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  • La baja de la violencia en Santa Fe expone otros problemas

    » La Capital

    Fecha: 17/11/2025 14:40

    La baja de la violencia en Santa Fe expone otros problemas La disminución de las muertes vinculadas al crimen organizado, dejaron a la vista los conflictos entre personas que terminan en tragedia sin que medie un mercado criminal Por Esteban Franco Santantino / Secretario de Análisis y Gestión de Información, Ministerio de Justicia y Seguridad de Santa Fe 17 de noviembre 2025 · 06:05hs La provincia de Santa Fe sostiene, por segundo año consecutivo, la mayor caída de homicidios en décadas y transita un cambio profundo. Durante años, Rosario fue una ciudad signada por las balas. Un lugar donde cada crimen parecía tener la firma de un mercado ilegal que dictaba horarios, territorios y silencios. En 2022 y 2023, esa maquinaria desatada llegó a cifras que superaban por largo las centenas. En 2024 con la asunción de Maximiliano Pullaro y la designación de Pablo Cococcioni en el Ministerio de Justicia y Seguridad la violencia comenzó a ceder, con mucho esfuerzo y muertes dolorosas. Los homicidios cayeron cerca de un 70%, y la ciudad que había sumado 262 muertos un año antes, registró 92. Un descenso así no se explica con un solo factor; es más bien el resultado de un Estado que decidió mover sus piezas con la firmeza. Este 2025, con 97 homicidios al 11 de noviembre y con varios meses con un solo dígito en muertes, la tendencia a la baja parece confirmarse. Si los números se mantienen, Rosario terminará este 2025 un poco por encima del año pasado y la provincia, que había tenido 406 homicidios en 2022 y 399 en 2023, sostendrá este 2025 la baja del año pasado con una cifra cercana a los 200, es decir el 50% de caída en las muertes violentas. Esta nueva realidad pone de manifiesto otro tipo de violencia que no se resuelve solo con más policía, más patrullaje y mejores investigaciones. Estas muertes, que bien podrían explicar esta diferencia del 2025 con respecto al 24, no vienen de las sombras de la criminalidad, ni de bandas o desprendimientos peleando por el territorio, sino de un espacio más íntimo y, justamente por eso, más difícil de anticipar. Discusiones entre personas que ya se conocían, parejas que anidan violencia en su seno y terminan en femicidios, vecinos que antes compartían la calle y ahora se dividen la tragedia entre víctima y victimario. La violencia que antes se ocultaba detrás de la disputa criminal se empezó a filtrar en las grietas que dejó el descenso de los homicidios y hoy se nota con más nitidez. Las cifras oficiales ayudan a entender esa mudanza silenciosa. Los homicidios vinculados al crimen organizado cayeron más de 20 puntos, del 63,5% al 41,2% del total provincial. Mientras tanto, los hechos interpersonales se expandieron: del 20,1% al 37,1%, y en el departamento La Capital ya representan más de la mitad de los casos. En Rosario, donde antes uno de cada diez homicidios nacía de un conflicto personal, hoy más del 23% responden a esas historias pequeñas que se incendian y estallan repartiendo esquirlas y dejando daños colaterales impensados. En este nuevo mapa, no alcanza con la Policía. El problema es más complejo, más enraizado en el acerbo cultural. La violencia que surge entre quienes comparten la misma mesa, la misma calle, o quienes compartieron la misma cama. Ahí la seguridad no es la única respuesta posible. Hace falta la participación de las áreas sociales, el oído entrenado, el acompañamiento de género, la presencia que no patrulla sino que escucha y actúa en consecuencia. La provincia logró reducir la violencia que provenía de las estructuras criminales y está logrando sostener la tendencia. Eso, sin duda quedará registrado en la historia y se estudiará como un fenómeno inusual en las universidades que se ocupan del tema. Con ciudades que vuelven a caminar sin mirar atrás cuando escuchan el riudo de una moto, el desafío es comprender este tipo de furia, la que no responde a un negocio ilícito, sino a una violencia nacida de la socialización. En ese cambio la provincia de Santa Fe no sólo baja sus homicidios, los cuenta de otro modo para entenderlos y atenderlos.

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