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» Diario Cordoba
Fecha: 16/03/2025 08:42
No es secreto para nadie. La Mezquita-Catedral de Córdoba es el monumento más importante de la ciudad y de la provincia. Patrimonio de la Humanidad y enclavado en el corazón del casco histórico de la ciudad, un casco histórico particular, enredado entre pequeñas callejuelas estrechas e irregulares difíciles de transitar, muchas de ellas van a parar al monumento. Además, es un edificio vivo, por el que solo el año pasado pasaron 2,18 millones de visitantes, su récord histórico. Esa cantidad de personas, que cada año va a más porque cada vez se hace más popular el monumento y Córdoba en general como ciudad turística, se suma a sus propias particularidades: es una catedral católica dentro de lo que hasta el siglo XIII fue la Mezquita Aljama, que llegó a ser la segunda más grande del mundo y de la que aún se conservan sus elementos arquitectónicos, lo que la hace tan atractiva para diferentes culturas del mundo. En sus muros hay pasado y misterios que aún hoy salen a la luz cada vez que se somete a una intervención, presente y futuro. La seguridad, primordial Con todas estas características, lógicamente la seguridad se hace cada vez más importante, pero también más complicada. Nunca son suficientes los medios humanos y materiales para cubrir al 100% los 23.400 metros cuadrados que hay que vigilar y cuidar, pero sí se invierte mucho en ello. De hecho, el Cabildo Catedral tiene distintos proyectos para ello: el próximo es una inversión de 185.000 euros para mejorar el sistema de cámaras. Manuel Fontiveros es el responsable de Seguridad del edificio y cumple 30 años de trabajo cuidando de los que deciden visitar la Mezquita-Catedral, bien sea por turismo o por religión, durante las misas que se celebran, en Semana Santa para las procesiones o en conciertos y otras actividades culturales que se llevan a cabo dentro de sus muros durante todo el año. Ahora lo acompaña en su labor Agustín Moreno Bravo, canónigo de la Comisión de Seguridad del Cabildo Catedral, junto al también canónigo Tomás Pajuelo, y un equipo integrado por 36 empleados de seguridad, entre vigilantes y auxiliares, más otros 11 que vigilan las rutas de las iglesias fernandinas, que también gestiona el Cabildo. En concentro, la comisión de seguridad la componen dos canónigos, el responsable de recursos humanos; Manuel Fontiveros como jefe; y los vigilantes de la empresa Prosegur. Evolución Hace 30 años no era así. «En principio estábamos aquí cuatro vigilantes, nada más. Había muy poco turismo, bastante menos turismo, y no había las exigencias que hay hoy en día, ni las amenazas que hay hoy en día», rememora el jefe de Seguridad. Las cámaras llegaron hace unos 25 años, así como el sistema de comunicación entre ellos, y el de incendios. Ahora el servicio es de 24 horas, día y noche, con unas 15 personas cuando hay visitas, desde las 8.00 horas, y solo dos cuando el monumento se cierra al público, sobre las 19.00 horas. Hay uno solo pendiente de lo que ocurre en el Patio de los Naranjos y las diferentes entradas del recinto; hay dos en cada entrada al interior del templo, uno para el control de tickets y un segundo para el control de seguridad, la revisión de bolsos, mochilas o maletas, que se hace de manera aleatoria. Ya dentro del monumento hay otros ocho. Además, hay 50 cámaras de seguridad repartidas por todo el edificio: «Son 50 ojos más que tenemos sobre todo el monumento», explica el responsable de Seguridad, que agrega que las grabaciones se guardan durante 30 días, es decir, lo que marca la ley. Personal de seguridad que vigila lo que ocurre en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral. / Víctor Castro La sala donde se vigilan las cámaras se ubica dentro de los propios pasillos de la Mezquita-Catedral, en una planta intermedia. Consta de dos pequeñas estancias, donde varios vigilantes trabajan y uno de ellos está siempre mirando las imágenes de lo que está ocurriendo en tiempo real en cuatro grandes pantallas. Entre todos también se comunican mediante radio, por si en algún momento hay que intervenir. ¿Qué puede hacer saltar las alarmas entre el personal de seguridad para una intervención? Es difícil de explicar, aunque parezca obvio. «Normalmente hay mil formas de venir aquí, hay personas que vienen a visitar esto y solamente se ciñen a eso, y hay personas que van con otras intenciones, que son de las que hay que estar más pendientes», explica Manuel Fontiveros. No lo dice, pero el culto compartido en el interior de la Mezquita-Catedral no está permitido. Es un templo católico que, además, tiene signos y símbolos que no son compatibles para el rezo musulmán. La Junta Islámica de España, de hecho, expresó hace unos años que «sería extraño, irregular, imposible de organizar y en absoluto viable proponer el rezo en este templo». Los vigilantes no permiten a nadie ni siquiera sentarse en el suelo de la Catedral, inmediatamente se le indica a la persona que debe permanecer de pie. El delegado de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, Antonio Navarro, aseguró en esa misma oportunidad que el debate «es más un problema entre plataformas ideológicas que entre religiones» y aseguró que los musulmanes no tenían intención de rezar allí. Dos vigilantes velan por la seguridad en una de las entradas de turistas al monumento. / Víctor Castro Son muy pocas las noticias que saltan sobre alguna situación de inseguridad en la Mezquita-Catedral. Manuel