18/12/2025 08:01
18/12/2025 08:00
18/12/2025 07:59
18/12/2025 07:58
18/12/2025 07:58
18/12/2025 07:56
18/12/2025 07:55
18/12/2025 07:53
18/12/2025 07:53
18/12/2025 07:51
» Clarin
Fecha: 18/12/2025 06:34
Diez años pasaron desde aquel 16 de diciembre de 2015 en el que la Unión Argentina de Rugby presentaba en sociedad un equipo profesional que usaría una camiseta anaranjada y competiría con las franquicias de las tres grandes potencias del hemisferio Sur. Diez años pasaron desde el nacimiento de Jaguares, un ambicioso proyecto profesional, que tuvo una vida corta pero exitosa y ayudó a potenciar el desarrollo del rugby celeste y blanco y a posicionar la marca argentina en el mundo de la ovalada. Con Raúl Pérez como head coach y Agustín Creevy como capitán, la franquicia nacional debutó en el Super Rugby en 2016 sin hacer mucho ruido en un torneo que se había expandido a 18 equipos. Los argentinos se midieron con rivales de Nueva Zelanda, Japón y Sudáfrica (no de Australia) y terminaron con un récord de cuatro victorias y 11 derrotas, sin clasificarse a los playoffs. Después de esa discreta primera temporada, el equipo empezó a crecer y en 2018, con Mario Ledesma como entrenador, hizo el primer click. En esa edición del certamen, que otra vez tuvo 15 franquicias, ganó nueve partidos, perdió siete y terminó séptimo en la tabla general de la primera fase, para clasificarse a cuartos de final. Pero en esa instancia lo frenó el poderoso Lions de Sudáfrica. Ledesma dejó su cargo vacante cuando se hizo cargo de Los Pumas en agosto de ese año; y Gonzalo Quesada aceptó el desafío de ponerse al frente de Jaguares y llegó al equipo a un nuevo nivel. En 2019, los argentinos festejaron once triunfos en 16 partidos (cerró la fase regular con récord 4-1) y quedaron segundos en la tabla. Se hicieron fuertes en Vélez, donde vencieron a Lions en cuartos y aplastaron al Brumbies australiano en semis para meterse en la final. Pero Crusaders, el mejor equipo de la temporada, les puso la vara muy alta en la definición en Christchurch y los dejó sin festejo. La decepción instantánea tras la derrota en la final de 2019 con Crusaders. Foto AP Photo/Mark Baker La decepción por esa derrota fue superada rápido por el orgullo y la ilusión. Es que con un equipo que ya no se achicaba ni se dejaba dominar por nadie sin dar pelea, la idea era ir por la revancha en la siguiente edición y apuntar con todo al título. Pero el destino tenía otros planes. La pandemia de coronavirus, que paralizó al mundo durante casi todo 2020, forzó a suspender la temporada del Super Rugby tras la séptima fecha -la franquicia argentina ni siquiera pudo jugar el séptimo partido, ante Highlanders en Buenos Aires, que fue cancelado- y ese fue el comienzo del fin. Sin Super Rugby, la UAR le dio via libre a los jugadores y al cuerpo técnico -que seguían bajo contrato con la Unión- para negociar incorporaciones con clubes de Europa, donde a mediados de año se empezaron a relajar las restricciones de viajes y competencias. Quesada volvió al Stade Français y lo siguió el éxodo de jugadores, que arrancó con la salida de jugadores clave como el capitán Jerónimo de la Fuente, Guido Petti, Matías Alemanno y Marcos Kremer. Mientras el equipo se desarmaba, desde el otro lado del mundo llegaban rumores de que el Super Rugby como se conocía hasta ese momento ya era historia. De La Fuente y Quesada, dos piezas claves de 2019, encabezaron el éxodo que terminó de desarmar el equipo. Foto ALEJANDRO PAGNI / AFP Nueva Zelanda y Australia -países que armaron burbujas estrictas y se aislaron del resto del planeta para evitar la difusión del virus- armaron versiones locales del torneo con sus propias franquicias. El éxito de esos torneos sumado a las ventajas económicas de no tener que compartir los ingresos con los otros países que aportaban menos que ellos a la bolsa de dinero que se repartía entre todos ni gastar en viajes a territorios lejanos terminó de convencerlos de que no había vuelta atrás. La única chance de Jaguares era, entonces, sumarse a las franquicias sudafricanas para jugar su propio certamen. Pero a fin de año, los cuatro principales equipos de ese país, Sharks, Stormers, Bulls y Lions, anunciaron que se sumarían al Guinness Pro 14 de Europa en 2021 y abandonarían los certámenes de la SANZAAR. Bajo el nombre de Jaguares XV, una nueva versión de la franquicia argentina recaló en la Superliga Americana -rebautizado luego como Super Rugby Américas-, que había nacido en 2020. Fue campeón en 2021 -ganó todos sus partidos con punto bonus- y semifinalista en 2022, en la temporada que marcó el fin del camino. "Fue una época estupenda, lo pasamos muy bien y aprendimos mucho. Y estuvimos a punto de ganar a los Crusaders", comentó hace unos meses Agustín Pichot, uno de los principales impulsores de Jaguares, en una entrevista con el diario australiano The Sydney Morning Herald, recordando tiempos felices. Jaguares XV campeón de la Superliga Americana de Rugby 2021. Foto Prensa UAR Aunque avisó: "Ese tren ya pasó. No creo que ahora a Argentina le convenga tener franquicias al otro lado del mundo. Al menos, no en este momento. El juego es demasiado caro como para crear equipos y participar en competiciones que no podemos permitirnos. Nuestra franquicia costaba entre 5 y 10 millones de dólares y eso es lo que pasa cuando no es sostenible. No vamos a entrar en esa carrera si significa que vamos a llevar a la Unión a la quiebra". La desaparición de Jaguares fue un golpe duro para el rugby argentino. En lo económico, porque fue una fuente de ingresos importante para la UAR. Y también en lo deportivo, porque ese fue un equipo que pisó fuerte y tuvo una identidad propia que se trasladó también a Los Pumas -en los primeros dos años, los jugadores que no jugaban en la franquicia no podían ser convocados a la selección de XV- y que impulsó el crecimiento de varias generaciones de jugadores, que ahora se deberá buscar por otro lado. Basta revisar el plantel del seleccionado dirigido por Felipe Contepomi que jugó el Rugby Championship en este 2025 para encontrar varios nombres que pasaron en algún momento por la franquicia, como Julián Montoya, Marcos Kremer, Pablo Matera, Mayco Vivas, Bautista Delguy, Guido Petti, Santiago Carreras y Juan Cruz Mallía.
Ver noticia original