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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 06/07/2025 01:52
La vuelta de las retenciones a partir del 1 de julio generó un inmediato malestar en el sector del agro, que en Gualeguaychú ya hizo sentir sus reclamos. Desde el Gobierno nacional argumentaron que la baja anterior había sido un gesto transitorio para alentar la liquidación de cosechas, y que ahora, con la situación fiscal del país, resulta imprescindible recuperar la recaudación. Sin embargo, para los productores esto significa un retroceso en un momento donde muchos, especialmente los más pequeños, apenas logran sostenerse. En diálogo con Ahora ElDía, Juan Tronco, productor del departamento Gualeguaychú y expresidente de la Federación Agraria filial Larroque, explicó: “Las retenciones representan un porcentaje de la cosecha que el Estado se queda directamente, además de todos los impuestos que ya afronta el sector. Es un tributo adicional que nos quitan del resultado de nuestro trabajo”. Asimismo, aclaró que, sumando la carga impositiva general y las retenciones, aproximadamente el 60% de lo que genera un productor se destina a impuestos: “Este escenario golpea con mayor dureza a los pequeños productores, que siempre están en desventaja frente a los grandes jugadores que pueden negociar precios, comprar insumos en volumen y soportar crisis con mayor espalda financiera”. En la zona, explicó, esta situación está favoreciendo la concentración de la tierra y la aparición de grandes empresas que muchas veces ni siquiera son de Gualeguaychú: “Cuando los campos quedan en manos de empresas que vienen de afuera, dejan muy poco en la ciudad. No compran en los supermercados, ni dinamizan la construcción, por ejemplo. Es algo que afecta a toda la comunidad". Tronco también consideró: “El campo siempre fue promesa de campaña, pero cuando llega la hora de gobernar, seguimos igual. Nos sentimos decepcionados porque no hubo el cambio que esperábamos. Tronco planteó que la carga impositiva que recae sobre el sector agropecuario se ha sostenido durante tantos años que ya parece haberse convertido en una parte estructural del sistema”. Y agregó: “El mejor impuesto es ganancias. El que gana, que pague. El problema es que las retenciones se aplican tanto en cosechas buenas como en malas. El Estado siempre se queda con su parte, incluso cuando el margen de ganancia es mínimo para el productor. La falta de previsibilidad complica aún más: una campaña pensás que podés comprar una máquina y la siguiente te cambian las reglas y te dejan desfinanciado”. Por su parte, José Colombatto, vicepresidente primero de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), coincidió en que la medida significa un retroceso: “El productor ya venía muy castigado por las condiciones climáticas y la carga impositiva. Este retroceso es una mala señal, justo cuando empezábamos a acomodarnos”. El dirigente detalló que la vuelta a las alícuotas originales implica para el productor una pérdida cercana al 10% de los ingresos respecto al escenario que se había logrado con la baja transitoria: “Esta pérdida es especialmente crítica para quienes trabajan en tierras alquiladas, una modalidad muy extendida en la región. Con este aumento de las retenciones lo termina de sacar de la cancha, porque obviamente la rentabilidad no era buena. Los productores pequeños y medianos son siempre los que sufren más el cimbronazo frente a las medidas coyunturales. Esperábamos que las retenciones siguieran bajando o al menos se mantuvieran, pero nos volvieron a sorprender con una mala noticia. Está claro que afectan la competitividad, golpean a los más chicos y frenan las inversiones. Seguiremos trabajando para que se entienda que el camino no es el que han tomado". El malestar se replica en otras entidades. Desde Federación Agraria, el presidente de la Regional Entre Ríos Matías Martiarena había advertido: “Crece el malestar de los productores con el Gobierno, porque las promesas de campaña quedaron en eso: en promesas. Se habían comprometido a bajar las retenciones, pero volvieron a subirlas. Las grandes empresas tienen más herramientas para resistir, pero los pequeños y medianos productores están cada vez más asfixiados”. Por su parte, el senador nacional Alfredo De Ángeli también cuestionó la medida: "El Gobierno, al castigar al campo, va en contra del país. Esta decisión va en sentido opuesto al crecimiento. El productor necesita reglas claras y previsibilidad. No se puede trabajar si las condiciones cambian de un mes a otro". Al igual que el diputado nacional Atilio Benedetti, presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara Baja, quien afirmó: "Lamento que los mismos bolsillos sean siempre la variable de ajuste. La presión sobre el sector agropecuario es insostenible, especialmente para las economías regionales y los productores más chicos. El Gobierno, como los anteriores, recurre siempre al campo para equilibrar sus cuentas. Eso genera desincentivo, menos inversión y más concentración”. En este contexto, productores y entidades agropecuarias de la región aguardan definiciones más claras sobre el rumbo económico y fiscal del país. La expectativa está puesta en la posibilidad de que el Gobierno nacional convoque a un diálogo más amplio con el sector, donde puedan discutirse medidas que garanticen previsibilidad y permitan sostener la producción y el empleo rural en el mediano plazo. Mientras tanto, la incertidumbre condiciona las decisiones de inversión y planificación de la próxima campaña.
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