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» Elterritorio
Fecha: 01/02/2025 15:55
En 1952, un puñado de jóvenes de Puerto Libertad conquistaron el subcampeonato en los históricos Juegos Evita, dejando una huella imborrable en la historia del deporte. Su hazaña sigue emocionando a la comunidad, recordando cómo desde la Tierra Colorada, con un viaje entre tren y barco, llegaron hasta la gloria en Buenos Aires sábado 01 de febrero de 2025 | 11:34hs. En 1952, el club de básquetbol Halcones Azules de Puerto Libertad (entonces conocido como Puerto Bemberg) vivió una hazaña histórica que se recuerda hasta el día de hoy, cuando se consagraron subcampeones nacionales en el campeonato de básquet de los Juegos Nacionales Evita, en la categoría Cadetes. Este torneo, que nació en 1948 con el fútbol infantil, incorporó en esa edición por primera vez el baloncesto, y la delegación misionera se destacó por su increíble desempeño en la Capital Federal. El equipo, creado por el docente entrerriano Enrique González Villamea, quien también fue su entrenador, estaba compuesto por alumnos de la Escuela Nº 157 de Puerto Libertad. Las prácticas de básquet se realizaban en una cancha de piso de tierra de la escuela, con tableros de madera y balones de cuero de gran peso. La dificultad de entrenar en esas condiciones, muchas veces hasta con escasa visibilidad al caer la tarde, forjó la destreza y el espíritu de superación de los jóvenes jugadores. Al llegar a Buenos Aires, se enfrentaron a un escenario completamente distinto: pisos de parquet y las pelotas naranja, tan populares hoy en día. La diferencia era abismal, pero no fue un obstáculo para estos talentosos chicos de la selva misionera. El equipo Los jugadores, con edades que rondaban los 15 y 16 años, fueron los verdaderos artífices de esta proeza. La delegación estuvo integrada por Jorge Rodríguez, Raúl Talavera, Marcelino Santacruz, los primos José Miguel "Ruley" Carballo y Derlis Carballo, Francisco "Chongo" Cabañas, Alejandro "Paí" Giménez, Armando "Totí" Velázquez, Ramón Carballo y Apolinario Marín. La dirección técnica estuvo a cargo de González Villamea, con la colaboración de su ayudante, el también docente porteño Couzo. El certamen y la consagración El 1 de enero de 1952, el equipo emprendió un viaje épico hacia Buenos Aires. Partieron en el Guayrá desde Posadas, luego tomaron un tren hasta Concepción del Uruguay (Entre Ríos), y de ahí siguieron en barco hasta el puerto de Buenos Aires. A su regreso, en abril, repitieron el mismo recorrido, una travesía que marcó el inicio de una de las historias deportivas más memorables de la provincia. Los Halcones Azules ganaron casi todos los partidos del torneo, pero en la final, un ajustado resultado de 37-41 los dejó en el segundo lugar, detrás del equipo campeón, Santa Fe. Los partidos se disputaron en escenarios emblemáticos como San Lorenzo de Almagro, Luna Park y Ateneo de la Juventud, mientras que la inauguración de los Juegos Evita en ese año se realizó en el estadio de River, con la presencia del presidente Juan Domingo Perón. Durante su estadía en la capital, los jóvenes tuvieron la oportunidad de visitar la Casa Rosada y saludar al presidente y a Eva Duarte, quien fallecería pocos meses después. El regreso triunfal Al regresar a Puerto Libertad, los Halcones Azules fueron recibidos como verdaderos héroes. Tras casi cuatro meses de ausencia, la delegación arribó al puerto a bordo del Guayrá, donde una multitud los esperaba para celebrarlos. La caravana que los condujo desde el puerto hasta el patio de la Escuela Nº 157 fue una fiesta interminable que congregó a todo el pueblo para festejar la histórica hazaña. 73 años de una epopeya que sigue viva Hoy, más de 70 años después, la epopeya de los Halcones Azules sigue siendo recordada con orgullo en Puerto Libertad. Aquellos chicos de la selva misionera que viajaron hasta la gran ciudad dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva de la comunidad, un ejemplo de esfuerzo, superación y pasión por el deporte.
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