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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 25/05/2025 02:32
Damián Manusovich con los colores de su amado San Lorenzo de Almagro “San Lorenzo es encomiable. También, súper elogiable lo que está logrando de la mano de Miguel Ángel Russo. Todo esto, en el medio de tanto desconcierto. Los jugadores están dando la cara y llenándonos de orgullo a todos los hinchas”. De esta manera, se despide de la entrevista telefónica Damián Manusovich, ex lateral izquierdo azulgrana que integró el equipo histórico campeón del Torneo Clausura 1995 de la mano de Héctor Bambino Veira. Manusovich comenzó su carrera en Atlanta antes de pasar a Vélez Sarsfield, donde solo jugó tres partidos, siendo dirigido por Carlos Bianchi. Se consagró campeón del torneo local en 1993, previo a marcharse al Ciclón, el club de sus amores. “Bianchi fue un gran entrenador. Siempre me recomendaba no dejar de estudiar. Me decía: ´Vos no abandones los libros´. Le respondía ‘Carlos, no sé cómo tomarlo, si como un elogio o como un dedicate a los libros’. Nos reíamos de eso. Además, me aclaraba ´usted siga estudiando, que jugador de fútbol es por un rato, pero lo que aprende con el estudio es para toda la vida´”, cuenta el ex defensor, de 52 años, en diálogo con Infobae. Manusa, como lo se lo conoce popularmente en el ambiente del fútbol, es un reconocido hincha del Ciclón, donde jugó entre 1993 y 1999. Hoy, quiere ayudar al club desde algún sector dirigencial: “Lo que quiero es meterme, porque pienso que se puede hacer algo distinto. No creo que sea por cuestiones de personalismo, en términos de nombres personales, ni creo que esa sea la solución. La solución es generar un consenso, una unidad entre todos los sanlorencistas que queremos lo mejor para el club. A partir de ahí, que emerja un líder natural”, asegura. Cuando dejó Boedo en 1999, el ex defensor se fue a España para probar suerte con las camisetas del Numancia y Elche, donde se retiró con 29 años. Ya de vuelta en la Argentina, además de sus proyectos personales, es uno de los principales panelistas de F90, uno de los programas de fútbol emblema de la pantalla de ESPN, que conduce Sebastián Vignolo. Aparte de hablar de fútbol como panelista, Manusovich se dedica de lleno a sus emprendimientos inmobiliarios con la desarrolladora MMCV. Además, maneja dos de los restaurantes (Casa Lucca y Alicia) más exclusivos de Villa Devoto, barrio donde vivió Diego Armando Maradona. “Cuando decidí dejar el fútbol, me metí en la gastronomía e intenté mezclar esas dos pasiones”, dice el ex futbolista, que estudió Ciencias Económicas en la UBA antes de irse a Europa. Manusa tuvo un paso por Vélez, donde fue dirigido por Carlos Bianchi - ¿Cuáles son tus actividades por estos días, Manu? - Aparte de estar con Sebastián Vignolo en F90 todos los mediodías, tengo un Real Estate, que son desarrollos inmobiliarios. Además, manejó locales gastronómicos en Villa Devoto. - ¿Cómo nació esta iniciativa de incursionar en emprendimientos gastronómicos? - Desde chico siempre me interesó. Por este motivo, estudié Ciencias Económicas en la UBA, con lo cual tenía ciertas inquietudes comerciales. Cuando decidí dejar el fútbol, me metí en la gastronomía e intenté mezclar esas dos pasiones. De esta manera, con gente amiga fuimos desarrollando ese camino gastronómico. - ¿Nunca te interesó seguir vinculado al fútbol desde otro lado? -Mi forma de estar cerquita del fútbol es en ESPN, en la televisión. Es mi forma de seguir vinculado, de alguna manera. Estuve durante muy poquito tiempo acompañando en Vélez a Cristian Bassedas, quién es mi gran amigo. Pero después me di cuenta de que me entretenía mucho más hablar de fútbol en los medios de comunicación. Así que estoy en un muy buen equipo de trabajo, sobre el cual aprendo y me divierto todos los días. Mis compañeros son los que tienen el mando vinculado con la industria y con el oficio de ser periodistas. Nosotros le sumamos un matriz que tiene que ver con la experiencia, con haberlo vivido, con una mirada complementaria, con poder contar las vivencias de lo que nos pasó en el vestuario y tratar de extrapolarlo a lo que les pasa a los chicos hoy en día en la cancha. Ahí se arma un lindo hilo conductor de algo para compartir y que a la gente le entretenga. - ¿Siempre quisiste ser futbolista desde chiquito? - Sí, sí, no tenía tan claro que iba a llegar a ser profesional, pero sí quería ser jugador de fútbol. Después, no tenía tan claro que lo iba a lograr. Empecé como todos los chicos en la plaza, con amigos. Luego, hice las divisiones inferiores en Atlanta. Siempre me gustó mucho el básquet, con lo cual