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Parana » AIM Digital
Fecha: 25/05/2025 15:30
Durante años, Miguel Gil recorrió aulas y comunidades identificando a niñas y niños descendientes del pueblo Huarpe. Miguel es el Omta, el líder espiritual del Pueblo Nación preexistente Huarpe Pinkanta, hoy radicado en la provincia de San Luis. Aunque no son los únicos huarpes. En las provincias de Mendoza y San Juan, otras comunidades habitan las tierras sobre la frontera geográfica de las tres provincias. De niño, su abuela lo llevaba al monte con un delantal grande para recolectar plantas. En las pausas, hacían ceremonias, cantaban y bailaban. “Ahí estaba todo”, recuerda Miguel, en diálogo con TRT Español. “La lengua, la identidad, la vida". Sus abuelos le transmitieron conocimientos esenciales que marcaron su infancia. “Todo lo que soy y transmito me lo dieron ellos”, afirma. “Las ceremonias, la cultura, la lengua. Hablar de identidad siempre me da fuerza, nunca titubeo”. Reencuentro con la identidad A partir del reconocimiento de sus orígenes, Miguel impulsa lo que llama un “reencuentro con la identidad”, que combina lengua, espiritualidad y cultura material. “Hoy, por los apellidos, por la historia oral, sabemos que tres de cada diez personas en esta región –la región de Cuyo, en el centro oeste del país– son huarpes. Lo que pasa es que nadie nos preguntó, ni en la escuela ni en ningún lado, quiénes eramos de verdad”, sostiene. Inspirados por investigaciones y con herramientas propias, el pueblo Pinkanta comenzó a recorrer un camino de recuperación cultural e identitario. En lugar de esperar políticas públicas por parte del Estado, decidieron empezar por la base: la familia y la escuela. En las escuelas, Miguel ha trabajado con niños que, tras armar su árbol genealógico, comenzaron a reconocerse como huarpes. En 10 años, visitó distintas escuelas públicas de la capital de la provincia de San Luis. Según el último censo nacional realizado en 2022 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), 25.615 personas en Argentina se reconocieron como parte del pueblo Huarpe. En la provincia de San Luis, fueron registradas 1.322 personas, lo que representa un aumento respecto al censo de 2010, cuando se habían contabilizado 881. Miguel afirma que el impacto del trabajo realizado fue profundo: “Muchos comenzaron a preguntar en sus casas, a hablar con sus abuelos, a recuperar la historia familiar. Lo más emocionante era ver que ya no querían esconderlo”. Uno de los pilares es el reconocimiento de la ascendencia indígena a partir de los apellidos. A través de los apellidos maternos y paternos de niños y jóvenes, comienzan a buscar conexiones con las antiguas familias huarpes. Miguel Gil está convencido de que la transmisión del conocimiento no puede depender exclusivamente de la academia occidental. Por eso, impulsa la creación de una carrera universitaria basada en la cosmovisión huarpe. Cuando esos apellidos aparecen “blanqueados” o europeizados –con origen italiano o español–, la investigación va más atrás en el árbol genealógico: hacia los abuelos o bisabuelos. Muchas veces, los apellidos originarios fueron ocultados o reemplazados. Pero cuando encuentran apellidos como Talquenca, Luna o Gatica, reconocen que hay una raíz huarpe. Este proceso no solo implica una búsqueda de datos, sino también un despertar espiritual. Para muchas familias, conocer el origen de su apellido es el primer paso para reconstruir su identidad. “Lo más fuerte fue que quienes no eran indígenas también querían serlo", recuerda Miguel, al referirse a cuando realizaba estas detecciones entre estudiantes de escuelas primarias de la ciudad de San Luis. Fuente: TRT Global. España. Turquia https://www.trt.global/espa%C3%B1ol/article/de6de7aa1761
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