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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 09/07/2025 02:44
Los tribunales de San Isidro, en la calle Ituzaingo al 300 (Maximiliano Luna) En un caso ligado a la venta de drogas en un búnker del barrio de emergencia de La Cava, en San Isidro, el Tribunal en lo Criminal nº 1 de esa jurisdicción impuso la pena de prisión perpetua a tres acusados por el homicidio de Kevin González, un joven de 21 años asesinado a balazos y golpes en la puerta de su casa tras un conflicto vinculado al robo de estupefacientes. La sentencia alcanzó a Juan Cañete (26 años), Roberto Aguilera Cáceres (39) y Jonathan Pirolla Borda (21). En el caso de Cañete, además, se le impusieron penas accesorias por tenencia de sustancias ilegales con fines de comercialización y posesión ilícita de arma de guerra. En un caso ligado a la venta de drogas en búnker del barrio de emergencia de La Cava, en San Isidro, el Tribunal en lo Criminal nº 1 de esa jurisdicción condenó a prisión perpetua a tres imputados por el homicidio agravado de Kevin González, un joven de 21 años, ocurrido en septiembre de 2022. Se trata Roberto Aguilera Cáceres (39), Jonathan Pirolla Borda (21) y Juan Cañete (26), quien también recibió una condena por tenencia de sustancias ilegales con fines de comercialización y posesión ilícita de arma de guerra. Los jueces Gonzalo Aquino, Alberto Ortolani y Sebastián Hipólito Urquijo consideraron acreditado que el crimen fue ejecutado “con el concurso premeditado de dos o más personas” y “con arma de fuego”, en el marco de un conflicto derivado de una disputa vinculada con las ganancias del narcomenudeo. El hecho tuvo lugar el 4 de septiembre de 2022. Según la reconstrucción efectuada en el veredicto del tribunal, que encabezó el juez Ortolani, alrededor de las 19:30, Jonathan Pirolla Borda -apodado “Tito”- y Julián Ayala abordaron a Kevin González en el pasillo de “La Sede” del barrio La Cava y le reclamaron la “devolución ‘de lo suyo’ –haciendo referencia al material estupefaciente que González había sustraído previamente–”. Ante la negativa, se trenzaron en una pelea y Pirolla le dijo: “Perdiste, ahora volvemos y te matamos”, para luego retirarse. Media hora más tarde, cerca de las 20:00, Pirolla Borda, Juan Gabriel Cañete -alias “Panca”- y Roberto José Aguilera Cáceres -“Compa” o “Rober”-, junto a otros dos jóvenes, se presentaron en la puerta de la casa de González. Al encontrarse con él, Aguilera Cáceres, armado con una pistola calibre .22, realizó al menos dos disparos: uno impactó en la pierna derecha del joven, el otro en su cabeza. Simultáneamente, Pirolla Borda y Cañete le pegaron patadas en el cuerpo. La víctima cayó al suelo y los agresores huyeron. González fue trasladado al hospital Central de San Isidro, en la Avenida Santa Fe al 300, donde murió dos días después. La autopsia determinó que la causa del fallecimiento fue un “paro cardiorespiratorio traumático como consecuencia de herida por proyectil de arma de fuego cráneo encefálico –daño neurálgico–”. La víctima falleció en el Hospital Central de San Isidro "Dr. Melchor Ángel Posse" Uno de los testimonios más contundentes del debate oral, desarrollado en junio de este año, fue el de la hermana de la víctima, D.G., quien relató en audiencia el trasfondo del conflicto: “Todo comenzó en el momento en que -González- robó de un búnker $ 60.000, y fue ahí cuando Roberto Aguilera, Juan Gabriel Cañete y Jonathan Pirolla ‘empezaron a armar matarlo’” (sic). D.G. explicó que ese día estaba con su hermano en su domicilio de La Cava. “Yo en todo momento lo tenía en mi casa. Yo le decía que no salga porque a él lo estaban esperando”. Agregó que, cuando el joven salió, escuchó los tiros: “Salgo corriendo y le digo a mi mamá: mami, Kevin. Cuando salgo para afuera, mi hermano estaba tirado en el pasillo (...)”.. En su testimonio la hermana contó, angustiada, que vio huir a “Juan Gabriel, porque eran ellos, ellos estaban en el bunker vendiendo drogas, ellos estaban refugiados ahí”, y describió que luego de escuchar los tiros, “mi hermano estaba tirado en el piso y el pasillo todo oscuro, porque estaba todo arreglado. Estaba toda la gente, toda drogada, porque le pagan con droga. Apagaron todas las luces, tenían todo planeado ya, todo planeado tenían para matarlo”. Consultada por el fiscal Santiago Jaimes Munilla sobre la presencia de Aguilera con un arma, respondió: “Aguilera tenía el arma... ahí se le nota en la cintura”, dijo una foto que le exhibieron, donde reconoció a uno de los imputados escapando por un pasillo. Luego, al referirse a ese imputado, a quien cuando lo vio cara a cara en tribunales le preguntó “’¿por qué lo mataste?”, dijo: “Ellos ya habían planeado eso, él ya les había dicho a los vecinos que lo iba a matar, él ya planeó eso”. Durante el juicio quedó acreditado que Cañete operaba un punto de venta de drogas en el barrio. En un allanamiento ordenado por la jueza de Garantías Rodríguez Mentasty se secuestraron más de 12 kilos de marihuana, cerca de 800 gramos de cocaína, balanzas, armas de fuego