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  • Cinco hijos maltratados, una mujer humillada y denuncias archivadas: la noche en que un padre frustrado resolvió liberarse de todos

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 21/04/2025 04:39

    La felicidad aparente en una imagen familiar de Tausha, Michael Haight y sus cinco hijos La foto evoca la tierna imagen de tevé de la Familia Ingalls. Sonrientes, impecables, en medio de la naturaleza frente a una montaña de tierra enrojecida salpicada de verde. Ellas con románticos vestidos largos y cascadas de pelo largo ondulado; ellos, con camisa y pantalones beige y cabezas rubias rapadas. Son Tausha (40) y su marido Michael Haight (42) rodeados por sus bellos hijos que, al igual que en La casa de la Pradera, son cinco: Macie (con 17 años ya parece haber superado en altura a su madre), Briley (12); los mellizos Sienna y Ammon (7) y el menor Gavin (4). Ellas sonríen como su padre, los dos varones pequeños miran la cámara con más seriedad. En la foto no está Gail Earl (78), la madre de Tausha, quien suele visitarlos para ayudar con sus nietos. Puede ser que la abuela haya sido quien tomó esta imagen. ¿Qué diferencia a una familia feliz de una infeliz en una foto? Nada. Llamados no atendidos Michael Haight (quien creció en Cedar City) y Tausha (originaria de Overton, Nevada) se casaron en 2003 en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Al tiempo los Haight se instalaron a vivir en una casa de estuco gris, con ventanas de marcos de madera blancos, en una zona semi rural, situada en el número 4923 N. Albert Drive, en la ciudad de Enoch, Utah, Estados Unidos. Esa era su “casa de la pradera”. Donde fueron naciendo los chicos año tras año. Michael trabajaba en una compañía de seguros llamada Allstate y le iba bastante bien para mantener a su creciente familia. Religiosos fervientes los Haight asistían a la iglesia todos los domingos y participaban en la comunidad. Los chicos crecieron con Tausha a cargo de que todo funcionara. Llevarlos al colegio, a deporte, a casas de amigos. Era una casa con mucha actividad. Comidas, ropa, tareas. Tausha no paraba. Vecinos y amigos fueron testigos de cómo la familia se fue agrandando a la sombra de los valores y principios tradicionales. Nadie sabe bien en qué momento la personalidad controladora de Michael comenzó a emerger. Sucedió de a poco y fue empeorando con el pasar de los años. Sobre todo cuando los chicos comenzaron a cuestionarlo. No soportaba que nadie lo contradijera o lo enfrentara, que una preadolescente le respondiera mal. Sus ataques de rabia se volvieron frecuentes y sumieron a la familia en un mundo oculto que nadie percibía. El abuso físico para disciplinar a su hija mayor, Macie de 14 años por ese entonces, se hizo patente el 27 de agosto de 2020. Macie le contó a alguien lo que su padre había hecho para castigarla y ese alguien llamó a la policía. Comenzó una investigación sobre la conducta paterna intramuros. Michael Haight empezó a tener comportamientos violentos con sus hijos y con su esposa, lo que despertó el interés de las autoridades policiales Macie habló con los oficiales y reconoció haberse sentido “aterrorizada” porque Michael la había ahorcado con sus manos a tal punto que ella temió no poder respirar y morir. Especificó que los “correctivos” que su padre les propinaba -a ella y a sus hermanos- incluían zamarreos violentos y golpes. Las autoridades entrevistaron a Michael y él se defendió con vehemencia. Los enfrentamientos con hijos que atraviesan la adolescencia suelen ser moneda corriente, dijo, pero sostuvo que jamás había sido violento con Macie. Aunque aclaró que si hiciera algo así como sostenerla con fuerza, eso no podría ser considerado un ataque. Explicó que Macie era muy boca sucia y que eso lo enojaba. No era así como los había educado. Se justificó diciendo que quizá él estaba menos tolerante que antes con los chicos porque venía de pasar un año muy duro con la muerte de su propio padre. La mala conducta era algo que no deseaba soportar. También admitió haberle quitado a su mujer su tablet