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» Diario Cordoba
Fecha: 16/03/2025 08:41
Una familia que cuente en su vivienda con una instalación de placas fotovoltaicas para su autoconsumo se ahorrará al año, de media, entre 600 y 1.200 euros en la factura de la luz. Además, si la energía que no consume la vierte a la red, también rebajará más el coste por esa compensación de excedentes. Y otro añadido, si esa vivienda se ubica en Córdoba capital, durante diez años pagará la mitad de lo que le corresponde del impuesto de bienes inmuebles (IBI). Y esto son solo los beneficios económicos de tener placas solares, pero los hay también medioambientales e incluso sociales. Sin embargo, en Córdoba, hay miles de ciudadanos que no pueden sacar provecho de todo esto. Se trata de aquellas personas que residen en el casco histórico, donde el nivel de protección patrimonial es el máximo y la instalación de estas infraestructuras está, de facto, prohibida. Para evitar el agravio comparativo con los cordobeses del resto de barrios, y especialmente en los últimos años, donde las soluciones de eficiencia energética se han disparado, la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) de Córdoba llevará a cabo una serie de medidas que permitirán la instalación de placas en el casco. Esta misma semana, el presidente de Urbanismo, Miguel Ángel Torrico, anunciaba que durante este mes de marzo se iniciará la innovación del Pepch. El Pepch es el Plan de Especial Protección del Casco Histórico, un documento aprobado en 2003 a fin de proteger todo lo posible la zona patrimonial. Desde 2003 hasta ahora ha llovido mucho. Hace 22 años no existía «la sensibilidad energética» (así la denominó Torrico) que hay ahora, ni había tantas soluciones técnicas para aprovecharse de la luz solar, que en Córdoba no es precisamente escasa. Por eso mismo, desde hace ya algunos años, cuando esas soluciones se hacían cada vez más eficaces, los vecinos de la zona antigua empezaron a exigir que se les permitiera poner placas. La norma, y ahí está la clave, no lo permite. El cambio urbanístico Lo que hará la Gerencia de Urbanismo es modificar algunos artículos del Pepch e introducir uno nuevo donde aparecen todos los requisitos que habrá que cumplir para poder poner los paneles solares. Esos requisitos, hay que decirlo, son bastante exigentes, aunque hay que tener en cuenta que siempre se establecen para proteger la zona de Córdoba más rica en patrimonio y ese patrimonio en sí mismo. Dichos requisitos, por otro lado, están calcados de un documento que, a mediados de febrero, la Dirección General de Patrimonio Histórico, dependiente de la Consejería de Cultura y Deporte, envió a las delegaciones provinciales. El documento establece una serie de recomendaciones «en relación con los criterios técnicos a considerar (...) para la valoración de la implantación de energías renovables en bienes inmuebles del patrimonio histórico de Andalucía», dice literalmente el título. Lo que hace Urbanismo es coger dichas recomendaciones y convertirlas en normas. Las zonas Urbanismo empezó a estudiar hace pocos años la posibilidad de rebajar las prohibiciones y empezar a permitir la instalación de placas en el casco. Para ello hizo una zonificación de los barrios comprendidos en el casco y salió lo que todavía se denomina como zona de ordenanza renovada. Era apenas un trozo del inmenso casco histórico de Córdoba y solo ahí se iba a ser permisivo con estas instalaciones. Realmente, solo beneficiaba a unas 400 edificaciones. Con la innovación que se inicia ahora, la posibilidad de poner las placas se extenderá, con excepciones, prácticamente a todo el casco histórico, dejando fuera a la Mezquita-Catedral y a la zona que junto al monumento fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Sobre esto último, Torrico aseguró que no se trata de una prohibición definitiva, pero de momento esta zona, la más protegida de todas, sí queda fuera de la modificación del plan urbanístico. Además, en el resto del casco, habrá que tener ciertas consideraciones con algunos espacios, aunque los cálculos de Urbanismo apuntan que la posibilidad de instalar placas llegará al 64% de los bienes catalogados, algo que ya es infinitamente más amplio que cualquier cosa que se haya permitido hasta ahora. Las claves para el permiso Para conseguir el permiso para poner las placas se tendrá que haber aplicado en la vivienda, con anterioridad, alguna medida de eficiencia energética, de forma que esas placas no sean la única solución. Lo más importante será el estudio de impacto visual que deberá hacerse de las placas a instalar. Ese estudio