aptas para disparo, municiones de distintos calibres, libretas con anotaciones, y una campera con la inscripción “Drogas ilícitas, Crimen organizado, Policía de la Provincia de Buenos Aires”. También fue incautada una pistola Taurus 9 mm con munición en la recámara y 10 municiones adicionales. La pericia balística determinó que se trataba de “arma de guerra de uso civil condicional”. Cañete no poseía autorización del ANMaC. Los jueces Gonzalo Aquino, Alberto Ortolani y Sebastián Hipólito Urquijo (Adrián Escandar) El tribunal oral valoró como prueba adicional la declaración de un testigo de nombre Fabián, quien había ido a comprar estupefacientes al domicilio de Cañete momentos previos al allanamiento, y dijo espontáneamente al ser interceptado: “Jefe soy consumidor, vine a comprar nomás”. Mariana R., madre de Kevin, declaró que dos días antes del crimen Aguilera se presentó en su casa junto a Cristian “Foca” López -presunto líder de la banda narco de esa zona- para reclamarle que su hijo le había robado “$ 60.000 en droga”. Indicó que tanto Aguilera como Cañete y Pirolla la venían “amenazando en el portón” de su casa, y que el día del hecho su hijo se encontraba “muy drogado”. La testigo relató que intervino en una golpiza contra su hijo previa al homicidio. Según expresó, Pirolla Borda y otras tres personas lo estaban golpeando hasta que ella intervino. Al preguntarle a Pirolla los motivos del ataque, “aquel se fue corriendo”. A su vez, afirmó que pudo reconstruir la escena en conversaciones con vecinos, donde quedó claro que Aguilera “le efectúa un disparo en su pierna y su hijo cae al suelo y luego cuando él se encontraba en el piso, Robert le efectúa dos disparos a la altura de la cabeza y se dan todos a la fuga”. Por otra parte, el jefe de calle Gabriel Irusta, a cargo de las primeras diligencias, reseñó que la víctima tenía conflictos con sus antiguos socios por “la venta de estupefacientes”. Dijo que se había escapado del barrio y que al regresar “lo encontraron y pasó lo que pasó”. Los testigos reconocieron a los imputados en imágenes del Centro de Monitoreo de San Isidro, donde se pudo ver a cinco personas entrar al pasillo de “La Sede” y salir corriendo tras los estruendos. D.G. confirmó la identidad de Cañete, Aguilera, Pirolla, entre otros, debido a que “nos criamos todos juntos, éramos del barrio”. Al momento de exponer sus versiones, Cañete optó por guardar silencio. Aguilera sostuvo que pasaba por el lugar tras visitar a su hija y que “ya había pasado todo lo que pasó con este muchacho”, aunque admitió que había tenido “discusiones y algunas trompadas” con la víctima. Pirolla declaró que había peleado con González más temprano ese día, y que “después me fui para mi casa... Yo cuando pasó lo de Kevin estaba en la esquina del pasillo de La Sede, yo escuché las detonaciones que venían del pasillo de La Sede”. Más tarde, transcurridos los alegatos donde la fiscalía pidió cadena perpetua, los acusados tuvieron la oportunidad de emitir sus últimas palabras en el proceso. Todos eligieron no hablar, salvo Pirolla Borda, quien manifestó: “Pido disculpas por lo que pasó a la familia, lo siento mucho por la pérdida del chico. Yo de todo corazón, de verdad, yo le pido disculpas. Nunca quise matar a nadie yo. Jamás pensé en matar una persona, yo le pido misericordia señor, piedad, por favor. Ayúdeme, son muchos años, la cosa está muy difícil, tengo tres hijos, ellos son todo para mí. Por favor, se lo pido”. El tribunal emitió su veredicto este martes en un documento al que tuvo acceso Infobae. En la resolución, el juez que encabezó el voto desestimó todos los intentos de desvinculación de los imputados y sostuvo: “de lo que puede extraerse tanto de los testigos citados al debate como de las constancias incorporadas por lectura a estos autos, surge que los aquí imputados provocaron la muerte de Kevin González mediante la utilización de un arma de fuego con la cual efectuaron disparos contra el nombrado, uno de los cuales hizo blanco en la cabeza de la víctima, situación que permiten afirmar sin lugar a equívoco que en el ánimo de los activos se hallaba presente el querer un resultado dañoso que no podía ser otro que el deceso del destinatario del ataque” Para el juez Ortolani, los imputados, junto a otras personas “hoy ajenas a este pronunciamiento”, “tuvieron la decisión o designio común respecto del hecho y sus consecuencias”, lo que también daba la pauta de un agravante por “premeditación”. Así, el veredicto calificó al crimen como un homicidio “agravado por haberse perpetrado con el concurso premeditado de dos o más personas y por haber sido cometido con arma de fuego”. Y en el caso de Cañete, se sumó el delito de “comercialización de sustancias estupefacientes en concurso real con tenencia ilegal de arma de fuego –de guerra y de uso civil–”. La sentencia impuso a los tres imputados la pena de prisión perpetua, accesorias legales y costas. En el caso de Cañete, además, se le impusieron dos multas por un total de $1.000 y 45 unidades fijas.
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