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  • Mitos de la educación canina: el error de pensar que el humano debe ser el “alfa”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 15/11/2025 02:39

    Data Animal - ¿Cuál es el mejor método para educar a un perro? Un nuevo episodio de Data Animal, conducido por Melina Brizuela para Infobae, profundizó en los principales mitos relacionados con la educación canina. El invitado fue Juan Manuel Liquindoli, psicólogo y especialista en comportamiento animal, quien expuso los efectos de los métodos tradicionales en la relación entre humanos y perros. “Vamos a simplificarlo en mitos sobre la educación canina”. La conversación se orientó rápidamente hacia el mito más frecuente: la creencia de que “al perro hay que retarlo cuando hace las cosas mal. Y el dedito y el grito y el castigo”, expuso Liquindoli al abordar el eje central. El especialista respondió de manera directa: “Este es un mito que le ha hecho mucho daño a la educación canina y a los perros... y a las personas. Esto genera una concepción, un paradigma de cómo entender la relación con el perro”. Sabemos que el miedo tiene un componente genético relevante, insiste. Los factores que determinan el comportamiento del perro incluyen el período sensible de socialización, los aprendizajes a lo largo de la vida, el ambiente donde vive y los métodos de educación empleados. Todo eso interviene en su comportamiento, no el deseo de ser el “alfa” frente al humano. El uso de métodos aversivos en la educación de perros incrementa el miedo y la agresividad (Imagen Ilustrativa Infobae) Acerca de los daños de los métodos tradicionales, Liquindoli enfatizó: “Esto afecta no solamente la conducta del perro, porque puede generar problemas de agresividad o agravar agresividades preexistentes, sino que también repercute en su emocionalidad, puede incrementar el miedo y dañar el vínculo con el ser humano.” “No recomendamos bajo ningún punto de vista estas metodologías y prácticas”, dijo. Además, explica el cambio de paradigma necesario: “Hoy sabemos, porque existen numerosos estudios en los últimos quince o veinte años, que atender las necesidades de los perros y trabajar con refuerzos son estrategias mucho más eficientes que el uso de castigos o estímulos aversivos”, subrayó. La dominancia: mito y realidad en la educación canina El episodio exploró uno de los mitos más arraigados: la supuesta necesidad de que el humano sea “alfa” y la creencia de que los problemas de comportamiento surgen porque el animal intenta dominar. En el episodio se resumió el pensamiento popular: “Y la dominancia de que él tiene que entender que yo soy el alfa en esta manada”. Expertos recomiendan estrategias de refuerzo positivo como alternativa a los castigos tradicionales (Imagen Ilustrativa Infobae) Liquindoli desmontó esta visión: “Este es un mito que le ha hecho mucho daño a la educación canina y a las personas. Esto genera una concepción errónea de cómo entender la relación con el perro. La noción de que los perros nos quieren dominar se origina en estudios de David Mech, quien en 1990 investigó lobos en cautiverio. Observó que algunos individuos permanecían en conflicto constante por recursos y acuñó la idea del ‘lobo alfa’.” El especialista señaló que el propio Mech revisó y desmintió esa interpretación. “David Mech, quince años después y tras estudiar a los lobos en libertad, vio que no se organizan según la dominancia, sino que funcionan como una familia. Redefinió los términos para hablar de padres, individuo macho reproductor y hembra reproductora, ya que los grupos de lobos en la naturaleza se establecen por parentesco”, afirmó. Trasladar ese paradigma al perro doméstico, explicó Liquindoli, solo provocó confusión y perjuicios: “Surgió la idea de que los problemas de comportamiento se deben a que el perro quiere dominar o no entiende su lugar en la manada. Se asociaron conductas indeseadas a una supuesta dominancia, pero hoy se sabe con certeza que los problemas de conducta no responden a esa lógica”. Para el especialista, el comportamiento del perro responde a una multiplicidad de factores: genética, período sensible de socialización, contexto, rutina y aprendizajes. La clave está en comprender esas variables y dejar atrás el mito de la dominancia, favoreciendo métodos educativos acordes a la ciencia actual y el bienestar animal.

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