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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/07/2025 16:37
Gladys La Bomba Tucumana lleva más de 40 años sobre los escenarios, pero esta vez el público que la acompaña es suyo de otra forma: la cantante se abrió como nunca antes en un largo vivo, wen el que confesó momentos íntimos de la reciente muerte de su esposo, Luciano Ojeda, sucedida el 24 de mayo de 2025. “A veces las redes sirven para esto, ¿no? Uno siente que está acompañada”, compartió en una charla sincera donde repasó el amor, la enfermedad, los días finales y el nuevo vacío al que hace frente. En su transmisión, Gladys contó los motivos que la llevaron a hablar frente a la cámara: “Tenía ganas de hablar con ustedes… En mi caso, como artista, dependo un montón de este medio”. Con voz dolida, pero honesta, reconoció lo incierto del proceso de duelo: “Solo quería compartir con ustedes el momento que estoy viviendo ahora tratando, porque esto no tiene un tiempo, no tiene un tiempo decir mañana voy a estar bien”. La cantante hizo hincapié en el vínculo con sus seguidores y cómo ellos también le han escrito sobre sus propias penas: “Sé que hay un montón de gente que está pasando por lo mismo que yo... gente que me escribe para contarme su dolor o chicos que me escriben para contarme que perdieron a su mamá, o a un hermano, o a su padre, o a un hijo”. Gladys relató detalles de la historia de amor con Luciano, marcada por alegría y complicidad: “Yo soy una persona muy alegre, muy divertida... Y Luciano también lo era. Éramos una pareja hermosa, hermosísima, con un amor puro, verdadero, sincero”. La vida de ambos cambió con la enfermedad. Ella no ocultó el temor que sentía ante lo desconocido: “Decir que yo le tenía mucho miedo a la palabra cáncer, que un poco la naturalicé un montón en este último tiempo de mi vida por él, porque me aterraba esa palabra horrible”. Ese miedo, dice, se transformó: “Hoy es una palabra que la digo con mucha naturalidad, aunque es muy doloroso para mí todavía”. Gladys también ponderó la lucha de su esposo: “Él era un hombre que tenía un gran carácter. Era una persona muy hermosa, pero con una gran personalidad. Por eso yo me enamoré perdidamente de él... Quiero que sepan que él fue, es y será siempre mi gran amor que me tocó de grande”. Contó cómo acompañó a Luciano durante todo el proceso de la enfermedad, resaltando: “Hay que entregarse a la persona esa que está atravesando esta tremenda enfermedad horrible que va deteriorando a las personas. Pero yo quiero que sepan que mi amor se fue de este mundo amado. Profunda e intensamente que estuve besándolo hasta último momento”. En una suerte de desahogo, Gladys no eludió lo devastador del tránsito final de Luciano. “En estos últimos tres o cuatro meses, muy cansadísimo, cansado, cansado, eh... Lloraba, a veces lloraba de dolor. No saben lo horrible que ha sido para mí verlo así de mi amor. La impotencia de qué puedo hacer yo sola, llevarlo al hospital... Y la morfina y la presión, y una desnutrición severa. Y no era porque no comía. El médico nos aclaró bien. Así que estaba en una etapa en la que yo no me daba cuenta que era terminal, pensaba que iba al sanatorio como siempre, le hacían una transfusión y volvíamos a casa. Pero esta vez no fue así porque mi amor estaba muy cansadito. Me avisó a mí, el día que decidió no seguir con ningún tipo más de tratamiento, porque no saben todo lo que él pasó, por Dios. Por eso lo admiro, lo honro con todo mi corazón, por lo valiente que fue. Vivió luchando a full para que nosotros podamos seguir nuestra vida juntos. Pero ya no había más vida, parece…” El vínculo con el hijo de Gladys, Thiago, quedó grabado en una de las escenas más conmovedoras de las horas finales de su esposo: “Luciano murió un día sábado a las 09:00... La última persona para la que abrió sus ojos y levantó su brazo, lo abrazó y le dijo: ‘Cuidá a la mamá, papito,’ le dijo él a mi hijo. Y mi hijo desconsolado porque lo adoraba”. Esta presencia familiar la sostuvo en los peores días: “Gracias a Dios tengo mi familia que me estuvo sosteniendo, mi hijo que lo quería un montón a Luciano tenían una relación preciosa, hermosa”. Y en medio de un llanto sincero, relató cómo tomó coraje para preguntarle a Luciano dónde quería ser sepultado: “Yo no me animaba a preguntarle, ¿querés que te creme? No me daba. No da para esa pregunta, esa cosa. Y nunca habíamos hablado de eso. Pero como él ya lo había decidido, él sabía que iba a pasar eso, entonces como que se abrió un poco, pero yo me sentía devastada. ¿Imagínense tener que preguntarle qué hago? Y me acuerdo que lo único que me dijo fue ‘tierra’. La única palabra que me dijo fue ‘tierra’. Y yo le dije ‘amor, ¿a donde crecí?’. No sé ni me acuerdo cómo le preguntaba. Y él me dijo ‘Donde vos quieras, mami. Un lugar lindo que a vos te guste’”. También se refirió a las dudas, los reproches, el poder y los límites del amor: “Hay preguntas que vienen, preguntas que uno dice: ‘¿Y si hubiera hecho esto, si hubiera hecho aquello, lo otro, se hubiera podido evitar?’ Pero no, porque no depende de nosotros, depende de Dios en el cual creo y en el que en ningún momento me enojé con Él”. Gladys habló franca sobre la exposición en redes, los mensajes recibidos y algunas críticas: “No hago esto para darle lástima a nadie, sino para tal vez hacer un poco de terapia con ustedes, porque tampoco estoy hablando con mi psicóloga en estos días, pero hay días que son muy tristes para mí, porque la verdad lo extraño tanto, tanto, tanto”. Reconoce que cada posteo suyo puede ser interpretado de muchas maneras y advierte sobre el dolor que provocan algunos comentarios. “Nosotros nunca nos dimos cuenta de la diferencia de edad... lo que importaba acá, lo único más trascendental de toda esta historia es que nos amábamos con el alma, con locura. Nos amábamos y nos admirábamos mutuamente de una manera hermosa”. En su relato, Gladys también agradeció a colegas y figuras públicas que se acercaron con respeto y cariño, mencionando a Karina Mazzoco, Ángel de Brito y Georgina Barbarossa. La experiencia de duelo la conecta también con otros que comparten una pérdida. Gladys insiste: “Abrazo a todas las personas que están llorando por la pérdida de un ser querido y tengamos la esperanza de que nos vamos a encontrar algún día. Tengamos la esperanza en Dios de la promesa que nos hizo... Voy a volver por mi esposo a cantar y a sonreír de nuevo. Es muy difícil, pero así es”. Gladys admite que no imagina el futuro sin Luciano. Aun así, sabe que “ahora tengo que seguir y tratar de sobreponerme. Él no querría que yo esté como estoy, porque hay días que yo estoy devastada”. Sobre su vida profesional, aclaró: “Tengo que volver porque por él, por mí, por mi hijo, por mi familia, por mis amigos, por ustedes, por el público, por la música que la amo. Por ahora no sé cómo viene la vida ahora”. Y sin embargo, insiste: “Voy a volver por mi esposo a cantar y a sonreír de nuevo. Es muy difícil, pero así es”.
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