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  • Muchos candidatos, ninguna ilusión

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/05/2025 06:37

    Javier Milei, Manuel Adorni, Patricia Bullrich y Luis Petri Setenta balcones y ninguna flor, aquel poema de Baldomero Fernández Moreno, vino a mi memoria el domingo bajo la forma de “muchos candidatos, ninguna ilusión”. Los viejos partidos populares quedaron lejos de cumplir sus expectativas, el dinero de las campañas aplastaba o suplantaba a la ausencia de ideas. Solo el fracaso puede terminar ofreciendo diecisiete opciones con una paradójica falta de propuestas. La codicia de unos pocos despreciando las necesidades colectivas. Una elección pobre, triste, sin proyectos, con más odios que valores, escasa reflexión, debilidad de contenidos. El liberalismo argentino como expresión democrática no existe ni existió jamás. ¿Con el PRO se le acercó, tal vez? ¿Con Menem? Es posible. Todos los golpes de Estado surgieron para dar forma a la ilusión de una economía donde las clases altas solo buscaban su propio beneficio sin hacerse cargo de los caídos que dejaban en ese codicioso camino, que es el suyo, el único elegido y fomentado porque conviene desde siempre a sus mezquinos intereses. El gobierno de Milei es inviable. De no haberse endeudado, ni siquiera hubiera durado hasta hoy. Milei y sus inconcebibles colaboradores han decidido importar sus placeres sobre el hambre de los productores y la destrucción de las industrias. Patria financiera, sociedad rentista, la libertad, para ellos, implica irresponsabilidad. Asombra la mediocridad de quienes gobiernan, son el patético reflejo de la pobreza espiritual y moral de nuestros sectores enriquecidos. No les molestan ni les preocupan las formas, agresiones y amenazas, es más, las alientan. Tampoco el desfinanciamiento de la educación, la ciencia, la tecnología, el arte; no los perturba el enfriamiento de la economía, el bajo consumo, la inalcanzable canasta familiar, los que sobreviven en las calles. Es la ganancia por encima de la dignidad. Reitero que esta atrocidad es hija de los errores del kirchnerismo de ayer cuando la burocracia, disfrazada de solidaridad, no se ocupó genuinamente de los más desfavorecidos y los dejó en manos del demencial egoísmo de quienes llegaron. Hay datos perversos que reparten a diestra y siniestra en forma coordinada Milei, Luis Caputo, Federico Sturzenegger, entre otros, para no hablar del equipo de trolls a cargo de Daniel Parisini y Santiago Caputo. Este último cumple, además, múltiples funciones como monotributista a cargo de tareas de peso. Mientras sufrimos el empobrecimiento, nos dicen que la situación mejora, que hay menos pobres y salarios más dignos y que debemos ganar la batalla cultural y oponernos a la Agenda 2030, apelando a generalizaciones basadas en datos falsos sobre la causa única del descenso de la natalidad. La última medida por decreto que pone sobre el tapete el recorte de las conquistas sociales de nuestra sociedad es la limitación del derecho a huelga mediante la extensión de las actividades consideradas esenciales. Sumemos a este panorama siniestro la indefectible y feroz represión de cada miércoles contra jubilados, fotógrafos y periodistas a modo de advertencia y ejemplaridad. Cada uno de nosotros sufre en lo cotidiano la renuncia paulatina a distintas opciones; todos, cada quien desde el lugar que le toque y en la medida de sus ingresos. La idea de que detener la inflación alcanza para mejorar la vida de una sociedad termina siendo una farsa para todos aquellos que se sienten obligados a reducir su nivel de consumo. Milei vino a desregular para liberar la concentración económica, para ampliar la distancia cada vez más injusta que muestra la exuberancia de los ricos junto a la caída de todo aquello que cubre nuestras necesidades básicas. ¿Y qué decir de las promesas de blanqueo indiscriminado con los riesgos de que esa medida de desregulación propia de desquiciados y amorales conlleva respecto del dinero sucio del narcotráfico, entre otras modalidades que el latrocinio de la evasión puede adoptar? El cinismo los desborda: los evasores siguen siendo héroes y a quienes no evadieron, les faltaron agallas, Milei dixit. La decadencia está a la vista, este personaje nos gobernará hasta que se acaben los créditos. Después, si hay unidad, coincidencias republicanas indispensables, concertación, podremos pergeñar el proyecto de una patria digna. Ya es hora.

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