personal y el celular para revisar si ella había hablado con alguien mal de la familia. El oficial que lo entrevistó le explicó que sus actos estaban al filo de ser considerados una agresión y le advirtió que no lo hiciera más. Tausha Haight, por su parte, le dijo al agente que no creía que hiciera falta presentar cargos criminales contra su esposo, aseguró creer que esto funcionaría como un llamado de atención suficiente para que su marido moderara los enojos. El caso quedó cerrado. Pero en enero de 2021 fue Macie quien directamente llamó a la policía. Les contó que Michael les había gritado enloquecido a todos mientras conducía. Intempestivamente había girado con el auto con tanta brusquedad que a todos les habían quedado las marcas rojas en el cuerpo del cinturón de seguridad. Relató que se habían quedado asustadísimos con la reacción de su padre. Las autoridades no consideraron ese reporte como un peligro real. No le dieron mayor importancia. El 8 de diciembre del mismo año, Macie volvió a llamar. Según las autoridades de Servicios Sociales la policía no les informó de este llamado porque consideraron que la joven estaba repitiendo lo mismo que había dicho en el año 2020 y que la conducta del padre de familia ya había sido investigada. Pero lo cierto es que en este nuevo reporte sí decía algo nuevo: a los agentes que se habían presentado en el hogar por el llamado de Macie les contaron que Michael había arrojado a Ammon con fuerza al piso porque el pequeño no quería ir al colegio. La respuesta de la policía fue que los llamaran si pasaba algo más, pero no reportó a los Servicios Sociales el asunto. Macie confiaba en la policía y en la justicia, pero nadie confiaba en sus dichos ni en lo que veía. Menospreciaron las valiosas advertencias de la menor. Michael Haight, oriundo de Cedar City, y Tausha, originaria de Overton, Nevada se casaron en 2003 en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días La terapia que no fue Michael se estaba volviendo cada vez más controlador: Tausha no podía ir en un auto sin él, se fijaba en cada gasto que realizaba, controlaba sus días y se molestaba en extremo con las contestaciones de sus hijos. Un domingo al volver de la Iglesia la familia se dispuso a leer escrituras y discutir pasajes bíblicos en el living de su casa. Todos sentados en una ronda que lideraba Michael. Briley estaba distraída, retorciendo un cable entre sus manos. Michael perdió enseguida la paciencia y de manera brusca le dijo que dejara ya de hacer eso y se concentrara. Por toda respuesta Briley se quedó callada. Michael se paró de golpe tirando su silla al suelo y empezó a gritarle a Tausha que había educado a unos chicos horribles, irrespetuosos, que no escuchaban a los adultos. Tausha observó que sus hijos no se impresionaron con la escena y el arrebato de furia de su padre. Al día siguiente le comentó a un amigo que ellos parecían haber naturalizado la violencia y el maltrato. Eso marcó un quiebre en la visión de la madre de familia para con su marido. Estaba cansada de sus modos destemplados. Había más. Michael, con frecuencia, le gritaba que era una gorda fea. En cuanto ella hizo dieta y bajó de peso, él cambió su discurso y comenzó a vociferar que ella estaba teniendo un romance. Solo se tranquilizó cuando Tausha volvió a subir unos kilos. Era una locura que Tausha notaba, pero no sabía cómo salir de ese círculo tóxico. Estaba desesperada, no sabía ya qué era lo lógico y que no lo era. Al punto que un día le preguntó a un amigo si era normal que en un matrimonio todo, hasta en lo más mínimo, debiera ser aprobado por el otro. Relató que él la instruía cómo debía cortar las toallitas de bebé en dos para que rindieran más o cómo reutilizar las bolsas de plástico y le contó que había gastado 30 dólares en una pequeña alfombra, sin su permiso, y Michael le gritó de todo. Tausha reconoció que no podía ni ir a la verdulería sin autorización y que no la dejaba usar el auto nuevo si él consideraba que ella “no lo merecía”. También le confió el hecho que su marido había vaciado las cuentas bancarias de sus hijos (cada uno tenía depositados 