jugaba en un club de San Martín que se llamaba Peretz de Villa Lynch. Allí jugaba al básquet y al fútbol, al mismo tiempo. Luego, con mis amigos. Arranqué con 14 años en Atlanta cuando entré en la Octava. Con 15, subí a la Sexta. Luego, debuté en Primera. Estuve un año, y de ahí pasé a Vélez que, si bien no jugué mucho entre 1991 y 1993, me sirvió para foguearme. Era el Vélez de Carlos Bianchi. Fue un gran equipo. Me sirvió mucho para aprender de la mano del Virrey. Después, en 1993 pasé a San Lorenzo, que es el club de mis amores, donde me pude desarrollar como profesional. El ex defensor estuvo siete años en San Lorenzo, después emigró a Europa - ¿Cuándo estuviste en Vélez, ya percibías que iba a llegar lejos Bianchi como DT? - El futuro nadie lo puede prever, pero algunos tienen más condiciones que otros. Uno veía la semilla de lo que terminó siendo Carlos. Lo mostró desde el primer momento cuando volvió de Francia, con toda su genialidad y sencillez. Eso nos cautivó a todos los que fuimos sus dirigidos. Su gran sapiencia, pero principalmente su don de gente. Y la agudeza de su sentido común, que la tuvo desde el primer momento. Fue un gran entrenador, el cual siempre me recomendaba no dejar de estudiar. Yo no sabía si tomarlo como un elogio o como una ironía, digamos. “Vos no abandones los libros”, me decía, “Carlos, no sé cómo tomarlo, si como un elogio o como dedicarte a los libros”, le respondía. Y nos reíamos de eso. Además, me aclaraba “usted siga estudiando, que jugador de fútbol es por un rato, pero lo que aprende con el estudio es para toda la vida”. - Buen consejo te dio Carlos. ¿Te recibiste finalmente en la facultad? - Estaba estudiando Ciencias Económicas en la UBA. Como jugador de fútbol, teníamos bastante tiempo, dentro de todo, porque a la mañana entrenábamos, y en el turno tarde-noche iba a la facultad. Pero no me recibí. Cuando me fui a jugar a España, tuve que dejar en tercer, cuarto año. - ¿Por qué jugaste apenas tres partidos en Vélez? - Jugué muy poquito. En ese momento jugaba el Pacha Cardoso, que era un fenómeno. Encima, no se lesionaba nunca, así que me tocó esperar. Y aparte era joven el Pacha. Pero como decía, fue de muchísimo aprendizaje. Tenía 18, 19 años recién cumplidos. - Después, pasaste a San Lorenzo, el club de tus amores, donde jugaste bastante más y estuviste casi siete años. ¿Qué balance haces? - Al principio no fue nada fácil, porque fue en 1993. Luego, se inauguró la cancha. En esos años, recién empezamos a tener cancha propia, época de mucho sacrificio del club y de los socios. También, de los jugadores, de los técnicos, de todos, de apostar a que la cosa funcione. Fueron años muy buenos, lo recuerdo muchísimo, con mucho cariño. Y, bueno, me terminé identificando para toda la vida con esos colores. - ¿Qué es lo que más te costó de tu paso por San Lorenzo? - Costaba todo, porque había pocos recursos. Entrenábamos lejos, en el Banco Provincia de Moreno. Largas idas y venidas con los compañeros. Íbamos con el Roli Escudero y el Flaco Marcelo Galeazzi tomando mate. También, pensando en tener un porvenir, porque hasta ahí éramos jugadores de Primera, pero recién estábamos empezando. La verdad es que para todos nosotros esos años fueron de muchísimo disfrute. Con el plantel, seguimos en contacto por grupos de WhatsApp. El año 95 fue la gran alegría con el torneo que logramos con el Bambino Veira como entrenador. Con San Lorenzo visitando a River Plate en el estadio Monumental - ¿Qué tenía el Bambino, que salió campeón con River y con San Lorenzo? - El Bambino era buen entrenador. Primero con una mirada muy aguda del juego y de estar en todos los detalles. Tenía una mirada muy clara del fútbol de esa época. Además, fue un gran motivador, con muchísimo temperamento y mucha personalidad. Fue un entrenador muy fuerte, con una presencia que se imponía. -¿Se habían prometido salir campeones? - El equipo se fue armando partido tras partido. Cumplimos el objetivo finalmente. Terminamos siendo campeones en la última fecha y en Rosario, algo medio milagroso. Tal cual lo marca la historia de San Lorenzo no podía ser distinto. Fue súper emotivo y fantástico. Lo recuerdo como una gran película, con final feliz. - ¿Después te fuiste a España? - Me fui primero al Numancia, donde jugué muy poquito. Y después al Elche, que es de la zona de Alicante. Ahí jugué mucho más. Me quedé más tiempo hasta que me retiré - ¿A qué edad y por qué? - En el 2003. Ya tenía ganas de volverme a Argentina. Extrañaba bastante y quería empezar con mis otros proyectos, que son las cosas que hago ahora. Las tenía en la cabeza y quería hacerlas. Mi única idea era volver a mi país. Si