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» Clarin
Fecha: 18/12/2025 06:32
En un futuro no muy lejano que se asemeja de manera preocupante a nuestro presente, las mercaderías, el entretenimiento y la publicidad han ocupado hasta los más pequeños espacios de la vida cotidiana. Las drogas están por todos lados, como una panacea contra el aburrimiento y la desesperación. Hasta que una película apasionante e hipnótica , Infinite Jest (la broma infinita) irrumpe en la escena, cancelando en un instante todo deseo, salvo el de seguir mirándola, hasta el infinito, hasta la muerte. Esto escribía Jonathan Franzen, uno de los más importantes escritores estadounidenses vivos sobre Infinite Jest, la descomunal novela de David Foster Wallace (1996). Entonces pienso en el paroxismo que ciertas manifestaciones que vivimos como excepcionales, están desencadenando: la irrupción de la IA, en su versión Terminator, como punto final de la humanidad, la descomposición de los tejidos sociales, la homofilia y el embrutecimiento que generan las redes sociales, la xenofobia y el racismo como leit motiv político, el poder de las finanzas y la tecnología que manejan el mundo a su imagen y semejanza, las atrocidades de las masacres acomodadas a las siempre fluctuantes y cada vez más mutantes historias oficiales, la proliferación de líderes mesiánicos, poseedores de “la verdad” revelada, y los llantos desgarradores por la pérdida del paraíso perdido (sin un atisbo de autocrítica). Recordemos la máxima de Gramsci (1891-1937) : el viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro aparecen los monstruos. Vivió entre 1891 y 1937. El peligro de los malos diagnósticos es la utilización de peores recetas. El mundo nunca es una novedad, a lo sumo es una broma infinita, muchas veces de mal gusto. Quizás sería oportuno entender que no vivimos algo excepcional, sino simplemente otra etapa de transición (una vez más, cruel y dolorosa). En su último libro, el físico teórico Carlo Rovelli “sobre la igualdad de todas las cosas “(2025), basado en un curso que dio en la Universidad de Princeton acerca de las implicaciones filosóficas de la actual revolución científica, dice: el mundo que emerge de la revolución científica que arrancó en el siglo XX es un mundo que no está hecho de objetos, no ocupa un espacio, no se desarrolla en un tiempo y no es gobernado por causas y efectos. Es un mundo tejido de relaciones, compuesto del entrelazarse de perspectivas. Es un mundo contra intuitivo que nos invita a modificar los conceptos con los que estamos acostumbrados a organizar la realidad, a abandonar las certezas y a renunciar a los fundamentos últimos. No debemos quedar atrapados en conceptos, que no son otra cosa que el producto de experiencias, que siempre son muy limitadas. A malos diagnósticos, pésimas recetas. Sergio Leone, el padre de los Western Spaghetti, decía que el fascismo de Mussolini era una estupidez tomada demasiado en serio. Y agregaba que, siempre se conocen las cifras de la vergüenza de los vencidos, jamás la de los ganadores…
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