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» Elterritorio
Fecha: 16/03/2025 03:15
Expertos indican en que la solución no es prohibir los dispositivos en las aulas, sino que es necesario educar sobre sus usos y que urge más formación docente. domingo 16 de marzo de 2025 | 2:30hs. Evitar que los adolescentes sean víctimas de los peligros que hay en línea es una responsabilidad es la sociedad toda. //Foto: Referencial. Recientemente el Observatorio de Argentinos por la Educación difundió un nuevo informe en base a los datos relevados en las últimas pruebas Pisa (2022) denominado "Celular en el aula: uso, distracción y aprendizajes". En él se refleja que el 54% de los estudiantes de Argentina declaró distraerse con los dispositivos móviles durante las clases, mientras que otro 46% dijo distraerse por el uso que hacen otros compañeros, lo que impacta en los aprendizajes. A las preguntas sobre el uso de dispositivos digitales en el entorno escolar contestaron 613.744 alumnos de esa edad de 80 países que participaron de la prueba. En Argentina respondieron 12.111 estudiantes. Esto vuelve a poner sobre la mesa una discusión que ya lleva tiempo y para la que abundan opiniones encontradas: celulares en la escuela ¿sí o no? ¿Qué tan contraproducente puede ser para los aprendizajes? Y al mismo tiempo, ¿cómo en realidad pueden llegar a potenciar estos saberes? Sobre esto El Territorio dialogó con Andrea Goldin, investigadora del Conicet y del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Torcuato Di Tella, y una de las autoras del informe. Sostiene que prohibir los dispositivos a los chicos en las escuelas no es la solución, sino que es necesaria la educación de cómo usarlos, cómo regularse y de lo que significa estar hiperconectados. Un desafío que le compete no sólo a la comunidad educativa, sino a padres, tutores y la sociedad en su conjunto. Una inquietud global "Antes de la pandemia, Pisa no preguntaba estas cosas. Evidentemente hay un interés o una inquietud que se viene viendo desde distintos organismos internacionales y multilaterales sobre cómo está avanzando el uso de estos bichos en distintos lugares, por ejemplo, la escuela", reveló la especialista. Asimismo, indicó que las evaluaciones también preguntaron a los adolescentes acerca de cuán frecuentemente desactivan las notificaciones de las aplicaciones. Son muy pocos los que lo hacen y esa es una tendencia no sólo de Argentina sino en todos los países participantes. "Ellos se dan cuenta de que se distraen, porque así lo están reportando, pero porque no saben que se pueden desactivar, porque no se les ocurre o porque no pueden hacerlo, pero tampoco hacen nada activo para dejar de distraerse. Eso es interesante como fenómeno y también como punto de acción de qué puede hacer la comunidad educativa", sostuvo. Y aquí reside el punto de inflexión para Goldin, que es la educación sobre el uso de estos dispositivos, acompañarlos en el proceso de su propia regulación y hacerles conocer cómo funciona el cerebro frente a estos estímulos y cómo afecta la atención. También es necesario interpelarnos como adultos y observar si nuestro ejemplo es el mejor que podemos dar. ¿Cuántas veces no prestamos total atención cuando alguien nos habla? ¿Cuán seguidamente vemos a la cara al que tenemos enfrente? ¿Podemos mirar una película completa sin tener la necesidad de agarrar el celular aunque ni siquiera haya sonado? Sabemos que en un mundo como el de hoy todo está mediado por los dispositivos, pero ¿realmente no se puede parar? "Los celulares están preparados para que estemos ahí todo el tiempo, pero además nosotros estamos todo el tiempo ahí por diversas razones, entre el laburo, la diversión, el ocio, enterarte lo que está pasando, como que cada vez más dependemos del dispositivo y le prestamos más tiempo en nuestra vida", compartió. En ese sentido, Goldin no está de acuerdo en que los celulares sean prohibidos en las escuelas, una consideración que comparte con otros varios académicos que abordan la temática. "Creo que es pan para hoy y hambre para mañana. Al prohibírselos efectivamente mejoran las relaciones sociales entre los pibes porque ahora tienen que volver a hablar, a jugar, hacer todo entre ellos. Pero ¿mejora la atención que los pibes no estén con el celular en el aula? Ahí hay otro tema porque si no les es interesante lo que está pasando en el aula, encontrarán otras cosas para distraerse", argumentó. Es cierto que la educación tradicional necesita adaptarse a los tiempos vertiginosos actuales, que tienen una evolución constante y con chicos que tienen una manera de ver y entender el mundo muy distinta a la de no hace muchas décadas atrás. "La educación está atrasada y queda un poco obsoleta en muchos términos, se está rediscutiendo a nivel mundial, pero esa rediscusión va más lento que los cambios en la sociedad y entonces eso hace que cada vez los chicos se preguntan más para qué van a la escuela y para qué les va a servir eso en el futuro", apuntó. Y la formación docente en este escenario es crucial para acompañar este camino e indicó que los propios educadores insisten en políticas públicas que los acompañen. 2Esa formación tiene que incluirlos, no tiene que ser una bajada de un ministerio, cada docente conoce su coyuntura. Incluir esa voz porque realmente son los que están con los pibes, saben qué pueden hacer sus chicos, qué quieren hacer, qué tienen al alcance de la mano y qué es lo que más les puede interesar y que no. Sin duda hace falta formación docente con docentes adentro", subrayó. Aprender entre todos Goldin insistió en que los dispositivos electrónicos son una herramienta valiosísima, pero que creer que los chicos saben cómo desenvolverse en ese mundo por ser nativos digitales es una "gran ilusión". "Para poder navegar por estas aplicaciones y por internet hay que tener un montón de habilidades cognitivas que hay que aprenderlas: la capacidad del pensamiento crítico, de entender que no todo lo que está ahí es valioso, real o es la verdad, de poder tener información para discernir con evidencia y poder razonar, entender cuáles son los intereses que están detrás de cada una de esos sistemas, de esas aplicaciones, de los sistemas de inteligencia artificial. Todo eso hay que educarlo", reafirmó. Por eso entiende que la escuela es un buen lugar para llevar adelante esta enseñanza para evitar que sean víctimas del bullying, el acoso, la ludopatía y la desinformación. "Es difícil y tenemos que estar todos como sociedad metidos en esa causa porque vale la pena y si no lo hacemos no es que no pasa nada, las consecuencias están. Los celulares sirven un montón para muchas cosas, pero no para todo. Hay un desafío de toda la sociedad para enseñarles a ellos y para aprender nosotros", cerró la profesional. Perfil Andrea Goldin Investigadora Investigadora del Conicet. Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Di Tella. Autora de ‘Neurociencia en la escuela’, publicado con la Editorial Siglo XXI. Observatorio Argentinos por la Educación. Informe sobre el desempeño en Matemáticas El 54% de los y las estudiantes argentinos de 15 años declaró distraerse con dispositivos digitales en clases y el 46%, hacerlo porque sus compañeros los utilizan. Ambos porcentajes son los más altos entre los alumnos de los 80 países que participaron de las pruebas Pisa que se llevaron adelante en el país en septiembre de 2022 sobre el uso de los dispositivos digitales en las escuelas. Los resultados de Pisa muestran una relación negativa entre la distracción por el uso de dispositivos digitales en clase y el desempeño en Matemáticas: los países con más estudiantes distraídos tienden a obtener puntajes más bajos. Argentina (54%), Uruguay (52%) y Chile (51%) tienen los niveles más altos de distracción y desempeños relativamente bajos en la materia.
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