volvía a la Argentina, el único lugar en el que quería jugar era en San Lorenzo. Me moví con mi representante a ver si surgía esa posibilidad, pero se cerró. La verdad es que no tenía ganas de jugar en otro lado. Y como esa posibilidad de volver a San Lorenzo no estuvo, me retiré. - ¿Te frustró un poquito el querer volver a San Lorenzo y que te cierren las puertas? - No, no, no. Lo entendí. Imagínate que, si cada jugador quisiera hacer lo que le nace del corazón, sería un problema para todos los clubes. Era lo que yo quería, pero no tenía por qué ser una obligación. Me hubiera encantado, pero nada. Te digo más, me quedé conforme más con que lo intenté. Y si no se dio, no se dio. - ¿Te quedó alguna cuenta pendiente? - No, no, no. En realidad, hice mucho más de lo que esperaba de mí. Es decir, mi carrera fue mucho más de lo que yo me hubiese imaginado. Nunca me hubiera imaginado tanto como lo que conseguí. Ahora, ya estando ahí, me hubiera gustado jugar en la selección argentina, pero nunca se me dio. - ¿No te llamaron? - No, nunca me llamaron. Estuve en alguna preselección o algo así, pero nunca fui convocado. Y después colgué los botines. Me dediqué a mis proyectos. - ¿Alguna vez quisiste ser manager o entrenador? ¿Por lo menos se te pasó por la cabeza? - No, entrenador no, pero desde otro lugar, tal vez me gustaría ser parte de las instituciones deportivas. - ¿Te gustaría meterte en San Lorenzo, un club que hoy no está bien institucionalmente? - Siempre voy a estar cerca y dispuesto a ayudar a San Lorenzo, desde donde sea y como sea, claro que sí. ¿Cómo candidato a presidente? Es muy terminante. Lo que sí quiero es meterme, porque pienso que se puede hacer algo distinto. No creo que sea por cuestiones de personalismo, en términos de nombres personales, ni creo que esa sea la solución. La solución es generar un consenso, una unidad entre todos los sanlorencistas que queremos lo mejor para el club. A partir de ahí, que emerja un líder natural. Pero lo del liderazgo es lo de menos en el sentido de personas. Lo más importante son las ideas, los proyectos y generar una estructura a largo plazo que permita volver a poner a San Lorenzo donde el club se lo merece. - Es decir, ¿a futuro te ves trabajando, o bueno, por lo menos intentando ayudar a San Lorenzo? - Mi club es San Lorenzo, por adopción desde el día que lo conocí. Estoy muy ligado, primero como jugador de fútbol, y luego sentimentalmente a lo que es la historia del club. - ¿Cómo ves a la dirigencia actual, lo que pasó con Marcelo Moretti y el video que apareció recibiendo supuestamente un dinero para fichar a un juvenil? - Sobre el hecho en concreto del video, no tengo mucho por decir, que lo que se vio. Lo que si me parece es que es hora de llegar a un acuerdo entre todos los sectores para poder tener un proyecto único, con desafíos por delante que te obliguen a estar todos juntos y unidos. Obviamente, debatiendo ideas, pero también generando consensos para tener un proyecto que pueda durar en el tiempo, ¿no? Porque si no, vamos saltando de idea en idea y estas cosas no se resuelven en el corto plazo, mucho más cuando hablamos de instituciones como San Lorenzo, que son tan grandes y tienen tanto peso. - La lectura que hago es que tenés ganas de meterte, de ayudar, de aportar tu granito de arena, ¿verdad? - Sí, de ayudar, pero eso lo hice siempre. De ayudar desde mi lugar, con lo que pueda aportar. Pero me parece que no es momento de nombres propios, sino de trabajar en conjunto, ¿no? No es momento de individualidades, del yo, sino de nosotros. No es momento de personas, de nombres personales, sino de consensos, para que esto pueda durar en el tiempo. Porque si no, me parece que no vamos a encontrar nunca la solución. - ¿Crees que se tocó fondo en ese club? - No, no sé, yo qué sé. Ojalá que todo lo que ocurra de acá en más sea para mejor, y que las cosas mejoren, claro que sí. - ¿Pensás que se le puede dar a San Lorenzo de la mano de Miguel Ángel Russo? - San Lorenzo es encomiable. También, súper elogiable lo que está logrando de la mano de Miguel Ángel Russo. Todo esto, en el medio de tanto desconcierto. Los jugadores están dando la cara y llenándonos de orgullo a todos los hinchas. Fue muy emocionante, lamentablemente por televisión, ver la victoria contra Argentinos Juniors. Me imagino que los hinchas de San Lorenzo estuvieron agarrados a la tele. Le quedan dos pasos y sería heroico que, en el medio de este contexto institucional complicado, estos muchachos puedan coronarse campeones. Indudablemente, se lo merecen por el esfuerzo que están haciendo, pero faltan dos pasitos más.
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