 26/07/2025 06:32

    Laura Rodríguez vive desde 2007 en Buenos Aires, donde fabrica sus joyas. Las vende en su showroom, en su puesto en San Telmo y también en Rosario. Escuchar la historia de la joyera Laura Rodríguez es seguir un verdadero diario de viaje , tal es así que escribió un libro pronto a editarse bajo el nombre “La ruta de las joyas”. Esta rosarina, radicada en Buenos Aires desde hace casi 20 años, ha recorrido largos kilómetros l levando sus piezas por el país y el mundo. Este es su modo de andar y de acercar su arte a todos los mercados, de hecho, en diálogo con Negocios de La Capital define: “Hay que estar en movimiento todo el tiempo, hay que itinerar, activar eso”. Laura vive hoy en Caballito, donde tiene su showroom de la marca Laura Ró , y cada domingo vende en su propio puesto en la feria de San Telmo. Allí circulan muchos turistas que se acercan a mirar su línea de joyas, con un ADN bien argentino. Confiesa que hoy para los extranjeros los precios están altos, pero las ventas siempre aparecen. Y en Rosario sus piezas se exponen en un local céntrico bajo el nombre Percanta que ofrece indumentaria y joyas de distintos diseñadores del país. “La joyería es mi vida, es mi forma de estar en el mundo” , dice sin dudar. Ahora bien, ¿cómo comenzó esta aventura? En Rosario, Laura vivió siempre en Parque Field, pero la playa y sus artesanos eran un imán para ella. A los 15 años, en bici, empezó a ir al río y a indagar a los artistas , los metales que usaban, los tejidos, la forma de vender. Sus padres la dejaban ir, pero debía volver antes de que cayera el sol. “Empecé como autodidacta, haciendo pulseritas tejidas, buscaba chapitas, hilos, corchos. Una vez me crucé con un artesano al cual le mostré lo que tenía y me dijo: el sol sale para todos. Y me animé ”, reflexiona. Eran los años 90, recuerda que vendía por La Florida y luego se cruzaba al parador Isla Verde, muy concurrido en aquella época, donde encontraba a sus clientas. Tras esa etapa empezó a formarse, estudió Bellas Artes con especialidad en grabado y a la par hacía talleres de joyería con distintos maestros. “De cada uno me quedó un sello”, asegura. Y luego alcanzó su primera meta: tener un puesto propio en la Feria del Boulevard, en Oroño y Rivadavia. Ese fue un buen puntapié, puesto que allí desarrolló un vínculo más cercano con sus clientas que sabían que podían encontrarla cada fin de semana. De esa feria tiene muy buenos recuerdos: “Había muy buen nivel, colegas talentosos con los cuales compartí mucho hasta el 2007. Y allí tenía mis clientas que me buscaban para enjoyarse”, relata. La Línea Patria es una de las que más vende tanto en la feria de San Telmo como en el showroom. El anonimato de la gran ciudad Con la mira en seguir buscando caminos para inspirarse, llegó el momento de irse a vivir a Buenos Aires. Es una ciudad que hoy la sigue conmoviendo, le gusta “su anonimato, su diversidad, lo cosmopolita que es” y confiesa que como a ella le gusta mucho lookearse, Buenos Aires le permite esa libertad, sin tantas miradas. Desarrollarse allí como artista tuvo diversos pasos. Primero estar durante quince años en varias ferias urbanas, como la de San Isidro o la de Belgrano, pero después empezó a transitar lo que luego llamó la ruta de las joyas, viajando por distintas partes del mundo. “Empecé a vender en tiendas de La Patagonia y recorrer todo el NOA, mi pareja tiene una editorial de mapas y viajes, así que fuimos recorriendo los dos. Conocí muchísima gente, la cultura, la naturaleza es una fuente de inspiración para mí”, describe. Y luego llegó el momento de cruzar la frontera. thumbnail_20241018_135129 El río, los peces, el humedal está presente en las piezas de Laura Ró. Foto gentileza “Con Cancillería de la Nación viajamos a Frankfurt, Alemania y a Florencia, Italia y a partir de allí tuve la racha de ir varios años seguidos a Europa”, se acuerda. Eso hizo que sus piezas fueran recorriendo tiendas de múltiples sitios, como Marruecos, España, Francia así como locales en Chile, Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú, Venezuela. No hace exportaciones constantes, sino que “siempre viene alguien y se lleva alguna colección que le interesa para su público”. Quienes aprecian las joyas de autor A la hora de describir a sus clientas, Laura dice que “tienen una onda bárbara, son lindas, profesionales, gente de la cultura, del arte, profesoras de historia, académicas, mujeres que tienen los mismos valores en cuanto a la naturaleza, a la concepción del mundo. Hay mucha diversidad”. El sábado pasado, se encontró con ese perfil de mujeres en Rosario, cuando hicieron en Percanta su showroom itinerante. Lo hizo junto a otra artista, Soledad Torres -hija del músico Jaime Torres-, que tiene la marca de tejidos ancestrales Pastora. “Son hechos en lana de llama y tintas naturales, maridan muy bien con mis joyas”, añade Laura. Esas muestras las hacen en distintas localidades porque Laura está convencida de que hay que volver a ir al encuentro de las personas, puesto que “charlar, encontrarse, salir de la virtualidad y conectarnos a través de los materiales es una experiencia distinta”. Incluso han hecho un recorrido que llamaron "Río arriba, Río abajo", visitando San Pedro, Baradero, Zárate, La Plata hasta llegaron a Rafaela. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida de LAURA RO Joyas Laura Rodríguez (@laurarojoyas) Lo narrativo en las joyas Ahora bien, ¿cómo definir el estilo de las piezas de Laura Rodríguez? Por un lado, explica que lo narrativo está en sus joyas, “hay bastante presencia de la palabra, sobre todo en la línea Patria. Me gusta manifestarme en cada momento”, analiza. Y a la vez explica que hay mucha empatía y resonancia con personas de su entorno e incluso sus clientas porque hace joyas personalizadas que pueden tener que ver con una ausencia o con un nacimiento. “Yo no quiero ir a lo masivo, me interesa más la pieza en sí que se comunica y se conecta desde cierto lugar”, explica. En las colecciones hay aros colgantes, anillos bien grandes, mucho textil mezclado con metales, hay muñecas andinas, chapones, amuletos, peces y símbolos de los humedales. El camino por delante que traza Laura tiene que ver con seguir con la ruta de las joyas. Si bien confiesa que están un poco más asentada, sabe que el camino de su negocio se hace al andar.

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