20 mil dólares) y sostuvo no entender el motivo. En otra oportunidad, Tausha le sugirió a su marido comprar otra mesa para la cocina porque la que tenían se había roto. Michael le espetó que la mesa se había arruinado por su culpa porque no controlaba a los chicos. Le negó el permiso para reemplazarla por una nueva. Tausha decidió entonces arreglarla con sus manos. Eso tampoco le gustó a Michael, no quería que ella tuviera independencia o iniciativas personales. Pretendía sumisión completa. Nada le venía bien y todo era motivo para descalificarlos y ponerse violento. Encima Macie, quien iba a terapia con una psicóloga, había empezado a tener ideas suicidas. Tausha estaba aterrada con los vaivenes emocionales de su hija. Sintió que tenía que hacer algo: ese algo era separarse de una vez por todas. En septiembre de 2022 Tausha le comentó a una amiga que le pediría a Michael que se mudara con su madre por un tiempo. Quería separarse. Lo hicieron. Esas semanas en las que él no estuvo en la casa, la familia recuperó la sensación de paz y felicidad. Todos estaban aliviados. Nadie deseaba que ese padre volviera. Tausha le dijo a su amiga que ahora en su casa todo fluía y que estaban viviendo como en “un sueño”. Pero Michael insistió e insistió e insistió. Juró que haría terapia para templar su temperamento si lo dejaban volver a su casa. Prometió cambios y regresó. En pocas semanas las cosas se descalabraron dejando al desnudo que nada iba a mejorar. El 8 de diciembre de 2022 Macie habló con una trabajadora social de su colegio sobre su padre y todo lo que había pasado desde 2020. Esa persona se comprometió a ayudar y habló con la policía. Quedaron que en enero, después de las fiestas, trabajarían con Tausha sobre el tema familiar de los Haight. Buenas intenciones que caerían al vacío. Los Haight se instalaron a vivir en una casa de estuco gris, con ventanas de marcos de madera blancos, en una zona semi rural, situada en el número 4923 N. Albert Drive, en la ciudad de Enoch, Utah, Estados Unidos El pedido de divorcio Tausha, por su parte, en diciembre de 2022 estaba decidida a conquistar la independencia. La semana previa a la Navidad un cliente de Michael intentó contactarlo por teléfono, pero fue redirigido a un call center de la compañía donde le dijeron que no trabajaba más allí. Llamó al teléfono privado de Michael, quien le explicó que ahora empezaría a emitir seguros de manera independiente. Pero otros trascendidos indicaban que estaba siendo desvinculado de la empresa por manejos considerados fraudulentos. Eso para un agente de seguros podría ser el fin. ¿Quién confiaría en él a partir de ahora? Con su desempeño en la mira y el despido al caer, con su familia en contra y el divorcio en marcha… la mecha de la bomba interna de Michael estaba corriendo. El jueves 21 de diciembre de 2022 Tausha pidió el divorcio. Solo faltaba que él recibiera la mala nueva en los papeles. Volver a casa El 27 de diciembre Michael los recibió. Había llegado el temido divorcio. Seguían viviendo en la misma casa. Al día siguiente, el 28, cuando habló con Tausha solo esbozó: “¿Qué tal tu día?”. Ella le preguntó, anonadada, si no había recibido los papeles. Michael respondió que sí. Y le pidió algo: que ese fin de semana no se llevara los chicos a lo de su madre. ¿Era la calma antes del tornado? Tausha quedó estupefacta por esa “no-reacción” y lo comentó con una de sus amigas. Ese mismo día Michael discutió con Briley y le gritó que él no había hecho nada malo para merecer “eso”. Según le confió a una amiga en un mensaje de texto, Briley le respondió a su padre: “Le recordé todos los insultos y nombres con los que me llamaba y se hizo el sordo. ¡¿Cómo no va a acordarse que le dijo a su hija que era un fracaso y una decepción en el día de su octavo cumpleaños?! Lo odio”. Tausha no dejó a los chicos en su casa como le había prometido, temía dejarlos con él. Se llevó a algunos con ella a la casa de su madre ese fin de semana del 29 y 30 de diciembre. A los otros los ubicó en casa de amigos. Briley se quedó con una compañera de colegio a quien le escribió agradeciendo: “Gracias por dejarme quedar aquí. Necesitaba un recreo de mi casa. Mi papá es terrible”. Con otra amiga Briley tuvo el siguiente diálogo: Briley: Ayuda!