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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/12/2025 22:44
El reencuentro de Charly García y Nito Mestre, figuras emblemáticas del rock argentino, ha despertado gran expectativa entre los seguidores de Sui Generis. Medio siglo después del histórico Adiós Sui Generis en el Luna Park, ambos músicos se reunieron en el boliche La Fábrica para charlar sobre lo que sería la producción de un documental que repasará la historia del dúo y lleva adelante Nito. El proyecto, que se estrenaría en 2026 pero mantiene sus detalles bajo siete llaves, busca recuperar la voz y la memoria de sus protagonistas, en un contexto donde la huella de Sui Generis sigue vigente en la cultura musical de Argentina y América Latina. “Este martes juntamos a Sui Generis para cerrar este 2025, a 50 años del adiós. ¡Cuanta historia junta!”, anunciaron desde la agencia We Are Mutation, quienes compartieron imágenes de García y Mestre en distintas situaciones durante la reunión. La producción general del trabajo está a cargo de Pamela Gowland, esposa de Mestre, y el equipo técnico incluye a Valentín Santander y Demian Santander, entre otros profesionales de la agencia. Este año, Nito Mestre conmemoró con un concierto los 50 años del Adiós Sui Generis, a exacto medio siglo de la noche del 5 de septiembre de 1975 en el Luna Park. Poco antes, en una charla con Teleshow, el músico de 72 años evocó las condiciones técnicas y la atmósfera del evento original: “En esa época trajeron las columnas de sonido cargadas sobre los hombros. No había un monitor de oído, el monitor que había eran dos de las mismas columnas que daban para afuera, en el piso y apuntadas a nosotros. Si yo pedía más voz, se la subían más a todos. Y eso, pese a que se filmó una película, se grabó un disco y tocamos en vivo”. Sobre la escenografía y la logística del show, Mestre detalló: “La escenografía eran unos rectángulos hechos por Orestes Gatti, que hacía las tapas de Sui. Tres días antes le dijeron ‘inventate algo’. Puso como un cielo, compró telgopor y lo cortó como si fuese en las nubes. Las luces nos las prestaron Los Jaivas, que habían traído buenas gelatinas de afuera. Daban lindos colores, pero no se midió que se filmaba la película. Entonces no tomaron la temperatura que hacía falta, por eso es una de las películas más negras de la historia”. La magnitud del evento, su impacto en la memoria colectiva y las exageraciones que el tiempo transcurrido impusieron a la verdad histórica también surgieron en la conversación: esa noche, el dúo metió 26.000 personas en dos funciones seguidas. Pero, ¿cuántos Luna Park se hubieran llenado con la gente que dijo haber estado esa noche? “Todos dicen ‘yo estuve’”, admite Nito. El show de despedida estuvo rodeado de mitos y rumores, algunos de los cuales Mestre desmintió con humor en esa charla. Uno decía que que Charly había fumado 27 porros antes de tocar. Mestre se rió a carcajadas al escucharlo: “Jaja, es imposible. Ni a palos. Ese un mito. Ni había olor a porro. Ni medio me fumé, y él tampoco. Teníamos el mismo camarín”. El contexto político de la época también marcó la experiencia de Sui Generis. Mestre relató: “Era una época heavy. Mirá, yo usé una guitarra que me prestó Alejandro de Michele, de Pastoral. Él no fue, pero sí Miguel Ángel Eurasquín, el otro del dúo, y se lo llevaron en cana. A nosotros nos llegaron a decir ‘muchachos, las letras de Instituciones, algunas hay que cambiarlas; si no, la otra opción es que no sacan el disco’. Era una pelotudez. Hay que acordarse que nosotros teníamos 21 años. En Uruguay, por la canción Botas Locas nos cagaron a palos, nos vendaron los ojos, nos llevaron tirados en una camioneta, a la noche con remera, con frío. Éramos los cuatro Sui uno en cada punta, al aire libre. Los plomos también presos. Se llevaron los equipos. Bueno, ahí aprendimos. Descubrimos el riesgo finito que había con lo que nos habían dicho sobre Instituciones. Y acá nuestro miedo era la Triple A. Por eso a Botas Locas no la hicimos en la primera función, porque si nos llevaban en cana en la primera no había segunda, y ahí sí lo tocamos. Es un tema irónico”. Tráiler de la película "Adiós Sui Generis" Al abordar los motivos de la separación, Mestre ofreció su perspectiva: “Está la versión que cuenta Charly, la que cuento yo, la que cuenta Álvarez, el manager, porque que el Adiós Sui Géneris fue su idea, de alguna manera. No fue ni de Charly ni mía. Yo me empecé a ir de alguna manera desde noviembre del 74. Cuando entraron Rinaldo y Juan se empezó a perder la magia que teníamos con Charly. El desgaste y las limitaciones del mercado musical también influyeron en la decisión: “Yo le decía a Charly desde tiempos inmemoriales que teníamos que salir a tocar afuera: ‘Esto es un embole’. Íbamos a tocar, el sonido de terror, cuando la gente se ponía a cantar más fuerte que vos, era tipo llegarse a plantearnos ‘¿qué estoy haciendo acá?’. Dábamos una vuelta: Buenos Aires, los clubes del conurbano, Rosario, Santa Fe, Córdoba. A veces Mendoza... Y otra vez lo mismo. Cuando algo se hace rutinario, la energía cambia absolutamente. Era aburrido, como ir a laburar. Charly, en junio o mayo, me dijo: ‘Che, no da para más esto’“. El proceso de separación se extendió durante varios meses, con intentos de revitalizar la banda y propuestas de nuevos shows. La despedida en el Luna Park, en realidad, no fue el último concierto del grupo. El último show tuvo lugar en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, en condiciones muy distintas a las del Luna Park: “Tocamos en un galpón de chapa, un frío de cagarse, había 300 personas. Podíamos haber seguido, hacer un adiós tipo Los Chalchaleros. Pero pasó algo. Salimos de Caleta con Charly juntos en un auto, atrás una camioneta con los equipos y después Rino y Juan en otro auto. Cuando llegamos a Comodoro Rivadavia nos llamaron porque había volcado el camión con todos los equipos. Se había perdido todo, excepto mi guitarra, el bajo de Rinaldo y un Minimoog de Charly. Llevamos todas las cosas al aeropuerto directamente, porque nos volvíamos a Buenos Aires al día siguiente. La cana nos tranquilizó: ‘Vamos a poner una cinta, déjen todo acá’. Nos fuimos a dormir y cuando fuimos al día siguiente faltaba el Minimoog, lo habían robado. Cuando llegamos a Buenos Aires tomé un taxi con Rinaldo y chocamos. Y entonces fue ‘Hola, Charly, chau, listo’”. La relación entre ambos músicos se mantiene vigente, como lo demuestran las imágenes. En cada reencuentro, la complicidad y el afecto entre García y Mestre se hacen evidentes, dejando claro que la historia de Sui Generis sigue viva en la memoria y el presente de sus protagonistas.
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