Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El Papa de la gente y la Justicia

    » La Capital

    Fecha: 22/04/2025 11:31

    Murió Francisco, el Papa argentino , el Papa de la gente. Líder mundial indiscutido y respetado por todas las religiones, credos, ámbitos gubernamentales, académicos y políticos (salvo alguna que otra insignificante y vergonzante excepción) pero especialmente por el pueblo de nuestra casa común. Murió Francisco, defensor inclaudicable de la dignidad humana y la de los pueblos, de la paz mundial, la solidaridad, la diversidad, la igualdad y la justicia social, de los más débiles y vulnerados, de las minorías y los pueblos originarios, del ambiente y el ecosistema, y, particularmente, de la justicia. Justicia en el sentido más amplio de la expresión. Murió Francisco, el Papa de la Justicia. Asumió en un momento crítico de la Iglesia Católica y revolucionó al mundo y a la propia Iglesia, a la que instó a salir a la calle y abrir sus ventanas para que entre aire fresco porque como en cualquiera otra organización cerrada si no lo hacemos, corremos el riesgo de contaminarnos con el aire de nuestra propia atmósfera. Desafió a los poderosos del mundo, denunció la concentración económica ilimitada y las profundas desigualdades hirientes, así como la nueva modalidad de dominación mediante el endeudamiento externo indiscriminado de los países del margen y los procesos de persecución a líderes populares y burguesías nacionales mediante el acuerdo de sectores del poder real y mediático con espacios colonizados del judicial (Cumbre Iberoamericana Jueces 2019). Reivindicó la política –sometida frente al poder hegemónico real- y el Estado para la política. Luchador incansable contra la violencia, la discriminación de cualquier tipo, el negacionismo y los discursos de odio. Pero creo necesario, por la actualidad y por la incumbencia propia, recordar que Francisco fue un referente del Derecho y de la Política. En especial, rescatar las enseñanzas de sus conferencias y documentos frecuentes referidos tanto al derecho penal como a la criminología y la política criminal. Su preocupación por la dignidad humana, por el reconocimiento del otro, marcó todas y cada una de sus prédicas. Por ello rechazó el recurso político de la “construcción de enemigos” porque enemigo (en hebreo, Satanás) es la negación misma de la condición de persona y en el Estado de derecho no hay amigos ni enemigos, hay ciudadanos inocentes y ciudadanos culpables porque el Estado de derecho sólo se nutre de una relación de ciudadanía, nunca de enemistad. Abogó por el uso responsable de las nuevas tecnologías porque la dignidad de las personas también se ve afectada por los abusos y sesgos que facilitan esas tecnologías, advirtiendo particularmente frente a ciertas modalidades de previsión de conductas que promete la Inteligencia Artificial. Señaló cómo se multiplican algunas formas de criminalidad que afectan la dignidad de la persona humana y la casa común y propuso incorporar el “ecocidio” como quinta categoría de crímenes contra la paz, instando a los juristas a pensar nuevas formas de protección jurídica de la naturaleza, porque el derecho humano a la vida carece de sentido si los ecosistemas que sostienen la humanidad no tienen derecho a existir. De allí la necesidad de un sistema normativo que asegure la protección de los ecosistemas antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico deshumanizante terminen arrasando con la libertad y la justicia (“Laudatio si”). >> Leer más: El Papa, los presidentes y una línea de tiempo marcada por encuentros y distanciamientos No sería posible dar cuenta aquí de toda su obra y ministerio. Sí recordar, a modo de conclusión, su cabal percepción de la política y del derecho pero fundamentalmente del contexto económico, político y social y de la ideología dominante que lo llevó, en nota dirigida a la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Penal (AAPDP), en fecha 9 de noviembre de 2022, a señalar –una vez más- la misión que tienen los juristas “para contrarrestar la irracionalidad punitiva, el uso arbitrario de la prisión preventiva, la prisión perpetua, el encarcelamiento masivo, el hacinamiento y las torturas en las cárceles, como también el abuso y la arbitrariedad de las fuerzas de seguridad, la criminalización de la protesta social y el menoscabo de las garantías penales y procesales más elementales”. Por ello, y para que la función penal no se convierta en un mecanismo cínico e impersonal, necesitamos –advirtió- personas nutridas de formación técnica, pero por sobre todo apasionadas por la justicia, conscientes del gran deber que cumplen. Sólo así ninguna norma será un fin en sí misma, sino que todas estarán al servicio de las personas implicadas, ya sean los autores de los delitos o las víctimas que han sido ofendidas. En suma, una Justicia más humana. Murió Francisco. Nos dejó un inconmesurable legado y con ello el compromiso y el deber de seguir y procurar su mayor grado de realización. Murió Francisco. Todos somos Francisco.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por