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!” (así con 21 signos de exclamación) Amiga: ¿Estás ok? Briley: No. Pero desearía poder decirte algo pero no puedo. Perdón. Solo necesitaba decir eso. Briley volvió a la carga diciéndole a otra amiga que deseaba que su padre se mudara de una vez por todas a otro sitio, pero que él se negaba a hacerlo y que se había mudado al sótano. Tausha junto a sus cinco hijos: cuando vivieron temporalmente sin el hombre, experimentaron un sentimiento temporal de paz Macie había conseguido un teléfono que mantenía oculto en su cuarto para poder grabar a su padre cuando se “ponía loco”, pero Tausha lo había encontrado y se lo había quitado porque no quería que eso empeorara las cosas. Macie era una de las más contentas de que al fin se produjera el divorcio, ya no aguantaba más lo violento que se había vuelto su padre. Dijo en voz alta que tener distancia con su padre le daría felicidad. Pero Michael no estaba dispuesto a que nadie se liberara de él. El 30 de diciembre de 2022 Michael realizó numerosas búsquedas en Internet: ¿Cuánto ruido hace una 9 mm? ¿Cuánto una pistola de 40 mm? Luego, en un foro online preguntó: “Si sientes un simple disparo en tu barrio por la noche, ¿lo reconocerías como tal de inmediato? ¿Estarías alerta para llamar a la policía o lo dejarías pasar como otro sonido más de la noche?”. Intentó contactar con Tausha para que fuera con él a dar un paseo en auto. Ella a esta altura le temía tanto que lo rechazó. No iría sola con él a ningún sitio. Esa noche previa al último día del año Michael pasó más de una hora googleando. Leyó varios artículos sobre asesinatos de hombres a novias y esposas. El sábado 31 de diciembre Tausha y sus hijos volvieron todos a su casa en Enoch. Le pidió a su madre Gail que los acompañara y se quedara porque le tenía pavor a Michael. Michael contraviniendo el consejo de sus propios letrados de que abandonara la casa familiar, se quedó en la habitación del sótano donde tenían equipos para realizar ejercicios. Se llevó una bolsa de dormir y se quedó allí rumiando furia. Cuando fueron a la iglesia el domingo 1 de enero de 2023 Tausha le pidió a Michael que no se sentara con ellos. Enojadísimo, con su orgullo por el piso, se sentó dos filas detrás. Sentía que su familia quería humillarlo en público. Michael Haight dejó una nota donde culpó a su propia familia por su decisión. Luego bajó al sótano y terminó su historia El último día en casa El lunes 2 de enero de 2023 Tausha se reunió con su abogado y le avisó que Michael se había llevado las armas de fuego que tenían en la casa familiar. Eran armas para defensa personal que, tanto ella como su marido, sabían disparar. El abogado le preguntó sin eufemismos: ¿creía ella que corrían riesgo de vida? La respuesta de Tausha fue que no, no creía que Michael les fuera a hacer ningún daño físico. Seguía mostrándose confiada en el futuro y contenta con la decisión tomada. El martes 3 de enero los chicos fueron normalmente al colegio. Tausha los llevó y los buscó. En el mientras tanto volvió a reunirse con su abogado para discutir temas de manutención. El 3 de enero a las 21 horas Michael grabó su conversación con Tausha. Los chicos se ven al fondo, jugando en el jardín con su suegra. En esos minutos de filmación él le ruega a su esposa que reconsidere las cosas para poder seguir juntos. “Siento que me estás arrinconando”, repite varias veces Michael. Tausha cansada de escuchar siempre esas promesas, dice un terminante “no”. A las 21.28 una persona no identificada mensajea a Michael por algo laboral y él le responde que en ese momento está sumamente ocupado, a cuatro manos. A las 21.43 Michael envía un texto a Tausha que está a pocos metros dentro de la misma casa. Le dice que quiere que hablen. Tausha no le responde. Está mortalmente harta. Todos se van a dormir. Tasha duerme en la master suite con su madre y Gavin su hijo menor. A las 3.30 los vecinos se despiertan con el