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» Diario Cordoba
Fecha: 20/11/2025 04:05
Nathaly Salazar, valenciana de 28 años, desapareció el 2 de enero de 2018 en la cordillera de los Andes, en Perú. Un par de días antes había avisado a su familia de que iba a salir de excursión cerca de Cuzco. Los dos instructores de una tirolina que cruzaba el Valle Sagrado de los Incas fueron condenados por homicidio culposo -imprudente-, encubrimiento, omisión de denuncia y hurto (se quedaron sus pertenencias). La policía y la justicia hablan de accidente, pero la familia duda. Han investigado en la zona, no hay rastro de accidente posible. ¿Qué pasó realmente? Los autores de su muerte callan y Nathaly, simplemente, no aparece. Aventurera, solidaria, deportista, siempre sonriente. Nathaly partió a finales de 2017 desde Valencia a Ecuador y de Ecuador a Perú. Viajaba de mochilera. Lo había hecho antes, pero nunca sola. En cada viaje, una norma: llamar, escribir y dar señales, avisar si la cobertura iba a jugar una mala pasada. El 3 de enero de 2018 se rompió dicha regla. Días antes avisó que iba a salir de excursión al día siguiente por la zona de las ruinas de Maras y a las salineras, en el complejo arqueológico de Moray, cerca de Cuzco (Perú), que no se preocuparan. No volvieron a saber de ella. Nathaly Salazar lleva siete años desaparecida / En Paradero Desconocido La versión oficial, con condena incluida, dice que Nathaly murió en un accidente subida en una tirolina que cruzaba el Valle Sagrado de los Incas el mismo día de la excursión, aquel fatídico 2 de enero, y que los que ejercían de responsables de la atracción, Luzgardo y Jainor, se asustaron, y tiraron su cuerpo para que nunca apareciera. Ambos fueron condenados a once años por ello. Aunque poco después, por "desproporcionada", les redujeron la pena a siete años y medio. Desde este jueves, En Paradero Desconocido aborda el caso de Nathaly Salazar en dos nuevas entregas. A lo largo del primer episodio, Alexandra y Tamara, madre y hermana de la joven desaparecida, hablan -ante los micrófonos de PRENSA IBÉRICA- del desgarro que supuso saber que la joven valenciana de origen ecuatoriano había desaparecido. Narran el dolor, la angustia y el miedo. La dificultad de buscar cuando se está a miles de kilómetros de distancia. El trance de buscar con unas diligencias, aseguran, en las que impera la “negligencia”, las “mentiras” y “dejadez”. “Hubo mucha negligencia por parte de la policía de desaparecidos del Cuzco”, afirma, contundente, Alexandra. “Mintieron… Nos engañaron. Nosotros íbamos investigando, íbamos viendo -y vamos viendo- tanta mentira...”, cuenta la madre de Nathaly llena de dolor. En el primer capítulo desgranan que, desde España, la búsqueda se hizo insoportable. Alexandra llamaba y llamaba. “Señora, no nos ponga nerviosos. Su hija estará en la montaña drogada, ya aparecerá”, contestaron. No hubo un ápice de búsqueda. “Me colgaron… y ya está”. El dolor motivó el primero de los viajes de la familia a los once días de saltar las alarmas -realizarán hasta cinco- para encontrar a la joven mochilera. “Si mis padres no hubieran ido a buscarla realmente nadie la hubiera buscado”, lamenta su hermana, Tamara también. “Han ido peritos para ver si hubo un accidente… Nunca hubo rastro de sangre, nunca hubo rastro de que se hubiera levantado un tornillo, alguna cuerda mal sujetada. El accidente no sucedió” A lo largo del primer capítulo, Alexandra y Tamara describen de forma cronológica cómo van descubriendo que Nathaly no está y, lo peor, cómo se trama una “versión oficial” con la que no están de acuerdo: la de la muerte accidental, que se ha hecho firme hasta el día de hoy. “Hemos hecho todas las todas las investigaciones posibles”, afirma su hermana Tamara con dolor. “Han ido peritos para comprobar si hubo un accidente… Nunca hubo rastro de sangre, nunca hubo rastro de que se hubiera levantado un tornillo, alguna cuerda mal sujetada. No sé cualquier cosa. No hubo nada, absolutamente nada”. El accidente, consideran, “no sucedió”. PI STUDIO “Para mí se me ha hecho, no sé si obsesión”, se duele su madre, “no lo sé, pero veo gente indigente y corro, digo, a lo mejor mi hija está ahí y está perdida su memoria, no se acuerda quién es y está vagando por las calles”, lamenta Alexandra. Madre e hija recorren un mapa que hasta la fecha desconocían. Su búsqueda, sus miedos, su dolor, su impotencia, con el añadido que supone que sea “otra Justicia, otra policía quien busque”. En En Paradero Desconocido ambas muestran el desgarro ante la ausencia. El infierno de no saber y la lucha por encontrar respuestas. Contradicciones Luzgardo y Jainor, este último taxista que ejerció de instructor, fueron detenidos y mantuvieron su teoría ante el juez y ante la policía: “Murió y nos deshicimos de su cuerpo por miedo”. Mienten, afirman en casa de Nathaly. “En la primera declaración dicen que a las 13:30, mi hija estaba muerta. Luego, en las segundas declaraciones dicen que fue a las 15:00 horas de la tarde. El teléfono de mi hija tiene una conversación con una amiga a las 12:58”, arranca Alexandra. “Estaban conversando, se alarga la conversación y mi hermana contesta en una hora en la que ellos dicen que estaba fallecida ya”, concluye su hermana también. A lo largo del episodio ambas describirán su investigación personal en la que han hallado “mentiras y corrupción por parte de los mandatarios peruanos” en una zona, descubrirán, dominada por narcos y en la que se practica la trata de mujeres. Madre e hija cuentan la dificultad de avanzar, cuando por miedo, todos callan. ¿Qué ocurrió realmente con Nathaly Salazar?
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