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Federal » El Federaense
Fecha: 21/04/2025 19:38
En una conmovedora ceremonia celebrada en la Basílica de San Juan de Letrán, numerosos fieles y religiosos se unieron el pasado 21 de abril para rendir homenaje al Papa Francisco, cuya vida y legado permanecen grabados en los corazones de los creyentes. El Cardenal Baldassare Reina, vicario del Papa para la diócesis de Roma, encabezó la misa, recordando con profunda emoción el amor y dedicación del Pontífice a la Iglesia y su incansable lucha por los más necesitados. Un tributo a la fe y a la ternura “Damos gracias a Dios por haberlo enviado como un signo luminoso del Evangelio”, expresó Reina al inicio de la ceremonia. La misa tuvo un carácter particularmente conmovedor al reunirse en un espacio colmado de personas que, con oraciones y recuerdos, evocaron su figura y legado. El cardenal recordó su valentía profética, resaltando cómo el Papa había dejado una huella imborrable en la acción de la Iglesia. La comunidad unida en dolor y esperanza La atmósfera en la basílica era de recogimiento; la oración colectiva resonaba con fuerza, creando un ambiente de profunda espiritualidad. Sacerdotes y religiosas de diferentes rincones del mundo hicieron acto de presencia, junto a autoridades civiles como el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, unidos en un sentimiento de pesar por la pérdida del líder católico. La herencia del Papa Francisco Reina, al compartir su homilía, aludió a la figura de María Magdalena, quien, en su búsqueda de consuelo tras la pérdida, simboliza la tristeza que hoy siente la diócesis por la partida del Papa. “Lloramos a nuestro obispo”, afirmó, destacando la conexión profunda entre los fieles y su líder espiritual. “Nos sentimos como ovejas sin pastor”, agregó, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, simbolizando el dolor colectivo de la comunidad cristiana. Un mensaje que perdura A lo largo de la ceremonia, el mensaje del Papa Francisco fue un hilo conductor. Su anhelo por una Iglesia que se preocupe por los marginados y su insistencia en salir a buscar a los que se sienten excluidos resonó en cada palabra del cardenal. “Nos enseñó que la misión debía ir acompañada de amor y compasión”, aseguró Reina, al tiempo que subrayaba la importancia de transformar la Iglesia en un hospital de campaña donde el perdón y la atención a los necesitados fueran prioridad. El legado inmutable de un líder espiritual A medida que la ceremonia avanzaba, los asistentes elevaron una súplica especial al Padre celestial, pidiendo por el eterno descanso del Papa Francisco: “Dios, Padre de misericordia, acoge a tu siervo en la Jerusalén celestial”, resonó en el templo. El eco de estos sentimientos se vio reflejado en las palabras de los fieles que compartieron su dolor; muchos expresaron su gratitud por su vida dedicada al servicio de los demás. El impacto del Papa Francisco fue tal que incluso los estudiantes y peregrinos que se encontraban en Roma por el Jubileo se sumaron a esta despedida emotiva, mostrando que, aunque su físico ya no esté presente, sus enseñanzas y su espíritu continúan vivos en aquellos que lo han seguido y admirado.
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