analizará el impacto a tres niveles: a pie de calle, desde el entorno y desde miradores o puntos singulares. Preferiblemente, las placas se pondrán sobre cubiertas planas antes que inclinadas y las mismas no podrán sobrepasar la volumetría del edificio. Además, todo lo que tenga que ver con su estructura e instalación deberá estar escondido. Las placas que se coloquen deberán estar en sintonía cromática con la cubierta, no ser del mismo color, pero al menos no desentonar. Es más, se prohibirán, según lo anunciado, las típicas placas plateadas que causan reflejos. ¿Qué se pedirá? Una vez modificado el Pepch, los vecinos de gran parte del casco podrán poner placas solares, pero tendrán que cumplir una serie de requisitos que conllevan un desembolso. Lo primero, quien quiera poner los paneles ya debe haber ejecutado en la vivienda alguna otra medida relacionada con la eficiencia energética, es decir, que las placas no pueden ser la única solución que apliquen en este sentido. Luego, habrá que presentar un proyecto donde lo más importante a recoger será el estudio de impacto visual que van a suponer esas placas en el entorno. Y dicho estudio deberá contar con un análisis a tres escalas: visión inmediata (afección visual a pie de calle por parte de los peatones), visión próxima (afección visual desde el entorno) y visión lejana o de conjunto (afección visual desde miradores o puntos singulares). En cuanto a los requisitos más técnicos, será preferible colocar las placas sobre cubiertas planas antes que inclinadas y las mismas no podrán sobresalir de la volumetría del edificio. Estos paneles, además, deberán tener sincronía cromática con el resto de la cubierta, lo que deja fuera a las placas plateadas que todo el mundo tiene en mente y que, además, producen muchos reflejos. Por último, en cuanto a la parte técnica, el cableado y todo el sistema de la instalación tiene que ir por dentro, es decir, debe estar escondido, y la estructura debe ser reversible para que se pueda quitar fácilmente si hubiera algún problema o una vez cumplido su ciclo de vida. Por último, pero no por ello menos importante, el proyecto que se presente tendrá que contar con el asesoramiento de un técnico especializado en patrimonio. Hay que tener en cuenta que Urbanismo valorará una por una cada petición que llegue y, en el caso de las zonas más complicadas por cuestiones de cercanía a monumentos o especialmente protegidas, podría darse el caso de que hubiera que remitir los proyectos a instancias superiores, como podría ser la Delegación de Cultura de la Junta. Los vecinos, a la espera de la máxima concreción Juan J. Giner, presidente del consejo de distrito Centro, asegura que los vecinos de la zona histórica entienden que aquí se establezcan más exigencias para la instalación de placas, pero también creen que la posibilidad de ponerlas debe existir. De momento, desde el consejo de distrito están pendientes de conocer cómo resultará el texto inicial de la modificación para ver negro sobre blanco los requisitos que se les pedirán para poder instalar los paneles. Aun así, Giner reconoce que ya se ha dado un avance y que, además, Urbanismo ha recogido algunas de las propuestas planteadas por los vecinos. Sí reprochan desde el consejo de distrito que la solución tenga que llegar por medio de una innovación del plan especial, algo que, calcula Giner, podría irse al menos hasta los seis meses, aunque confía que en este 2025 ya se haya aprobado. Sobre algunas cuestiones más concretas ya transmitidas por la Gerencia de Urbanismo, como el tema de la afección visual, se reconoce que está sujeta a interpretaciones y que, «en nuestra opinión, no quiere decir que no se vea, sino que su visión no resulte chocante». Por otro lado, los vecinos también quieren conocer el futuro de los paneles ya colocados, «conocidos por Google Maps o por simple paseo por las calles del casco». Según Giner, lo que les ha trasladado la GMU es que no se ha intervenido «porque no hay denuncias», aunque sí asevera que existen multas ya impuestas por instalar placas cuando no se debe, «alguna de más de 15.000 euros por seis placas». Se refiere también Giner al tema de las comunidades energéticas, solución que a Urbanismo y al Ayuntamiento le gusta. Según el consejo de distrito, se están «estudiando todos los proyectos de autoconsumo que se presenten con más rigor si existe la posibilidad de sumarse a alguna de ellas» y añade que se debe «dejar claro cómo se instrumentaría, porque debería dejar la posibilidad de elegir a cada ciudadano». Suscríbete para seguir leyendo
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