sonido de fuegos artificiales. Están desconcertados y molestos, ya ha pasado el comienzo de año para tanto ruido. Gail Earl y su hija Tausha, ambas asesinadas por Michael Haight El fin de los tiempos El 4 de enero de 2023 hubo varias llamadas a la policía efectuadas por vecinos y conocidos de la familia. Por la mañana una amiga reportó que Tausha no se había presentado a una cita online previamente acordada. Por la tarde, hubo otra del ex trabajo de Michael donde decían que Michael había dejado documentos personales sobre su escritorio, lo que era muy extraño. Tampoco se había presentado a las reuniones que él tenía pautadas. Todos se olían algo. Los oficiales fueron a las 11.02 de la mañana hasta la casa gris de los Haight, pero en el reporte escribieron: “Nadie responde a la puerta. No parece haber nadie en la casa. No se siente ningún ruido”. Sabuesos desorientados y poco expeditivos. Volvieron con el segundo llamado a las 14. El nuevo reporte dijo: “La casa está cerrada y nada se puede ver por las ventanas”. Se fueron. Durante las dos horas siguientes los oficiales intentaron contactarse con los colegios de los chicos. Solo consiguieron hablar con el de Briley donde les comunican que la preadolescente de 12 años no ha ido y que no había avisado su ausencia. A las 15.50 un amigo de la familia, ya extremadamente preocupado, entró con otra persona por una puerta que encontró abierta. Quería chequear cómo estaban Tausha y los chicos. En la habitación principal tropezaron con varios cuerpos en una cama de sangre. Llaman al 911. A las 16.01 llegó la policía, pero solo para contabilizar ocho cadáveres. Nadie está con vida. Hubo disparos de arma de fuego para todos. Uno de los oficiales reconoció el cuerpo de aquella chica que había denunciado a su padre por haberla ahorcado. Demoledor. Gavin, Tausha y Gail estaban en la cama matrimonial. El resto de los chicos, en sus respectivos dormitorios. Michael es hallado en el sótano. Desterrado en su propio infierno. Los ataudes de la familia: el padre mató a su esposa, sus cinco hijos y a su suegra antes de suicidarse En unos 72 minutos de video recolectados al comenzar la investigación se ve a Michael lloriqueando ante Tausha: “Sé que no tenés razones para darme una oportunidad o para confiar en mí. Lo sé. Estoy arrinconado. Te estoy rogando, diciendo que quiero hacerme cargo de mi familia. Sé que lastimé tus sentimientos y me siento horrible. Iré a veinte consejeros familiares si tengo que ir a veinte. No me importa. Quiero a mi familia, la quiero más que a nada en el mundo (...)”. Tausha le replica: “Estoy haciendo esto porque no puedo seguir tolerando la manera en que me tratás”. Michael responde que ella es la que pone a los chicos en su contra: “Ahora mismo soy para ellos el tipo malo. Desde hace dos meses que es así…”. Tausha le recrimina que cuando le pidió que se fuera de la casa no lo hizo: “como no te mudás de aquí me hacés tomar la ruta legal”. El responde que no quiere romper con nada más. Tausha no calla: “Nuestros hijos, sobre todo las mayores, dicen que cuando vos estás en casa todo es tenso y no nos podemos relajar. Estamos todavía caminando sobre huevos (...) Yo no tengo una voz, Mike. Ahora tendré libertad. Tendré una libertad financiera donde no me sentiré controlada”. A pesar de todo esto que se dijeron, en el último minuto del video, se ve a la familia esa noche del 3 de enero riendo. Michael les promete a sus hijos que, al día siguiente, irán a tirarse con trineos sobre el hielo. El video funde a negro. Pocas horas después ya no habrá nada de nada en la casa gris. Ni risas ni llantos. La madrugada del miércoles 4 de enero de 2023, a las 3.30, mientras todos dormían Michael Haight eligió el camino de la muerte como la solución a todos sus problemas de infelicidad. Fue cuarto por cuarto (nadie sabe el orden de sufrimiento y lo que habrán experimentado las últimas víctimas) y vació su ira con balas heladas. Dejó una nota donde culpó a su propia familia por su decisión. Luego bajó al sótano. Se apuntó a sí mismo y se voló la cabeza.

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