Fontiveros y el canónigo Agustín Moreno rememoran lo acontecido en enero del año 2015, cuando una pareja dejó aparcado un coche de alquiler en las inmediaciones del monumento y lo consideraron sospechoso. Es la única vez que se ha desalojado el monumento desde que el actual jefe de Seguridad trabaja en el departamento: «Por el aspecto que tenía el coche, estábamos en plena subida del nivel de alerta terrorista, la Policía Nacional determinó que era sospechoso y nos invitó a desalojar, es la única vez que ha pasado algo así», recuerda. Los agentes pudieron localizar a la pareja responsable del vehículo, que lo había dejado aparcado al final de la calle Amador de los Ríos, justo donde se ubica el triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente, y habían tomado un taxi para irse del lugar a comer, actitud que los agentes consideraron sospechosa. Sin embargo, fueron localizados rápidamente cerca del monumento y se pudo determinar que el coche estaba vacío. Se quedó en una falsa alarma. «Incidentes comunes ocurren, como en todos los sitios, y con 2,18 millones de visitantes algo tiene que pasar. Pero son incidentes de poca importancia», agrega Fontiveros, transmitiendo tranquilidad. El nivel de alerta antiterrorista en la Mezquita-Catedral es el 4 reforzado, un intermedio entre el 4 y el 5, que es el más alto en esta escala del Plan de Prevención, Protección y Respuesta Antiterrorista del Ministerio del Interior y, de activarse, «ya tendríamos al Ejército en las calles», explica Agustín Moreno. Los grandes eventos o ciertas visitas requieren un refuerzo de las medidas de seguridad Las medidas del nivel 4, de riesgo alto, fueron reforzadas en el año 2023. «Entendemos que la naturaleza de este monumento, de este patrimonio, que es la Catedral, pero que es Mezquita también, requiere una vigilancia mayor, una atención más dirigida a ese tipo de visitantes», agrega el equipo de seguridad, que valora una vez al mes todo lo que se está haciendo y cómo se está haciendo, a la vez que se afrontan proyectos nuevos, tanto de personal como de medios técnicos. «Intentamos darle el mejor trato, para que se lleve una experiencia positiva del monumento y del personal que hay aquí», cuenta Fontiveros. Este equipo está constantemente en comunicación con la Policía Nacional y la Policía Local, que rodean el recinto. Refuerzo en grandes eventos Además de las visitas, la Mezquita-Catedral tiene otro tipo de actividades, tanto de carácter religioso como cultural, que obliga a reforzar las medidas de seguridad, sobre todo cuando se trata de eventos multitudinarios. Semana Santa es una fecha clave y su organización cuenta con su propia junta local de seguridad, donde se revisa el plan, en el que participa la Agrupación de Cofradías. También se requiere una preparación previa, que este año ya ha celebrado su primera reunión con todos los actores involucrados y habrá algunas más, aunque las líneas generales llevan ya unos años marcadas. Para un evento como ese la Policía Local gestiona el tráfico y los cortes de calle, la Policía Nacional la seguridad en general, incluido el uso de drones, la Guardia Civil apoya y Cruz Roja monta el hospital de campaña en el Patio de los Naranjos, y otro en el triunfo de San Rafael. Las magnas, cuando se celebran, requieren un refuerzo similar al de la Semana Santa, el Corpus Christi también precisa una buena coordinación, la Noche Blanca del Flamenco o los conciertos que se celebran en el Festival de la Guitarra, y el resto de recitales que el Cabildo Catedral ofrece durante todo el año son otras citas clave en materia de seguridad en el recinto y alrededores. El departamento de Seguridad del Cabildo Catedral, formado además en primeros auxilios y técnicas de extinción de incendios, también controla las obras, quiénes se suben a las cubiertas o el tejado (donde próximamente también habrá cámaras para, además, vigilar el uso de drones), los simulacros que se hacen una vez al año tanto dentro como fuera del recinto. Asimismo, está pendiente una actualización del protocolo de detección de humo. El sistema de megafonía también es usado por los vigilantes para avisar, si es necesario, de la evacuación del edificio, que tiene un control de aforo. Además, la Mezquita-Catedral recibe año tras año numerosas instituciones y personalidades de la vida política, cultural y pública en general, a los que se le suele brindar también una atención más personalizada, donde entra la comisión de protocolo y, dependiendo del nivel de la visita, un refuerzo de la seguridad. La última vez que el Rey de España, Felipe VI, visitó la Catedral lo hizo junto al de Jordania, Abdalá II, dentro del marco del Proceso de Áqaba, que reunió en Córdoba a más de 200 diplomáticos de 32 delegaciones para abordar asuntos relativos a la pacificación de Oriente Próximo en el año 2023. Para ese encuentro, por ejemplo, se puso en marcha un plan específico de seguridad. Por la Mezquita-Catedral también ha pasado el arquitecto británico Norman Foster; el director del Museo del Prado, Miguel Falomir; el director y arqueólogo de la Acrópolis de Atenas, Nikiolaos Stampolidis, que también subió a los tejados; o el embajador de Qatar en España, Salem Al-Shafi, entre muchos otros famosos. Las visitas que mejor guardan en sus recuerdos, sin embargo, son las de los nuevos bomberos que llegan al SEIS o las de escolares de todo el mundo, que el año pasado sobrepasaron las 40.000. Suscríbete para seguir leyendo
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